Taiwán solicita participar en la Asamblea de la ONU en tiempos de pandemia

Por NATHAN SU
11 de septiembre de 2020 6:41 PM Actualizado: 11 de septiembre de 2020 6:41 PM

Análisis de noticias

En medio de la pandemia de COVID-19 la solicitud de Taiwán para asistir a la Asamblea General de la ONU de este año tiene un peso adicional para los líderes mundiales: Taiwán es una de las pocas naciones que enfrenta con éxito la actual crisis de salud, mientras que el régimen chino ha recibido las críticas de muchos países por su encubrimiento al primer brote de la pandemia.

Bajo la presión política de China, es probable que la organización internacional excluya nuevamente a Taiwán de asistir a la Asamblea General, que se celebrará entre el 15 y 30 de septiembre, en Nueva York, Estados Unidos.

El régimen chino considera a Taiwán parte de su territorio, a pesar de que la isla opera como un estado de facto, con su propio ejército, moneda y gobierno elegido democráticamente.

Beijing ha presionado continuamente a las organizaciones internacionales, como las Naciones Unidas, para que acepten los reclamos de soberanía de China.

“A 23,5 millones de taiwaneses se les niega el acceso a las instalaciones de la ONU. A los periodistas y medios de comunicación taiwaneses también se les niega la acreditación para cubrir las reuniones de la ONU”, escribió el ministro de Relaciones Exteriores de Taiwán, Jaushieh Joseph Wu, en uno de sus recientes comentarios que fue publicado en varios periódicos asiáticos.

Para conmemorar el 75 aniversario de las Naciones Unidas, el tema de la asamblea de este año será «El futuro que queremos, la ONU que necesitamos: reafirmando nuestro compromiso colectivo con el multilateralismo».

Taiwán no ha sido parte de la ONU desde octubre de 1971.

Debido al COVID-19, por primera vez la asamblea de la ONU se llevará a cabo virtualmente. A los diplomáticos que se unan al evento se les recordará todos los días sobre la pandemia en curso, en el marco del nuevo entorno virtual.

Taiwán, con su alta densidad poblacional, ha logrado tener menos de 500 casos confirmados y siete muertes desde el inicio del COVID-19, mientras que en todo el mundo ha habido más de 27 millones de infectados y más de 893.000 muertes.

Los expertos han atribuido el éxito de Taiwán a sus primeras medidas preventivas, que en gran parte provienen de su experiencia pasada lidiando con epidemias originadas en China. La presidente de Taiwán, Tsai Ing-wen, fue directora del Consejo de Asuntos del Continente, la agencia de la isla para gestionar las relaciones con China continental, durante la pandemia del SARS (síndrome respiratorio agudo severo) en 2003. El SARS causó 180 muertes en Taiwán.

Basándose en su experiencia pasada, la Agencia de Control de Enfermedades de Taiwán (DCA) envió a dos expertos en salud a Wuhan el 11 de enero, al enterarse de la misteriosa enfermedad que estalló a fines del año pasado y que guarda semejanzas con la neumonía. El DCA celebró su primera conferencia de prensa el 16 de enero con el fin de abordar el riesgo potencial para la salud que se originó en Wuhan, luego estableció rápidamente medidas de control fronterizo y un nuevo Centro de Comando Central de Epidemias que se ocupa del nuevo coronavirus.

Mientras tanto, otras naciones se han basado, casi totalmente, en la información de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, visitó Beijing y se reunió con el líder chino Xi Jinping el 28 de enero, cinco días después del cierre de Wuhan. Sin embargo, la OMS no declaró al COVID-19 como pandemia hasta el 11 de marzo.

El éxito de Taiwán frente a la propagación de la pandemia ha llamado la atención del mundo. En agosto, el secretario de Salud y Servicios Humanos de EE.UU., Alex Azar, visitó Taiwán con el propósito de discutir estrategias para contener COVID-19, convirtiéndose en el funcionario estadounidense de más alto nivel en visitar la isla desde 1979.

Los esfuerzos de la isla para ayudar a otras naciones son relevantes. “Taiwán ha donado 51 millones de mascarillas quirúrgicas, 1,16 millones de mascarillas N-95, 600.000 batas de aislamiento, 35.000 termómetros para la frente y otros materiales médicos a más de 80 países”, dijo Wu en su comentario.

La ONU, en el marco de su Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, se compromete a que «nadie se quede atrás» y que, dado que «la dignidad de la persona humana es fundamental, deseamos que se cumplan los objetivos y metas de todas las naciones y pueblos y para todos los segmentos de la sociedad».

Wu afirmó que la ONU está trabajando contra su propia visión, “cuando Taiwán, una de las democracias modelo del mundo y una historia de éxito en la contención de la pandemia actual, sigue sin poder participar e intercambiar experiencias e información con el sistema de la ONU».

En mayo, Taiwán fue excluido de una reunión anual de la Asamblea Mundial de la Salud, el órgano de toma de decisiones de la OMS, a pesar de su éxito en contener la pandemia.

Desde 2017, China le ha prohibido a Taiwán participar en la asamblea y en sus reuniones.

Wu enfatizó en su comentario: “La comunidad global debe hacer un esfuerzo concertado para forjar un futuro mejor y más sostenible. Taiwán está listo, dispuesto y es capaz de ser parte de estos esfuerzos».


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