Hay un dicho chino que dice: “Leña, arroz, aceite, sal, salsa, vinagre y té son las siete necesidades para empezar el día”. Dado que el té es una parte integral de la cultura china, ha sido una larga tradición que los chinos ofrezcan té a sus huéspedes y también que terminen una comida con una taza de té.
Aquí vamos a profundizar en la cultura del té en China, que tiene una historia de 5000 años.
Hace unos 5000 años, antes de que las antiguas dinastías de China comenzaran, China se llamaba “La tierra de lo divino”. Esta era una época en la que se creía que los dioses habían coexistido con los seres humanos.
Se dice que semidioses como Fu Xi (伏羲), que fue el primer emperador de China, estableció un sistema matrimonial en la sociedad china y transmitió el conocimiento sobre cómo capturar peces usando una red, así como también la cría de animales, a los primeros chinos que vivían en condiciones primitivas.
Y también estuvo Shen Nong (神農), que significa “Agricultor Divino” o “Dios de la Agricultura”, quien se dice tenía un cuerpo de hombre, una cabeza de buey y un estómago transparente. Shen Nong enseñó al antiguo pueblo chino conocimientos medicinales, cómo fabricar herramientas agrícolas, cómo convertir los terrenos baldíos en campos de cultivo y cómo cultivar la tierra.
Para ampliar sus conocimientos medicinales y descubrir más hierbas, raíces y cultivos, y documentar sus propiedades medicinales, Shen Nong se adentraba en los profundos bosques y atravesaba montañas para probar plantas silvestres.
Gracias a los esfuerzos de Shen Nong se identificaron 365 hierbas medicinales, junto con numerosas frutas y verduras, y los cinco granos, arroz, trigo, sorgo, mijo y frijoles. Sus hallazgos fueron luego compilados en un libro llamado Clásico de Raíces y Hierbas del Agricultor Divino (神農本草經) miles de años después por los eruditos de la Dinastía Han.
Según la mitología china, a través de su vientre cristalino, Shen Nong pudo determinar qué plantas eran venenosas y qué plantas podían utilizarse como hierbas para tratar las dolencias.
A menudo caía enfermo durante sus aventuras probando plantas. Una vez probó 70 tipos de plantas venenosas en un día. Afortunadamente, a través de su exploración, Shen Nong también encontró un antídoto que lo ayudaría a combatir todas las toxinas que su cuerpo había acumulado.
¿Adivinas qué antídoto desintoxicante encontró Shen Nong?
¡Sí, té (茶)!
Por casualidad, cuando Shen Nong acababa de encender un fuego para hervir una olla con agua, unas pocas hojas de té cayeron en la olla. Tomó un sorbo de la infusión, que tenía un sabor aromático, y notó que algo extraordinario ocurría en su estómago transparente: el té no solo lo ayudaba a digerir toda la comida que había comido, sino que también desintoxicaba su cuerpo, combatiendo todos los venenos que había acumulado a través de todas esas pruebas.
Puesto que el té era capaz de pasar a través de todo para limpiar su estómago y desintoxicarlo, Shen Nong nombró a este tipo de hojas “cha” (檢), que significa “examinar”. Más tarde, la gente cambió el ideograma a “cha” (茶), que es el té que conocemos.
Al principio los antiguos chinos consideraban el té como una sustancia medicinal. A principios de la dinastía Zhou (1046-771 a.C.), las realezas comenzaron a utilizar hojas de té cocidas como guarnición para el arroz y las verduras con el propósito de desintoxicarse.
Más tarde, durante la dinastía Han (206 a.C. – 220 d.C.), el té se convirtió en una infusión popular, particularmente entre los académicos. En esa época, se practicaban rituales del té en la corte imperial.
Durante el período de los Tres Reinos (220-280 d.C.), el Canciller Zhuge Liang comenzó a cultivar plantaciones enteras de té.
