Terremoto de 1985 fue tan fuerte que «te queda marcado» recuerda miembro de la Brigada de Topos Tlatelolco

Por Alicia Marquez
19 de septiembre de 2023 6:53 PM Actualizado: 19 de septiembre de 2023 8:53 PM

Este 19 de septiembre se conmemoran 38 años del terremoto más devastador de México. Mario Norberto Luna, rescatista mexicano recuerda cómo vivió ese día.

Cerca de las 7:17 a.m. del 19 de septiembre de 1985 la Ciudad de México se estremeció. Los cimientos del antiguo Distrito Federal se sacudieron a 8.1 grados Richter dejando a su paso destrucción, caos, incertidumbre, desolación, y una necesidad imperante de ayuda, convirtiéndose en un hito de resiliencia para los propios mexicanos que aún lo conservan en la memoria.

Tras el devastador terremoto, muchas personas sintieron la necesidad de ayudar a rescatar a aquellos que se encontraban atrapados en los escombros, en su mayoría de viviendas. Entre ellos estaba el ahora rescatista mexicano Mario Norberto Luna, quien desde ese día vio de primera mano la destrucción y vivió codo a codo el dolor en los mexicanos.

El rescatista mexicano Mario Norberto Luna brindando auxilio a una mujer en Nepal en una operación internacional. (Cortesía de Mario Luna)

Luna es un ingeniero de profesión pero se ha dedicado al negocio familiar como fabricante de calzado para damas; es casado y tiene dos hijos mayores, uno de ellos, al igual que él y varios sobrinos suyos forman parte de la Brigada de Rescate Topos Tlaltelolco A.C., una asociación civil compuesta por rescatistas voluntarios cuya vocación es apoyar a personas que se encuentren en situaciones vulnerables.

Reviviendo los recuerdos de ese jueves gris, Luna cuenta que esa mañana estaba por irse a trabajar y su esposa se alistaba a llevar a sus hijos a la escuela, cuando uno de los mayores terremotos en la historia de México paró el tiempo. Él estima que la duración del movimiento telúrico alcanzó los dos minutos, creando incluso olas en el pavimento y provocando grietas en muchas calles

Más tarde se supo que el terremoto duró casi cuatro minutos y hasta hoy es considerado el más destructivo en la historia moderna de México.

Una foto tomada el 21 de septiembre de 1985 muestra a un trabajador de la Cruz Roja de pie en una calle agrietada en Ciudad de México, después de que un terremoto arrasara partes de la ciudad matando a aproximadamente 30,000 personas, el 19 de septiembre de 1985. (JONATHAN UTZ/AFP vía Getty Images)

«Se sentía muy duro, y ya me traté de parar, y no podía. Como pude me paré y me asomé por la ventana», dijo a The Epoch Times México. «Algo que me impresionó fue de que los carros que estaban estacionados que yo veía que se movían y se pegaban unos con otros, defensa con defensa».

Tras ese primer sismo, su esposa esperó junto a sus hijos en las escaleras de su casa. Cuando el movimiento se calmó, salió con sus hijos a la escuela, mientras que Luna decidió irse al trabajo. Durante el camino encontró muchas casas derrumbadas y pudo darse cuenta de la magnitud del terremoto.

Aunque recuerda que él y su familia trataron de guardar la calma, cuenta que ese jueves 19 de septiembre significó un antes y un después en su vida.

«Porque nunca habíamos vivido un temblor tan fuerte, un sismo tan fuerte que te queda marcado. Además de lo que propició —y el número de muertes que sí, fueron bastantes», relató.

«Te das cuenta también que los mexicanos en ese sentido sí somos muy colaborativos cuando pasa esto», señaló, haciendo una comparativa con otros países que le ha tocado ir a apoyar, donde cuenta, la gente ayuda pero no es la misma disposición que él encuentra en los mexicanos. 

Luna recuerda que el 20 de septiembre, junto con un grupo de personas, apoyó para sacar de entre los escombros a una mujer que se encontraba atrapada.

«No había grupos, ni sabíamos nada de Protección Civil, entonces empezamos a quitar cosas. Bueno, piedras y todo eso. Y sí salió la señora», expresó. «Te das cuenta de que con poquita ayuda, todo sale». 

