El senador Ted Cruz (republicano por Texas) ha anunciado planes para presentar nueva legislación que le impedirá al Departamento de Defensa (DOD) cooperar con estudios de cine que editan o alteran sus películas para las audiencias en China.
El senador planea una introducir legislación llamada ley SCRIPT (“The Stopping Censorship, Restoring Integrity, Protecting Talkies Act”), una vez que el senado entre en sesión. Según un comunicado de prensa, forma parte del plan de Cruz para «combatir la creciente influencia de China en lo que los estadounidenses ven y oyen, lo cual incluye legislación que apunta a la guerra de información del Partido Comunista Chino por la educación superior, deportes, películas, transmisiones radiales y más».
«Desde comprar medios de noticias hasta transmitir propaganda en Estados Unidos a presionar a los estudios de Hollywood y ligas deportivas a autocensurarse amenazándoles con cortarles el acceso a uno de los mercados más grandes de deportes y entretenimiento del mundo, el Partido Comunista Chino gasta miles y miles de millones de dólares para engañar a los estadounidenses sobre China y moldear lo que nuestros ciudadanos ven, escuchan y piensan», dijo Cruz en una declaración.
El senador dijo que estas actividades son «parte del enfoque de todo el estado de China para acumular más influencia por todo el mundo a través de la guerra de la información», y pidió que se detenga.
«Por demasiado tiempo, Hollywood ha sido cómplice de la censura y propaganda de China en nombre de mayores ganancias. La ley SCRIPT servirá como una llamada de atención al forzar a los estudios de Hollywood a escoger entre la asistencia que necesitan del gobierno estadounidense y los dólares que quieren de China», agregó.
El Departamento de Defensa tiene una larga relación con Hollywood y ha trabajado con estudios de cine y televisión en películas durante casi 100 años para mostrar de forma precisa historias militares y asegurarse que no se revele información delicada. Solo algunas de las películas en las que el DOD ha prestado ayuda incluye «Goldfinger» de la serie de James Bond, «Apollo 13», “Jurassic Park III”, “Top Gun” y “Iron Man,” entre muchos otros.
Varios estudios de cine a menudo editan sus películas antes de que se estrenen en China para apaciguar las estrictas reglas de censura del régimen chino, las cuales incluyen restricciones a películas que se considera que socavan la tal llamada estabilidad social, que agitan oposición a la ley o a la constitución, que ponen en peligro la seguridad nacional o que dañan la dignidad nacional, como también películas que contienen desnudos gráficos, sexo y violencia.
Por ejemplo, escenas claves que involucran la sexualidad de Freddie Mercury fueron silenciadas o quitadas de «Bohemian Rhapsody» cuando se estrenó en China el año pasado, reportó The Associated Press. Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) también reeditó su remake del clásico de culto de 1984, «Red Dawn», para mostrar a los norcoreanos, en vez de los chinos, como los que ocupaban Estados Unidos por preocupaciones de enojar las leyes de censura de China, según Los Angeles Times.
En un comunicado a la prensa la semana pasada, Cruz también anunció legislación para impedir que medios noticiosos chinos se aprovechen de las reglas de la Comisión Federal de Comunicaciones para transmitir «propaganda» a audiencias en EE. UU. desde estaciones de radio en México o Canadá.
«China no debería poder establecer un negocio en México y cubrir a Estados Unidos con propaganda. Cada año, el PCCh gasta miles y miles de millones de dólares en comprar nuevos medios y en la guerra de información para extender el alcance de su propaganda y encubrir las poco halagadoras y políticamente inconvenientes verdades sobre su régimen totalitario», dijo Cruz en una declaración.
El Partido Comunista Chino ha también sido ampliamente criticado por su falta de transparencia en relación con la pandemia del virus del PCCh, referido comúnmente como nuevo coronavirus.
Como informó previamente The Epoch Times, los funcionarios del PCCh sabían a principios de diciembre que el virus, que causa la enfermedad COVID-19, había aparecido en Wuhan, pero eligió no compartir esta información vital con el resto del mundo, en cambio arrestó a quienes trataron de advertir del peligro, incluyendo doctores y expertos médicos, y empleando la rigurosa censura del régimen para impedir que se cubra y para borrar toda mención de ella en las redes sociales.
Como consecuencia de las acciones del PCCh, el virus ha creado una pandemia global que se ha cobrado las vidas de más de 200,000 personas y ha dejado las economías devastadas.
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