Mientras aumentan las preocupaciones entre la administración estadounidense y sus aliados sobre los efectos de sobre capacidad de china en la manufactura y las empresas locales, los grupos políticos estadounidenses también se movilizan para que los legisladores estadounidenses implementen barreras comerciales más fuertes contra las importaciones chinas.
En un contundente informe publicado el viernes, la Alianza para la Manufactura Estadounidense (AAM) destacó estas preocupaciones al advertir que el aumento de las exportaciones subsidiadas y baratas de China amenaza los empleos estadounidenses, e instó a tomar medidas inmediatas para abordar el problema.
«La sobrecapacidad es una característica, no un error, del modelo chino de capitalismo de Estado», afirma el informe, y añade que a medida que el gobierno chino maniobra para mantener la estabilidad social, está intensificando sus esfuerzos de fabricación dirigidos por el Estado y enviando «ondas de choque a través de la industria manufacturera estadounidense y trabajadores de fábricas».
China pretende impulsar su crecimiento creando excedentes de exportación, incluso utilizando otros mercados como canales indirectos para canalizar su sobrecapacidad hacia Estados Unidos, según el informe. Además, países como Vietnam y México se convirtieron en conductos para que los fabricantes chinos inunden el mercado estadounidense con productos que enfrentan desafíos directos de exportación.
Esta táctica aumenta los temores legítimos en Estados Unidos de un «Shock 2.0 de China» —una ola de importaciones de bajo costo que podría cerrar nuevamente decenas de miles de fábricas estadounidenses y dejar sin empleo a millones de trabajadores manufactureros estadounidenses.
Según la AAM, los sectores industriales chinos están capturando rápidamente participación de mercado en industrias estratégicas en Estados Unidos e impactaron particularmente a las industrias del papel, el vidrio, el acero y los neumáticos, que experimentaron importantes pérdidas de empleos y cierres de plantas debido a las importaciones chinas.
El lobby también instó a la aplicación de la Sección 421 (Salvaguardia de China) de la Ley de Comercio de 1974, que permite a Estados Unidos imponer aranceles temporales para mitigar las perturbaciones del mercado causadas por aumentos repentinos de las importaciones de bajo costo del sector manufacturero de China.
Oposición global
El informe de la AAM surge tras la reacción de países de todo el mundo contra la sobrecapacidad de China, especialmente en sectores de alta tecnología y energía limpia, como vehículos eléctricos (EV), baterías de litio y paneles solares, debido a preocupaciones sobre prácticas comerciales desleales e impactos económicos.
Por ejemplo, el miércoles, la Unión Europea anunció aranceles adicionales de hasta el 38.1 por ciento sobre los vehículos eléctricos importados de China, a partir del próximo mes. Esta medida es una respuesta a lo que la UE describe como subsidios injustos por parte del gobierno chino que están inundando el mercado de vehículos eléctricos de la región.
De manera similar, a mediados de mayo, Estados Unidos cuadruplicó los aranceles sobre los vehículos eléctricos chinos al cien por ciento e impuso nuevos gravámenes a los chips de computadora, las células fotovoltaicas y las baterías de iones de litio. Esta acción tiene como objetivo evitar que un aumento de productos chinos de bajo costo socave el resurgimiento de la fabricación nacional.
En abril, durante reuniones con altos funcionarios chinos, la Secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, también destacó los efectos adversos de las prácticas comerciales chinas en las empresas y trabajadores estadounidenses, enfatizando las repercusiones económicas globales de la sobrecapacidad industrial de China.
El jueves, Yellen dijo que el exceso de capacidad china amenaza a industrias vitales para el crecimiento a largo plazo de Estados Unidos.
“La sobrecapacidad de China corre el riesgo de que nuestras cadenas de suministro se sobreconcentren artificialmente, lo que plantea preocupaciones económicas y de seguridad adicionales. China también aplica una variedad de prácticas comerciales desleales, desde políticas de inversión restrictivas hasta coerción económica, que socavan aún más la competencia leal”, dijo en su discurso ante el Club Económico de Nueva York.
Además, las principales potencias mundiales, incluidas Italia, Brasil, México y Japón, están trabajando para frenar la afluencia de productos baratos de tecnología limpia fabricados en China para proteger sus industrias nacionales.
Países en desarrollo como Brasil, México y Chile también comenzaron a resistirse al aumento de los productos chinos. Estas acciones representan una creciente reacción global contra el sector manufacturero fuertemente subsidiado de China, que produce más bienes de los que su economía puede absorber, lo que lleva a un excedente exportado a precios bajos.
Explotando otras rutas
«Investigaciones recientes demuestran que China exporta a varios otros países en su misión de eludir los aranceles estadounidenses mientras busca descargar su sobrecapacidad industrial en los mercados extranjeros», señaló Scott Paul, presidente de AAM, en una nota el martes.
Por ejemplo, según el lobby, las empresas chinas están invirtiendo en plantas manufactureras mexicanas, aprovechando los aranceles favorables del Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá para acceder al mercado estadounidense.
Esta estrategia proporciona efectivamente una puerta trasera para que los productos chinos lleguen a los consumidores estadounidenses, eludiendo las políticas diseñadas para mantener los productos chinos, como los automóviles, fuera del mercado estadounidense, dijo la AAM, y agregó que durante el año pasado, China también aumentó sus exportaciones a Vietnam, donde los productos pueden reprocesarse y luego enviarse a Estados Unidos o Europa con aranceles mínimos o nulos.
En mayo, el valor de las exportaciones de China aumentó un 7.6 por ciento, marcando el crecimiento más rápido en más de un año, a pesar de la caída de los precios de muchos de sus productos manufacturados.
El superávit comercial —que representa la brecha entre los ingresos de exportación de China y sus gastos de importación—también se disparó a 82,600 millones de dólares, un aumento del 25.6 por ciento respecto al año anterior.
Según las estadísticas aduaneras de China, este aumento es el mayor registrado en mayo y uno de los más altos registrados, excluyendo el período de la pandemia, cuando China exportó grandes cantidades de suministros médicos, equipos de ejercicio y otros productos manufacturados.
En consecuencia, «La sobrecapacidad de China está exportando deflación al resto del mundo», dijo Lynn Song, economista jefe de ING, en una nota de mayo. «Este argumento sostiene que la capacidad excedente de China termina siendo exportada a precios más bajos que bienes similares en otros mercados, lo que teóricamente provoca un impacto deflacionario».
No hay tiempo que perder
El lobby dice que el exceso de capacidad industrial china, profundamente arraigado en el sistema de capitalismo de estado del país que dirige fondos a sus sectores manufactureros para mantener la estabilidad económica interna, seguirá siendo un problema importante en 2024.
Esto plantea un desafío para Estados Unidos, que recientemente realizó inversiones sustanciales en infraestructura federal y programas de fabricación de energía limpia.
Las políticas estadounidenses, añadió la AAM, están diseñadas para apoyar a las industrias nacionales, pero la sobrecapacidad de producción china amenaza con socavar estas industrias estadounidenses antes de que puedan establecerse. A pesar de las importantes barreras arancelarias, los productos chinos fuertemente subsidiados todavía están penetrando en el mercado estadounidense. Salvaguardias adicionales ayudarán a fortalecer nuestro sistema comercial, impulsarán el crecimiento interno y preservarán buenos empleos que sostengan a la comunidad, añadió el Sr. McCall del lobby del acero, USW International.
«Si las autoridades estadounidenses se quedan de brazos cruzados, este shock podría ser la última resistencia del sector manufacturero estadounidense», dijo el informe.
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