Una foto tomada el 21 de septiembre de 1985 muestra a un rescatista rebuscando entre los escombros de un estacionamiento derrumbado en Ciudad de México, después de que un terremoto arrasara partes de la ciudad matando aproximadamente 30,000 personas, el 19 de septiembre de 1985. (Foto de AFP vía Getty Images)

Luna, que hoy en día es segundo a cargo de los servicios de rescate, recuerda que no fue de manera inmediata que participó en la Brigada de Rescate Topos Tlaltelolco A.C., sino que fue hasta aproximadamente 1989 que se unió como voluntario al equipo. Tras más de 30 años de servicio voluntario en la brigada, cuenta con orgullo que le gusta mucho formar parte de ella y colaborar con sus compañeros brigadistas.

«Te hace recapacitar mucho de la vida», dijo sobre la labor de rescate que hacen. «Porque pues ves tanta desgracia. Y Dios nos colma de bendiciones. Porque tenemos vida, tenemos salud, tenemos trabajo». 

Luna expresó que gracias a su labor aprendió a valorar incluso los alimentos, ya que junto a la brigada le ha tocado ayudar en lugares donde la comida y agua son escasos o simplemente no hay.

«En algunos lugares pues te hacen reaccionar a fuerza, y vienen problemas, [y te enseñan a que] hay que cambiar, hay que adaptarse, hay que tener la resiliencia, acomodarse a lo que viene», explicó. 

Parte de la logística que se implementa, agrega Luna, es que una vez en operación, la brigada tiene que llevar alimentos para 15 días. 

Una foto tomada el 22 de septiembre de 1985 muestra a los rescatistas rebuscando entre los escombros de un edificio derrumbado en la Ciudad de México, después de que un terremoto arrasara partes de la ciudad matando alrededor de 30,000 personas, el 19 de septiembre de 1985. (IVAN MONTECINOS/AFP vía Getty Images)

Así surgió la brigada de rescate

Luna cuenta que sus compañeros voluntarios que apoyaron a rescatar personas dentro de los escombros del edificio de Nuevo León de Tlatelolco, conocieron a rescatistas de otros países, incluidos franceses, estos últimos los alentaron a continuar con la labor y a formar su agrupación de voluntarios para luego registrarla.

Los rescatistas franceses, cuenta, les ofrecieron apoyo de alojamiento y alimentos en el país europeo si formaban la agrupación, con el objetivo enseñarles cursos y técnicas de operación de rescate.

Los rescatistas franceses les dijeron: «‘Bueno, lo único que les pedimos nosotros a los [voluntarios] que van y a los que les enseñemos, es que cuando regresen dupliquen ese conocimiento'», cuenta.

La naciente brigada decidió viajar a Francia —donde permanecieron aproximadamente 3 o 4 meses—, para aprender las técnicas de rescate que han perfeccionado a base de constantes capacitaciones. Fue así que el 30 de marzo de 1986 la Brigada de Rescate Topos Tlaltelolco A.C. se constituyó de manera formal.

Sobre el nombre de «Topos» para la brigada, Luna cuenta que fue gracias a que los medios de comunicación de aquel entonces les comenzaron a llamar topos al verles entrar y salir con facilidad por entre los escombros para rescatar a personas.

También comenta que el hecho de que los miembros de la Brigada de Rescate Topos Tlaltelolco sean voluntarios, hace que tengan un mayor sentido de responsabilidad frente a otras brigadas de rescatistas en las que los miembros reciben un salario. 

«Porque lo vivimos, hemos sentido parte del sufrimiento, nosotros nos quedamos», dijo. En el caso de los voluntarios que tienen que trabajar, explica, llega otro de sus compañeros y lo releva. «[Pero nosotros] siempre tratamos de estar, no dejar el trabajo ahí», señaló. 

Conscientes de que ningún país está exento de experimentar un desastre natural de cualquier magnitud, Luna recomienda a las personas más jóvenes que procuren una mayor consciencia en la cultura de protección civil y que realicen su kit de salvamento.

Comparte que la brigada ofrece pláticas, y agrega que también las alcaldías en la Ciudad de México ya cuentan con folletos sobre protección civil.

Siga a Alicia Márquez en X: @AliceMqzM


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