La creciente amenaza que la China comunista supone para Taiwán exige un replanteamiento del papel de Estados Unidos en la región Indo-Pacífica y una muestra de apoyo diplomático y militar a Taiwán para evitar que el régimen chino se envalentone cada vez más ante los recientes fracasos estratégicos de las potencias occidentales.
Eso es lo que dice el exsecretario de Estado estadounidense Mike Pompeo, que habló en un evento de la Fundación Heritage el 16 de marzo.
Mientras el mundo centra su atención en la crisis de Ucrania, es crucial que Estados Unidos y sus aliados no caigan en prestar atención solo a una cosa e ignoren el creciente peligro para el gobierno de Taiwán, subrayó Pompeo.
«Tenemos que asegurarnos de que seguimos centrándonos en las cosas que presentan el siguiente riesgo, el siguiente gran desafío para la dignidad humana, nuestra civilización y nuestra forma de vida aquí en el país», dijo.
Tras visitar Taiwán hace poco más de una semana, Pompeo dijo que le quedó claro que para garantizar que Taiwán pueda defenderse de las amenazas externas es necesario que el mundo reconozca la identidad de la isla como nación soberana.
Solo un pequeño puñado de países reconoce diplomáticamente a Taiwán como país, mientras que la mayoría de los países, incluido Estados Unidos, mantienen lazos no oficiales con la isla. El Partido Comunista Chino considera la isla autogobernada como parte de su territorio, el cual puede tomar por la fuerza si es necesario.
«No forma parte de China. Si se convirtiera en parte de China, no se trataría de una reunificación, sino de una acción agresiva para destruir la soberanía de un país independiente, y durante mucho tiempo. Pero Occidente se ha alejado de esta [postura] bajo amenazas coercitivas del Partido Comunista Chino», dijo Pompeo.
«Así que ningún líder en Occidente ha estado preparado para afirmar el simple hecho de que se trata de una nación soberana e independiente. Tenemos que proteger la soberanía de Taiwán. Es hora de que Estados Unidos lo haga».
Pompeo habló el mismo día en que surgieron reportes de que el ministro de Asuntos Exteriores de Taiwán se había negado a comentar la veracidad de un supuesto documento, presuntamente filtrado por un miembro del servicio de inteligencia de Rusia, en el que se afirma que el líder chino Xi Jinping planea invadir Taiwán antes de fin de año.
En el análisis de Pompeo, Xi se ha envalentonado definitivamente con la caótica retirada de Estados Unidos de Afganistán, que muchos consideran uno de los peores fiascos de la política exterior de los últimos años. El líder chino, dijo, ha encontrado más estímulo en las vacilaciones de Occidente sobre cómo hacer frente a la creciente amenaza a Ucrania en los meses previos a la invasión del 24 de febrero.
«Nosotros, en Occidente, nos unimos solo después de que hubiera un enorme sufrimiento y devastación en Ucrania», dijo Pompeo.
La lección para la región del Indo-Pacífico que Xi extrae de estos recientes fracasos es clara, en opinión de Pompeo.
«Xi debe preguntarse seguramente si no tendrá un pase libre, una mordida gratis a la manzana, antes de que Occidente empiece a proteger a las naciones soberanas de la región. No podemos permitir que eso ocurra», dijo.
La prosperidad de Taiwán es un atractivo adicional para la invasión, argumentó Pompeo, quien describió a Taiwán como uno de los pocos países del mundo que ha logrado, en medio de la agitación de la pandemia, un crecimiento económico sostenido durante cinco años y más.
«Tenemos que asegurarnos de que el pueblo taiwanés, que estará preparado para luchar y defender a su nación, tenga las herramientas y los recursos que necesita», dijo Pompeo.
El exfuncionario sugirió además que el alcance de las ambiciones territoriales de Xi en la región no se limita a Taiwán. Recordó haberse reunido con el gobernante norcoreano Kim Jong Un durante su época de secretario de Estado. En una de esas reuniones, Pompeo preguntó a Kim cómo sería la península coreana en ausencia de fuerzas estadounidenses en Corea del Sur.
Para sorpresa de Pompeo, Kim dijo que ese escenario no le interesaba realmente. El líder norcoreano es consciente de que la presencia estadounidense lo protege tanto como a los líderes de las naciones libres de la región, dijo.
Kim ve la presencia de Estados Unidos en la península como un baluarte contra la verdadera amenaza, que proviene de Xi Jinping», dijo Pompeo.
Xi busca continuamente «un poco más de territorio, un poco más de propiedad y un poco menos de libertad en la frontera china», dijo.
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