La agenda activista de la Teoría Crítica de la Raza y su influencia en el lenguaje, la cultura y las instituciones conllevan riesgos importantes y suponen un peligro significativo para la sociedad, afirma un experto.
El director de Centre for Independent Studies (Centro de Estudios Independientes), Peter Kurti, autor de un nuevo trabajo, «Cancelling the Culture: Critical Theory and the Chasm of Incoherence» (Cancelando la cultura: teoría crítica y el abismo de la incoherencia), explica (pdf) los tres peligros que conlleva la Teoría Crítica de la Raza, la intolerancia hacia los demás, el énfasis en las diferencias en lugar de las similitudes y la incitación a la ira.
«En primer lugar nos enfrentamos a la erosión de la tolerancia, cuando se denuncian las opiniones ‘inaceptables'», afirma Kurti. «En segundo lugar, está el énfasis de la diferencia al promover la discriminación como algo bueno, y en tercer lugar, está la incitación a la rabia y la ira que hace imposible un discurso razonable».
La Teoría Crítica de la Raza, según The Washington Post, es un marco académico centrado en la idea de que el racismo es sistémico, no solo exhibido en los individuos y que está entretejido en los sistemas legales.
Kurti describe que se trata de una teoría que considera que en la sociedad existen prejuicios y desequilibrios de poder que quedan ocultos a la vista, debido a aspectos como el lenguaje y la estructura educativa.
Esta teoría «rechaza una comprensión común de la verdad y del significado», añadió. «En su lugar, se llega a la verdad escuchando la ‘experiencia vivida’ de los miembros de los grupos marginados, los que pueden expresarse en términos de sentimientos e intuiciones puramente subjetivos».
No obstante, Alana Lentin, profesora asociada de la Universidad de Western Sydney, y Debbie Bargallie, investigadora principal de la Universidad de Griffith, ambas de Australia, escribieron en un artículo de opinión en The Guardian, que la sociedad necesitaba más Teoría Crítica de la Raza (TRC), no menos.
«Los ataques de la derecha a la TRC, al igual que el pánico moral a la educación de género (…) sostienen que la TRC se ha convertido en la ortodoxia de la hegemonía de la izquierda en su imaginación hiperactiva», dijeron. «De hecho, la TRC está lejos de ser enseñada de forma generalizada en las universidades de Australia, por no hablar de las escuelas».
«Para empezar a avanzar hacia una mayor justicia en una sociedad fundada en el colonialismo racial, necesitamos más, no menos, pensamiento crítico sobre la raza», añadieron.
En Australia, el Comisionado Nacional contra la Discriminación Racial, Chin Tan, pidió en marzo un Marco Nacional Australiano contra el Racismo, diciendo que era «dolorosamente evidente» que el racismo estaba resurgiendo en toda la sociedad.
Tan dijo que el movimiento Black Lives Matter puso de manifiesto las injusticias que sufren las minorías, mientras que la pandemia del virus del PCCh expuso el «feo racismo contra las personas de ascendencia asiática aquí en Australia».
«Permítanme ser claro, el racismo es una importante amenaza económica, social y de seguridad nacional para Australia. Es hora de que lo tratemos como tal», dijo Tan en un discurso.
Kurti afirma que cuando las palabras —como «racismo»— pierden su significado común cuando tuercen «la verdad» y resulta imposible mantener conversaciones inteligibles sobre todos los temas.
«Cuando las palabras dejan de significar lo que creemos que significan, los teóricos críticos pueden eludir las peticiones de responsabilidad o explicación», dijo.
Kurti añadió que una vez que se identifican y se entienden sus fundamentos ideológicos, queda claro que el CRT es un movimiento político «que pretende nada menos que el ejercicio del poder”.
El director hizo un llamado a la opinión pública para que se arme de valor y rechace la CRT para «restaurar la razón» y «reclamar la verdad».
«No debemos rendirnos nunca, porque la Teoría Crítica solo se impondrá si se los permitimos», dijo.
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