The Epoch Times recientemente obtuvo documentos gubernamentales de una fuente confiable que revelaron un conflicto en 2019 entre China y Rusia por un barco pesquero chino que fue capturado pescando ilegalmente en aguas rusas.
La serie de telegramas fueron enviados desde el consulado chino en Vladivostok, Rusia, una importante ciudad portuaria cerca de la frontera oriental del país. Estaban dirigidos a los gobiernos provinciales de Shandong, Hainan, Jilin, Heilongjiang, Guangxi, y con copia a los ministerios de relaciones exteriores y agricultura de China, la Guardia Costera de China y la embajada china en Moscú.
Según el primer telegrama filtrado, enviado desde el consulado el 9 de mayo de 2019, las autoridades rusas solicitaron la ayuda del consulado para deportar a siete ciudadanos chinos a China. También había varios ciudadanos norcoreanos a bordo.
En el telegrama se señalaba que casi seis meses antes, el 21 de noviembre de 2018, agentes de la patrulla fronteriza rusa notificaron al consulado que habían capturado y detenido un buque pesquero con el número de gallardete «SUSAN204» por pesca ilegal en la Zona Económica Exclusiva de Rusia, y que tres tripulantes eran ciudadanos chinos.
El consulado verificó con los respectivos gobiernos provinciales y confirmó que dos tripulantes eran de la provincia de Shandong y el tercero de la provincia de Jilin.
Las autoridades chinas identificaron la embarcación como un barco registrado en la provincia de Hainan con el nombre de «Qionglinyu 90008». Su administrador fue identificado como Wang Haibo, residente de Rongcheng, Shandong.
Las autoridades rusas descubrieron, tras una investigación más detallada, que el barco tenía en realidad siete ciudadanos chinos a bordo, según el telegrama.
En el telegrama se pedía a las autoridades de Shandong y Hainan que presionaran a Wang para que hiciera los arreglos necesarios para el regreso de los tripulantes. El consulado también declaró que proporcionaría todo el apoyo necesario para ayudar a los tripulantes a volver a casa.
Dos semanas más tarde, el consulado envió otro telegrama de seguimiento del incidente. Rusia estaba considerando la posibilidad de confiscar el buque pesquero, decía el telegrama del 23 de mayo. Dado que el barco entró en territorios rusos desde Corea del Norte, las autoridades rusas advirtieron que deportarían a los ciudadanos chinos a Corea del Norte junto con los tripulantes norcoreanos si China no los recuperaba a tiempo.
El telegrama volvía a subrayar la necesidad de que las autoridades de Shandong y Hainan trabajaran con el administrador del barco para traer a los tripulantes a casa.
El último telegrama sobre el incidente, enviado el 28 de mayo de 2019, informaba que en la mañana del 24 de mayo el consulado se había puesto en contacto con la patrulla fronteriza rusa para recoger a los tripulantes, pero se encontraron con problemas.
Rusia finalmente liberó a los tripulantes en la madrugada del 28 de mayo. Abordaron un vuelo de regreso a China.
La relación entre China y Rusia en los últimos años
Aunque los dos gobiernos se han acercado cada vez más, las tensiones persisten.
Gran parte del resentimiento que los rusos tienen hacia los chinos proviene de la destrucción del medio ambiente causada por las fábricas chinas, que según los lugareños rusos explotan los abundantes recursos naturales de su país.
Más de un millón de rusos firmaron una petición en internet para protestar por la construcción de una planta embotelladora china que planeaba extraer agua del lago Baikal, el lago más profundo del mundo y el mayor lago de agua dulce, situado en el sur de Siberia. En marzo de 2019, un tribunal ruso dictaminó que la planta no tenía permiso legal para su construcción, según un reporte de la Agencia France-Presse.
El lago Baikal también ha recibido una afluencia de turistas y empresas chinas, lo que ha suscitado preocupación por la contaminación, así como temores de una apropiación de la región por parte de los chinos, según un artículo del New York Times.
Muchos rusos también resienten la tala comercial y la deforestación de Siberia por los chinos, que el gobierno ruso permitió mediante la venta de sus derechos de tala a bajo costo, reportó Steven Lee Myers en el New York Times en 2019.
«Las protestas contra la tala —y la tala china en particular— han estallado en toda Siberia y en el Extremo Oriente ruso», dice el reporte.
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