Comentario
¿Cuántos ejemplos se podrían dar para mostrar el mundo enfermizo que los activistas de izquierda, los medios de comunicación y los demócratas —el partido político de izquierda— han creado? El número es igual al número de políticas que defienden.
No hay ejemplo más obvio que su posición sobre el exhibir un pene delante de niñas y mujeres.
Ningún tema —con las posibles excepciones de la desfinanciación de los departamentos de policía cuando aumentan los asesinatos y de los hombres biológicos que compiten en los deportes femeninos— revela mejor la decadencia moral y racional de un individuo o institución. Si alguien a quien usted aprecia defiende el derecho de una persona a exhibir su pene frente a un grupo de niñas y mujeres, mi dolor está con usted. Es muy doloroso perder el respeto por un ser querido.
Durante toda la vida incluso de la persona más joven que lea esta columna, exponer el órgano masculino a extraños, especialmente a mujeres y niñas, se consideraba algo enfermo y criminal. Los hombres que lo hacían eran detenidos y acusados de exhibición indecente, y con razón. En el lapso de unos pocos años, gracias a las escuelas a las que la gente sigue enviando a sus hijos, y gracias a los medios de comunicación que la gente sigue viendo, escuchando y leyendo, exponer el pene se considera sano y no solo legal sino un derecho civil fundamental.
Hace un par de semanas, en un balneario de Los Ángeles, un hombre biológico entró en el vestuario de mujeres completamente desnudo. No hace falta decir que las chicas y las mujeres se escandalizaron al ver a este hombre desnudo, pero gracias a los políticos progresistas de California, si un hombre dice que es una mujer, este individuo puede ir a cualquier lugar hasta ahora reservado a las mujeres.
Las universidades para mujeres, por ejemplo, deben aceptar a cualquiera que diga ser mujer. Pero para demostrar lo intelectualmente deshonestos que son los progresistas y las universidades de mujeres, si una estudiante de una universidad de mujeres decide que es un hombre, se le permite seguir siendo estudiante allí. O bien no creen que una chica que se transforma en hombre sea realmente un hombre o bien ya no creen que sean una universidad para mujeres.
Un editorial de Los Angeles Times que defiende el derecho del hombre biológico a exponer su pene a niñas y mujeres ilustra el estado intelectual y moral de la izquierda.
Tomemos, por ejemplo, esta frase del editorial:
«No hay duda de que Wi Spa hizo lo correcto al defender el derecho de un cliente transgénero a estar desnudo en la zona de mujeres, aunque la visión de los genitales de apariencia masculina incomodó al menos a una clienta, que se quejó en la recepción».
Nótese la forma en que Los Angeles Times describe un pene: «genitales de apariencia masculina», no «genitales masculinos».
En cuanto a la incomodidad de alguna de las chicas o mujeres del balneario, el editorial del Times simplemente la desestima: «Nadie tiene derecho absoluto a sentirse cómodo todo el tiempo». Sin embargo, ésa no es la postura de Los Angeles Times ni del resto de la izquierda con respecto a los transexuales. La izquierda insiste enfáticamente en que las personas trans tienen un derecho absoluto a sentirse cómodas todo el tiempo.
Pero no lo tienen. Un hombre que se identifica como mujer pero que conserva sus genitales masculinos puede tener el derecho legal, pero no el derecho moral, de mostrar esos genitales delante de las mujeres.
Un hombre que se identifique como hombre y se exponga ante una mujer, y más aún ante un grupo de mujeres y niñas, es considerado enfermo y es arrestado. Pero, según la izquierda, un hombre que dice ser una mujer y hace exactamente lo mismo —con el mismo efecto perturbador sobre las mujeres, por no hablar de las niñas— debe recibir apoyo universal. En realidad, sin embargo, este individuo es la apoteosis del narcisismo. Y sigue siendo un hombre: Como me señaló una mujer, su comportamiento es una prueba de que sigue siendo un hombre (con una vena exhibicionista). Las mujeres no se exponen así.
Mientras tanto, miembros de Antifa, lo más parecido que tiene Estados Unidos a las Hitlerjugend (Juventudes Hitlerianas), atacaron a la mujer que encabezaba la manifestación contra el Wi Spa.
Tal es el estado de América y Occidente en el año 2021.
Cuando el derecho de un hombre —independientemente de que se identifique como mujer— a exponer su pene a las niñas supera la obligación de la sociedad de proteger la inocencia de las niñas y el sentido de la decencia de la mayoría de las mujeres, hemos alcanzado un nuevo nivel.
Para aquellos que creen que la humanidad se encamina inexorablemente en una dirección moral, los ataques de la izquierda a la cultura occidental, a las normas occidentales, a la libertad de expresión, a la verdad objetiva y a los valores judeocristianos deberían servir como una inquietante llamada de atención.
Dennis Prager es un locutor de radio y columnista sindicado a nivel nacional.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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