Texas amplió la magnitud de las operaciones para transportar a inmigrantes ilegales fuera del estado, añadiendo dos ciudades fronterizas en apuros a la creciente lista de puntos de partida de flotas de autobuses que viajan cargadas de personas que cruzan ilegalmente la frontera.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, anunció el viernes que ordenó al Departamento de Gestión de Emergencias de Texas desplegar más autobuses en Eagle Pass y El Paso para transportar a quienes cruzaron ilegalmente la frontera entre Texas y México a las autoproclamadas «ciudades santuario», dirigidas por autoridades demócratas.
Los autobuses en Eagle Pass y El Paso se han activado, además de las operaciones de autobuses estatales en curso en Brownsville, Del Rio, Laredo y McAllen.
“La continua negativa del presidente [Joe] Biden a asegurar nuestra frontera permite que miles de personas crucen ilegalmente a Texas y a nuestro país cada día», dijo el gobernador republicano, señalando que la medida proporciona un «alivio muy necesario» a las comunidades de Texas «abrumadas e invadidas» por la crisis fronteriza.
«Hasta que el presidente Biden cumpla con su deber constitucional de asegurar la frontera sur de Estados Unidos, Texas continuará desplegando tantos autobuses como sean necesarios para aliviar la tensión causada por la oleada de cruces ilegales».
Ciudades fronterizas al límite
El anuncio se produjo después que el alcalde de Eagle Pass, el demócrata Rolando Salinas Jr., declarara que más de 6000 inmigrantes ilegales habían cruzado a su ciudad en solo dos días, y que se espera que miles más lo hagan en los próximos días. La ciudad solo tiene unos 28,000 habitantes.
«Nunca habíamos visto que tanta gente cruzara sin consecuencias y se congregara en el puente internacional», declaró el alcalde Salinas a la Radio Pública de Texas, tras firmar una declaración de emergencia de siete días para «solicitar recursos financieros para proporcionar los servicios adicionales» causados por la grave afluencia de inmigrantes ilegales.
A la vez, en El Paso, donde una reciente oleada de cruces fronterizos ilegales trajo a más de 2000 personas al día, la capacidad de los refugios y otros recursos se están viendo forzados hasta «un punto de ruptura», según las autoridades municipales. Hace solo seis semanas, la ciudad recibía entre 350 y 400 personas al día.
«La ciudad de El Paso dispone de un número limitado de recursos y hemos llegado a un punto de ruptura», declaró el alcalde, el demócrata Oscar Leeser, en una conferencia de prensa el sábado.
Según Leeser, aproximadamente dos tercios de los recién llegados son hombres solos. Se calcula que el 32% son familias y solo el 2% son niños no acompañados.
«Yo creo que es muy importante señalar que tenemos un sistema de inmigración defectuoso», dijo el alcalde Leeser. «Es lo mismo una y otra vez».
Autobuses llegan a las ciudades santuario
Tres autobuses con unas tres docenas de inmigrantes ilegales partieron el viernes de Eagle Pass hacia la ciudad de Nueva York, informó el New York Post, citando a un testigo presencial en el lugar. Al parecer, otro autobús partió de la ciudad fronteriza con destino a Chicago.
Frustrada por la creciente población de inmigrantes ilegales a cargo de los gobiernos estatales y municipales, la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, pidió a los que pretenden cruzar la frontera que «se vayan a otra parte».
«Nosotros tenemos que hacer correr la voz de que cuando vengan a Nueva York, no van a tener más habitaciones de hotel», dijo la gobernadora demócrata en una entrevista con la CNN el 21 de septiembre. «No tenemos capacidad, así que también tenemos que transmitir el mensaje adecuadamente».
«Lo más inteligente es solicitar asilo antes de salir del país», añadió la Sra. Hochul.
El comentario de la gobernadora Hochul se produjo mientras estudiaba la posibilidad de poner fin a un mandato de hace décadas que obliga a la ciudad de Nueva York a proporcionar una cama a cualquier persona que la necesite y durante todo el tiempo que la necesite. Tanto ella como el alcalde de Nueva York, Eric Adams, culpan a esta política de convertirse en un imán para los inmigrantes ilegales.
«Nunca se pensó que esto fuera un derecho universal ilimitado o una obligación para la ciudad de tener que alojar literalmente [a] todo el mundo», dijo el alcalde Adams en una rueda de prensa el 20 de septiembre. «Nosotros queremos asegurarnos de que ninguna familia acabe en la calle. No queremos que les pase nada a nuestros hijos, pero también tenemos que hacer saber al mundo que tiene que haber límites para esto.»
El gobierno de Abbott se burló de las quejas de la gobernadora demócrata por la escalada de la crisis de los inmigrantes ilegales, diciendo que su «hipocresía» es «asombrosa.»
«Con millones de residentes, Nueva York solo está lidiando con una fracción de lo que nuestras pequeñas comunidades fronterizas enfrentan día a día», dijo el portavoz Andrew Mahaleris en una declaración.
«En lugar de quejarse de que 14,000 migrantes sean transportados en autobús a Nueva York desde Texas, la gobernadora Hochul debería llamar la atención al líder de su partido, el presidente Biden, que ha estado llevando aviones cargados de inmigrantes a Nueva York y, a menudo, al amparo de la noche.»
Según la administración Abbott, desde abril de 2022, Texas ha transportado en autobús a más de 11,900 inmigrantes ilegales a Washington, más de 14,800 a Nueva York, más de 8700 a Chicago, más de 3000 a Filadelfia, más de 1500 a Denver y, más recientemente, 610 a Los Ángeles.
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