Durante la dinastía Qin (221-206 a.C.), y posteriormente la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.), se adoptaron varias formas de preparar y usar el té. En lugar de hervir hojas de té frescas, recogieron hojas de té para hornear pasteles de té. Después de que los pasteles de té eran cocinados en el fuego, eran triturados en polvo y mezclados con cebolleta, jengibre y naranja.
Hasta la dinastía Sui (581-618 d.C.), el té siguió siendo un producto de lujo que solo consumían los eruditos, los funcionarios y la corte imperial.
Finalmente, el consumo de té se generalizó entre la población en general durante la dinastía Tang (618-907 d.C.). La gente también usaba pasteles de té, que se molían finamente y se colocaban en una taza con un tamiz, antes de vertirles agua hirviendo.
En la dinastía Tang, que fue cuando realmente se popularizó la cultura china del té, “beber té” se convirtió gradualmente en “degustar té”. Los eruditos solían organizar banquetes de té en el palacio real y en los templos, eventos elegantes pero serios, con estrictas reglas de etiqueta. Se saboreaba y apreciaba té de alta calidad. Además, el té se preparaba con raros y exquisitos juegos de té, y solo se utilizaba el agua de famosos manantiales para la elaboración de la infusión en estas ocasiones especiales.
Los pasos a seguir en el transcurso de un banquete de té eran los siguientes:
(1) El anfitrión respetará a sus invitados mezclando personalmente el té o supervisando la mezcla del té;
(2) Se presenta el té;
(3) Se recibe el té;
(4) Se huele el té;
(5) Se aprecia el color del té, luego el sabor;
(6) Después de tres rondas, los invitados comentan el té y hablan sobre las buenas cualidades morales del anfitrión;
(7) Se disfruta del paisaje mientras se charla o se escribe prosa o poesía.
Cuando se menciona la cultura del té en China, viene a la mente un erudito de la dinastía Tang llamado Lu Yu (733-804 d.C.), o el “Sabio del Té”.
Lu Yu dedicó toda su vida a estudiar el arte del té. Inventó la ceremonia del té “Cha Dao” (El camino del té), y elaboró sistemáticamente un tratado que abarca todo sobre el té, conocido como el “Clásico del Té” (Cha Jing).
Influenciado por la filosofía confuciana de la armonía, las enseñanzas budistas de la verdad y el concepto taoísta sobre la unidad del hombre y la naturaleza, Lu Yu descubrió que el té simbolizaba la armonía y la unidad del universo, y que la degustación del té era una especie de enriquecimiento espiritual.
¿Por qué el té era una especie de enriquecimiento espiritual para los antiguos chinos?
En primer lugar, la gente puede pensar en profundidad sobre la amargura y el sufrimiento en la vida a través de la degustación del té, ya que el té es amargo, pero deja un sabor dulce. Al percibir la dulzura del té después de experimentar su amargura, uno puede obtener una mejor apreciación de la vida e iluminarse al principio de “tomar las dificultades como alegría”.
En segundo lugar, la gente necesita renunciar a sus apegos y mantener un corazón y una mente tranquila, así entonces se puede apreciar el color, la fragancia y el sabor del té. Para alcanzar un estado de tranquilidad, se debe reflexionar tranquilamente sobre la vida y cultivar la mente, así como el carácter. Así el té puede inspirar a uno a vivir noblemente. Como dice una poesía china: “Una taza de té de primavera mantiene temporalmente a un invitado, una vida simple y limpia lo inspira a uno a volverse inmortal”.
En la dinastía Ming, beber té se hizo más práctico cuando la gente solo tuvo que verter agua en una olla o taza con hojas de té adentro.
En los tiempos modernos, el ritmo agotador de la vida y el deseo de hacer las cosas más rápido produjo el té instantáneo. A medida que la gente se volvió más consciente de su salud, incluso apareció el té descafeinado.
Con el paso del tiempo, el arte de la degustación del té puede haberse olvidado en mayor o menor medida, pero el “Cha Dao”, o Camino del Té, sigue estando vivo.
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