Un panel independiente está pidiendo una revisión del Servicio Secreto de Estados Unidos después de revisar el manejo de la agencia del intento de asesinato del 13 de julio contra el expresidente Donald Trump.
En un informe de 52 páginas publicado el jueves, el panel de expertos encargado por el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, criticó al Servicio Secreto por su cultura de «hacer más con menos» y una «falta de pensamiento crítico» general.
«El Servicio Secreto se ha vuelto burocrático, complaciente y estático a pesar de que los riesgos se han multiplicado y la tecnología ha evolucionado», dijo el panel en una carta que acompaña al informe.
«El trabajo del Panel de Revisión Independiente descubrió no sólo numerosos errores que condujeron a los acontecimientos del 13 de julio en Butler, Pensilvania, sino también problemas más profundos y sistémicos que deben abordarse con urgencia».
El panel bipartidista incluía a Mark Filip, fiscal general adjunto del expresidente George W. Bush; Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Nacional bajo la administración Obama; Frances Townsend, asesora de Seguridad Nacional de Bush; y el ex superintendente de la policía estatal de Maryland David Mitchell.
La investigación del grupo descubrió que varios fallos de seguridad y fallos por parte del Servicio Secreto permitieron el atentado contra la vida de Trump. Entre esos fallos figura la ausencia de personal de la agencia para asegurar el edificio AGR —sobre el que se encaramó el presunto asesino Thomas Matthew Crooks— y la incapacidad para mitigar la amenaza de línea de visión que el edificio suponía para el escenario del mitin.
Otros problemas fueron el aislamiento de las comunicaciones del Servicio Secreto de las de las fuerzas de seguridad locales, el fallo de la tecnología de detección de drones de la agencia, la incapacidad de los agentes y de las fuerzas de seguridad para enfrentarse a Crooks antes de que abriera fuego y el hecho de que el equipo de seguridad de Trump no estuviera informado sobre Crooks y la amenaza potencial que suponía.
Las fuerzas del orden detectaron a Crooks más de 90 minutos antes de que disparara ocho tiros en dirección a Trump, rozando la oreja derecha del expresidente y matando al asistente al mitin Corey Comperatore. Otros dos asistentes, James Copenhaver y David Dutch, resultaron heridos de gravedad.
Cuando sonaron los disparos, el equipo de seguridad de Trump corrió hacia el escenario y lo rodeó para crear un «búnker corporal», según el protocolo del Servicio Secreto.
Aunque el panel elogió a los agentes por su rápida respuesta, señaló que durante la retirada de Trump del escenario, la parte superior de su cuerpo permaneció expuesta «durante segundos críticos» en un momento en el que no estaba claro si había otros hombres armados en la zona.
Estos fallos de seguridad ponen de manifiesto problemas más profundos en las operaciones del Servicio Secreto. Entre ellos, una formación insuficiente, «actitudes culturales corrosivas» en lo que respecta a los recursos y a cuándo hablar y compartir información vital, y una falta general de claridad sobre qué organismo es el responsable general de la seguridad del lugar donde se celebra un evento.
Para remediar estos problemas, los expertos recomendaron una «renovación del liderazgo» con un nuevo director del Servicio Secreto, seleccionado desde fuera de la agencia y no desde dentro.
«Aunque la experiencia dentro del Servicio es loable e importante, y es probable que algunos miembros del futuro equipo directivo sean veteranos del Servicio Secreto, los sucesos de Butler sugieren que existe una necesidad urgente de una nueva mentalidad informada por la experiencia y la perspectiva externas», escribieron.
Actualmente, la agencia está dirigida por el director en funciones Ronald Rowe, que fue nombrado tras la dimisión de la anterior directora, Kimberly Cheatle, después del tiroteo.
El grupo también recomendó que el Servicio Secreto volviera a centrarse en su misión principal de protección y se asegurara de que todas las operaciones dieran prioridad a ese objetivo.
En cuanto a las tareas no relacionadas con la protección, como las investigaciones sobre ciberdelincuencia, «el Grupo se muestra muy escéptico en cuanto a que muchas de las misiones (de investigación) no relacionadas con la protección del Servicio contribuyan de manera significativa a la capacidad de protección del Servicio y le preocupa que puedan distraer materialmente de ella», según el informe.
En cuanto a las recientes peticiones de más fondos para el Servicio Secreto, el grupo sostuvo que los recursos adicionales podrían beneficiar la reforma de la agencia, pero no deben considerarse la solución a sus problemas sistémicos.
«Si el diálogo sobre el remedio y la reforma de los fallos del 13 de julio se convierte en una discusión sobre cuánto dinero adicional debe recibir el Servicio, se habrán perdido lecciones fundamentales del 13 de julio», dijeron los expertos.
«Dicho de otro modo, ni siquiera un presupuesto ilimitado remediaría por sí solo muchas de las causas de los fallos del 13 de julio».
El Servicio Secreto emitió el jueves un comunicado en respuesta a las conclusiones del panel.
Rowe dijo que la agencia respeta el trabajo del panel y revisará las recomendaciones del informe, pero añadió que la agencia «no está esperando para actuar».
«Ya hemos mejorado significativamente nuestra preparación, las comunicaciones operativas y organizativas y hemos implementado operaciones de protección mejoradas para el expresidente y otros protegidos», dijo Rowe.
«Esto incluye realizar cambios para integrarnos mejor con nuestros socios de las fuerzas del orden estatales y locales y aumentar nuestra protección con el apoyo del Departamento de Defensa de Estados Unidos y otras agencias».
Añadió que el Servicio Secreto está desarrollando un plan para una «transformación fundamental» que garantice que la agencia siga centrada en su misión.
«Este plan se centra en aumentar y retener al personal de la agencia, modernizar nuestra tecnología y construir un plan de formación que sea sostenible ahora y en el futuro», dijo Rowe, señalando que el modelo de protección recientemente mejorado de la agencia requiere recursos adicionales.
Dijo que el Servicio Secreto está trabajando con el Congreso para aumentar el presupuesto de la agencia.
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