Los trabajadores de salud de Australia se sienten confiados sobre las posibilidades del país de combatir el virus del PCCh, según un estudio.
Un estudio de la compañía de investigación médica TKW (Pdf), completado en abril, registró que el 92 por ciento de los profesionales de la salud encuestados creían que Australia estaba a la altura del desafío de combatir el virus.
Este es un salto significativo con respecto a las cifras de marzo, en las que se señalaba que sólo el 40 por ciento creía que Australia estaba preparada para el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como el nuevo coronavirus.
Los cirujanos y las enfermeras son los que más confianza tienen en el sistema.
Otros trabajadores de la salud dijeron que la razón por la que ahora estaban tan confiados era que los australianos estaban cumpliendo con las restricciones ordenadas por el gobierno para el COVID-19.
Muchas de estas restricciones fueron anunciadas en marzo, en los momento en que muchos trabajadores médicos sintieron que el sistema de salud se sobrecargaría. Este ya no es el caso.
TKW señaló que los trabajadores de la salud «han visto cómo se aplana la curva» y ahora están «optimistas de que el sistema de salud puede hacerle frente».
Además, cuatro de cada cinco profesionales médicos opinaron que el gobierno ha hecho un buen trabajo.
Aunque se mostraron a favor de la aplicación de rastreo de contactos «COVIDSafe» del gobierno federal, la mayoría indicó que la atención debía centrarse en la higiene adecuada, el aislamiento y las prohibiciones de viaje, para mantener la propagación del virus del PCCh al mínimo.
También señalaron que algunas restricciones debían ser aliviadas.
Según los datos, el 89% cree que las personas debían poder visitar a sus familiares directos, mientras que el 85% piensa que también se debía permitir la visita a los parques, jardines y reservas naturales.
Los encuestados respaldaron una cuidadosa reducción de las restricciones. Entre ellos un cirujano de Victoria escribió en modo anónimo que esto debería tomarse con calma.
«Un lento retorno a la normalidad, comenzando con personas y actividades de menor riesgo» debería ser el paso inicial, escribió el cirujano.
El especialista también sugirió que era esencial mantener «precauciones de seguridad con pruebas exhaustivas, rastreos incluyendo contactos, y aislamiento de personas que hayan dado positivo al COVID o pacientes sospechosos de ser positivos» (hasta que se aclare).
También sugirió que el gobierno federal debía restablecer «niveles más altos de restricción en áreas de brotes epidémicos o donde la gente no se adhiere al distanciamiento social, etc.».
Una enfermera del Sur de Australia por su parte pidió que no se relajara demasiado rápido el cierre.
«Hay un gran temor de una segunda ola. Demasiadas vidas corren el riesgo de una rápida relajación del cierre. La buena salud médica es más importante que la salud económica», afirmó.
Se espera que el gobierno australiano anuncie una relajación de las restricciones de cierre en todo el país el 8 de mayo.
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