Opinión
El gobierno talibán de Afganistán está ampliando su comercio y cooperación con Rusia y China, pero es poco probable que se produzca una verdadera alianza.
A principios de este mes, Kabul y Beijing firmaron un acuerdo de USD 540 millones para desarrollar campos de petróleo y gas de Afganistán. Este es el mayor acuerdo que han firmado los talibanes desde que tomaron el control del país en agosto de 2021. Inmediatamente después de que Estados Unidos se retirara de Afganistán, la economía colapsó. Como el régimen no ha sido reconocido por ningún gobierno occidental y está designado como terrorista global, Kabul ha sido sancionado con amonestaciones que restringen los flujos de efectivo hacia el país. Washington también congeló las reservas de moneda extranjera de Afganistán de alrededor de USD 7000 millones en Estados Unidos. EE.UU. los está colocando en un fideicomiso y liberará los fondos cuando haya un gobierno estable e internacionalmente reconocido en Kabul.
Desde agosto de 2021, la economía de Afganistán ha experimentado una caída de alrededor del 20 al 30 por ciento. Ahora, el 97 por ciento de la población vive por debajo de la línea de pobreza, mientras que el 95 por ciento dijo que había pasado hambre en el último año. El país se ha vuelto completamente dependiente de la ayuda exterior. Estados Unidos es el mayor proveedor de ayuda humanitaria a Afganistán, pero el Departamento del Tesoro de EE.UU. ha establecido reglas estrictas sobre la provisión de ayuda para garantizar que llegue a la gente y no al régimen.
Muchas organizaciones de ayuda internacional están reconsiderando su apoyo a Afganistán porque los talibanes han endurecido las restricciones a la participación de las mujeres en la vida pública. A las niñas se les ha prohibido la educación y a las mujeres se les ha prohibido trabajar en organizaciones no gubernamentales (ONG). La Organización Mundial de la Salud emitió un comunicado el 28 de diciembre de 2022, afirmando que, si a las mujeres no se les permite participar en el trabajo de las ONG, entonces ciertos programas de ayuda tendrían que suspenderse.
Las reservas minerales de Afganistán, incluidos los minerales de tierras raras, se estiman en un billón de dólares. Las sanciones impiden que los países occidentales inviertan en proyectos de extracción, lo que ha abierto la puerta a la inversión china. Actualmente, una empresa minera estatal está en negociaciones con los talibanes sobre la extracción de cobre. Sin embargo, todavía existen importantes problemas de seguridad. Si bien los talibanes controlan la mayor parte del país, el grupo terrorista ISIS todavía se opone activamente al gobierno de los talibanes y a la presencia china. En diciembre, ISIS bombardeó un hotel de propiedad china en Kabul.
Además de la amenaza de atentados del ISIS, otra arista en la dinámica entre talibanes y Beijing es que Afganistán alberga al Partido Islámico del Turkestán, antes conocido como Movimiento Islámico del Turkestán Oriental, una organización separatista que se opone a la represión en la región china de Xinjiang.
El compromiso de Beijing con los talibanes también compromete su relación con Islamabad. Pakistán ha estado plagado de ataques terroristas llevados a cabo por Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), los talibanes de Pakistán, que están estrechamente alineados con los talibanes en Afganistán. El objetivo declarado del TTP es derrotar al ejército de Pakistán y establecerse como gobernante de la región de Afganistán-Pakistán. Islamabad teme que el dinero que fluye de Beijing a Kabul finalmente apoye los ataques terroristas en Pakistán.
El ejército de Pakistán ha estado clamando por participar en ataques preventivos atacando al cuadro del TTP dentro de Afganistán. Los talibanes, aunque afirman ser neutrales en la disputa, han dejado muy claro que no tolerarían una violación en sus fronteras nacionales por parte del ejército de Pakistán.
Los talibanes han logrado firmar acuerdos comerciales con varios países, incluidos Kazajstán, Turkmenistán e Irán, mientras que China, Rusia e Irán han expresado interés en invertir en Afganistán. Rusia, al igual que China e Irán, no reconoce oficialmente al gobierno talibán, aunque sus líderes han sido invitados al Kremlin.
La mayor esperanza de reconocimiento de los talibanes era China, pero éstos fueron excluidos de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), celebrada en Samarcanda (Uzbekistán) en septiembre del año pasado. Tanto Rusia como China están abiertas a inversiones y relaciones comerciales con Afganistán, pero desconfían de que los terroristas se hagan pasar por refugiados e intenten entrar en sus respectivos países. Estas preocupaciones se vieron acentuadas en septiembre, cuando un terrorista suicida atentó contra la embajada rusa en Kabul.
ISIS, que ha dicho que Rusia es un “gobierno cruzado” y “enemigo del islam”, luego asumió la responsabilidad del ataque. Unas semanas más tarde, Kabul firmó un acuerdo para importar gasolina, diésel y gas rusos. Las ventas continuas de energía y recursos a Afganistán le permiten a Rusia eludir las sanciones y continuar financiando su guerra en Ucrania.
Parece haber una cooperación creciente entre estados fuera del orden occidental liderado por Estados Unidos, a saber, Irán, Rusia, China, Afganistán y Pakistán. Si bien comparten una desconfianza común o incluso un odio hacia Estados Unidos, sus intereses fundamentales no están claramente alineados. La tensión y la disputa entre ellos también les impide formar una verdadera alianza. Por el momento, parece que Beijing puede ser un salvavidas para Afganistán, y Kabul ayudará a Rusia a mantenerse a flote comprando su petróleo, pero la formación de un bloque política y económicamente significativo parece poco probable.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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