El gobernador de Texas, Greg Abbott, promulgó este lunes la ley que prohíbe a las entidades gubernamentales y a los negocios privados exigir una prueba de vacunación como condición para prestar un servicio o entrar en sus establecimientos durante la pandemia del virus del PCCh.
«Texas está abierto al 100 por ciento y queremos asegurarnos de que usted tiene la libertad de ir a donde quiera sin límites», anunció el gobernador republicano en un vídeo posteado en Twitter.
El estado de la estrella solitaria puso fin en marzo a su mandato de mascarillas y permitió que todos los negocios de Texas abran a pleno rendimiento después de las aplicaciones de mandatos y restricciones debido a la pandemia causada por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino).
«Ningún negocio o entidad gubernamental puede exigir a una persona que proporcione un pasaporte de vacunación o cualquier otra información sobre vacunas como condición para recibir cualquier servicio o entrar en cualquier lugar», anunció Abbott al firmar la legislación.
La nueva ley SB 968 cubre muchos aspectos de la preparación y respuesta a las catástrofes y emergencias de salud pública. El senado la aprobó por unanimidad en abril y la Cámara de Representantes del estado la aprobó en mayo con 146 votos a favor y 2 en contra.
Con efecto inmediato, los comercios de Texas «no podrán exigir a un cliente que proporcione ninguna documentación que certifique la vacunación contra COVID-19 o la recuperación tras la transmisión al entrar, acceder o recibir el servicio del negocio», afirma la legislación. Las agencias estatales encargadas de los distintos sectores empresariales pueden exigir que los negocios cumplan la nueva ley como condición para ser autorizados a ejercer su actividad en Texas.
Además, las empresas que no cumplan la ley no podrán celebrar ningún contrato estatal ni recibir una subvención.
Las empresas pueden seguir aplicando sus propios protocolos de control de infecciones COVID-19 «de acuerdo con las leyes estatales y federales para proteger la salud pública”.
Abbott había firmado una orden ejecutiva en abril que prohibía a las entidades gubernamentales exigir pasaportes de vacunas como condición para recibir servicios o entrar en los locales. La orden incluía a cualquier empresa privada que recibiera financiación pública y no se aplicaba a las empresas totalmente privadas, a las que la nueva ley cubre con respecto a los pasaportes de vacunas.
Carnival Cruise Line dijo en su último anuncio del lunes que «los requisitos actuales de los CDC [Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades] para realizar cruceros con una base de huéspedes que no están vacunados harán muy difícil ofrecer la experiencia que nuestros huéspedes esperan». Por lo tanto, indicó que reanudará sus operaciones para los pasajeros vacunados con su crucero que saldrá del Puerto de Galveston, en Texas, el 3 de julio.
La decisión del crucero se ajusta a las directrices federales publicadas por los CDC, que recientemente estipulan que si los cruceros van a obtener un certificado de navegación condicional para viajes simulados («de prueba») en medio de la pandemia del virus del PCCh, sus pasajeros voluntarios deben tener una prueba de estar totalmente vacunados, o documentación escrita de que el pasajero no tiene condiciones médicas para estar en alto riesgo de COVID-19 severo, como se define en las directrices de los CDC.
Hasta el lunes no estaba claro cómo afectará la nueva ley de Texas a los planes del crucero.
«Estamos evaluando la legislación recientemente promulgada en Texas en relación con la información sobre las vacunas», dijo a través de un correo electrónico el portavoz de Carnival, Vance Gulliksen, al Houston Chronicle. «La ley establece excepciones para cuando una empresa está implementando los protocolos de COVID de acuerdo con la ley federal, lo que es coherente con nuestros planes para cumplir con las directrices de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos”.
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