Taiwán, el puercoespín, se prepara para la guerra

La industria local prioriza los misiles, drones y satélites

Por Anders Corr
12 de noviembre de 2022 3:24 PM Actualizado: 12 de noviembre de 2022 3:25 PM

Comentario

El líder chino Xi Jinping vuelve a hablar de guerra. El 9 de noviembre, pidió a sus militares que se entrenen para una «nueva era» y se preparen para un conflicto militar por el «aumento de la inestabilidad y la incertidumbre». Este nuevo y desafiante mundo podría llegar antes de lo que la mayoría cree y a punta de bayoneta del Ejército Popular de Liberación (EPL). Dado que Hong Kong y trozos de India y del Mar de China Meridional ya cayeron, el próximo objetivo más probable es Taiwán.

El subsecretario de Defensa de Estados Unidos, Colin Kahl, dijo que un ataque a la democracia isleña podría llegar en cualquier momento.

«Yo no creo que en los próximos dos años sea probable que invadan Taiwán. Pero nunca se sabe», dijo el 4 de noviembre. Xi «ciertamente dio a sus militares el encargo de tener esa capacidad para fines de esta década y probablemente para 2027».

El gobierno de Taipei no está esperando para saber eso. Los preparativos de defensa ya están en marcha, con un cambio estratégico que pasa de la compra de grandes sistemas de prestigio, como aviones de combate y buques de guerra, a los más pequeños pero igualmente letales misiles antibuque y tierra-aire.

Conocida como la estrategia del puercoespín, el cambio de Taiwán se aprovecha de la principal debilidad de China, el traslado de soldados por barco y avión a través de las 110 millas de agua llamadas Estrecho de Taiwán. Taipei cuenta con una ventaja asimétrica, ya que los misiles necesarios para alcanzar los aviones y barcos chinos son mucho más baratos que sus objetivos.

Lo más probable es que Estados Unidos y Japón ayuden a Taiwán, no solo con sistemas de armamento, sino con una intervención directa. La expansión de China supone una amenaza mayor para ambos países que la de Rusia, ya que el poder económico de China es unas 10 veces mayor. Permitir que China tome Taiwán también haría vulnerables las islas más meridionales de Japón y rompería la cadena de primeras islas que contiene la armada de China.

Buques de guerra iraníes, rusos y chinos durante un simulacro militar conjunto en el Océano Índico, el 21 de enero de 2022. (Oficina del ejército iraní/AFP a través de Getty Images)

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aumentó el nivel de compromiso con Taiwán al decir en cuatro ocasiones que su país defendería a Taiwán con la fuerza militar. Esto no ha cambiado la política de Estados Unidos sobre Taiwán, ya que siempre fue, probablemente, para defender al país. Tampoco ha cambiado drásticamente la política de ambigüedad estratégica porque la Casa Blanca usualmente ha seguido las amenazas de Biden con más circunspección. Lo que Biden ha hecho es aumentar el compromiso militar con Taiwán, lo que ayuda a disuadir a China.

Pero después de ver cómo Filipinas, Ucrania e India pierden territorio a manos de China y Rusia, Taiwán no puede depender totalmente de la intervención de Estados Unidos. Además de los misiles, Taiwán está priorizando la producción de drones armados y la ciberdefensa.

El ejército ucraniano ha demostrado la eficacia de los drones, ya sea del tipo que dispara misiles y regresa a la base o de la variedad kamikaze más pequeña. Taiwán compró numerosos drones armados a Estados Unidos, pero también está desarrollando su propia industria autóctona, por si la armada del Ejército Popular de Liberación logra bloquear la isla.

La capacidad de Taiwán de utilizar Internet para informar al mundo sobre un ataque en curso también será importante para conseguir el apoyo de la opinión pública mundial. Si China intenta cortar el acceso de Taiwán a Internet, por ejemplo, cortando los cables submarinos, el ministerio de Asuntos Digitales de Taipéi, que lleva dos meses de antigüedad, está desarrollando un servicio de respaldo que no depende de gobiernos o empresas extranjeras. El ministerio planea conectar las torres de telefonía móvil 5G a 700 receptores de satélite de una órbita terrestre media o baja.

«Beijing ha utilizado su maquinaria de guerra informativa para socavar la confianza de la población taiwanesa en la gestión de su gobierno ante la pandemia de coronavirus», según Josh Rogin en The Washington Post.

«Las campañas de influencia chinas promueven a los candidatos pro-Beijing en las elecciones taiwanesas … [y se centran] en convencer a los taiwaneses de que su democracia es una fachada y que sus líderes están controlados por la CIA».

El viaje de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a Taiwán en agosto fue un ensayo general. Después, los ciberataques chinos inutilizaron los sitios web del gobierno de Taiwán y proyectaron la desinformación. Los ciudadanos taiwaneses se organizaron contra la desinformación mediante campañas de comprobación de hechos.

Mientras que Taiwán está tomando medidas concretas para defenderse, la administración Biden y el gobierno izquierdista de Australia piden una audiencia con Xi y concretamente hacen muy poco en suelo taiwanés para demostrar su compromiso y para disuadir la guerra. Demasiada retórica y diplomacia llamativa —sin botas estadounidenses y australianas en el terreno para respaldarla— podría en realidad aumentar el riesgo de un conflicto.

Biden y el primer ministro de Australia, Anthony Albanese, parecen pensar que «la mandíbula es mejor que la guerra», como dijo una vez un primer ministro británico. Puede que eso no sea cierto con Xi, en cuyo caso reunirse con él no hace más que apaciguar su ego, ocultar el peligro a la opinión pública y patear la lata de la guerra por un camino cada vez más vertignoso.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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