Estrenada el 4 de julio, «The Sound of Freedom» rompió todas las expectativas en taquilla. En poco más de dos semanas, esta historia sobre el tráfico de seres humanos atrajo a casi 2 millones de espectadores a los cines de todo el país y recaudó más de 100 millones de dólares.
El 24 de julio, Debra Kraulidis, de Moms for America, Donna Rice Hughes, de Enough Is Enough, y uno de sus asociados, Bill Woolf, se reunieron en un seminario en línea dirigido específicamente a padres para hablar del tráfico sexual de menores en Estados Unidos. Los tres copresentadores elogiaron a «The Sound of Freedom» por «poner rostro al problema» del tráfico sexual y por arrojar luz sobre este lucrativo vicio degenerado. Como señaló Woolf, los operadores criminales de la esclavitud sexual y laboral recaudan anualmente 1500 millones de dólares en todo el mundo, de los cuales 9800 millones sólo en Estados Unidos.
En «The Sound of Freedom», los depredadores que arrebatan niños con la intención de venderlos a pederastas ejercen su oficio en Honduras y otros países al sur de la frontera estadounidense. Por ello, quienes hayan visto la película pueden sentirse confusos cuando se les diga que el tráfico sexual existe en Estados Unidos, sin haber conocido personalmente a nadie secuestrado en este mercado clandestino de depredadores y pederastas.
Hecho en Estados Unidos
Aquí es donde Woolf nos abre los ojos. Tras definir la trata de seres humanos como «obligar a una persona a dedicarse al comercio sexual o al trabajo injusto», este experto en trata y sus copresentadores describieron cómo los depredadores actúan en Estados Unidos con un método totalmente distinto. Rara vez secuestran físicamente a sus víctimas, sino que las atrapan a través de Internet o las seducen con halagos y mentiras en su red de sexo y chantaje.
Es probable que la mayoría de los asistentes al seminario web quedaran sorprendidos cuando Woolf informó a su audiencia que «el 90 por ciento de los menores víctimas de la trata viven en casa y van a la escuela todos los días». Además, a pesar de la percepción común de que las víctimas son los hijos de los pobres, la realidad es que estos adolescentes proceden de todas las clases socioeconómicas y de ciudades y comunidades de todo el país. «Los malos entran en casa a todas horas», dice Woolf, «y ocurre en todas partes».
Los niños juegan, los depredadores acechan
Hughes es presidenta y consejera delegada de Enough Is Enough, una organización fundada hace casi 30 años para hacer que Internet sea más seguro para las familias y los niños. Su pericia y larga experiencia quedaron patentes cuando expuso las formas en que los depredadores y pederastas acceden a nuestros jóvenes.
Los juegos en línea, por ejemplo, ofrecen una plataforma ideal para las retorcidas tácticas de quienes se aprovechan de los niños y adolescentes. Entran en el juego, a menudo haciéndose pasar por adolescentes, se ganan poco a poco la confianza e incluso la amistad de un joven y luego le piden fotos o encuentros en persona. Una vez que el adolescente caé en la trampa, ya sea por las fotos comprometedoras o porque el depredador se hace pasar por amigo o amante, comienza la sextorsión: «Haz lo que te digo o se lo contaré a tus padres y colgaré tus fotos en todas las redes sociales». Sus exigencias van desde pagos en efectivo hasta la realización de actos sexuales con los clientes.
Este mismo escenario, según Hughes, se repite en las redes sociales. Especialmente vulnerables son los jóvenes que se autodenominan inadaptados o solitarios. «Nadie me entiende» se encuentra con el cebo del anzuelo de un depredador, una pretensión de apoyo y amistad, y un hombro sobre el que llorar. Una vez colocado el anzuelo, este pescador de adolescentes los atrae con mentiras y afecto fingido.
El mismo engaño también se produce, aunque con menos frecuencia, en espacios públicos, como cines y centros comerciales, donde los depredadores, que son hábiles en la selección de sus objetivos, realizan las mismas maniobras con sus víctimas, ofreciéndoles simpatía y comprensión. Como recordó Kraulidis, ni siquiera las escuelas son inmunes a esta captación, ya que algunos profesores buscan sexo entre sus alumnos.
«Su hijo no es inmune», dijo Hughes, citando una investigación que muestra que el 40 por ciento de los niños de 4 a 8 años se comunicaron con extraños en Internet.
Contramedidas
Kraulidis, Hughes y Woolf fueron unánimes en su opinión de que los padres y tutores son la primera línea de defensa de sus hijos. El gobierno, a todos los niveles, está mal equipado para hacer frente a los depredadores de Internet.
Proteger a nuestros hijos, coincidieron los anfitriones del seminario, exige ante todo vigilar sus actividades en línea. En este sentido, tanto la pornografía como los adultos depredadores son un peligro real, ya que la pornografía no sólo despierta el apetito de los pedófilos por los niños, sino que la exposición a ella reduce la capacidad de los niños para resistirse al sexo real. Para un adolescente ingenuo, esta sexualización de la mente y el corazón puede hacer que lo anormal parezca normal.
Hughes recomendó además que ningún menor de 13 años tenga acceso a las redes sociales.
Si permitió que un niño mayor utilice un dispositivo conectado a Internet, recomendó activar el filtro más restrictivo disponible. Utilice tecnología de vigilancia para ver qué sitios visita su hijo. Nunca le dé a un niño la contraseña de sus dispositivos.
También es importante restringir el tiempo que los niños pueden usar ordenadores y teléfonos. Ya sabemos que pasar horas al día con un teléfono en la mano no es saludable ni mental ni físicamente para los niños, ni tampoco para los adultos. Si a eso añadimos la posibilidad de que alguien se aproveche de su hijo, el consejo de Hughes parece obvio. Igual de importante es generar confianza en los hijos y hablar con ellos de los peligros del mundo digital. Tras confesar su propia incomodidad a la hora de mantener estas conversaciones con sus hijos, Woolf añadió: «Si no estamos dispuestos a educarlos, Internet lo estará». Hizo hincapié en permanecer cerca de nuestros hijos, conocer a sus amigos y mantener una conversación sobre los peligros online. Por último, modelar el amor en el hogar es clave para contrarrestar la pornografía disponible para los niños hoy en día. Como señaló Hughes, ver el afecto y el respeto compartidos entre una madre y un padre desmiente la pornografía. Para las madres solteras, recomendó encontrar un modelo a seguir para sus hijos: un pariente o amigo varón que trate a los que le rodean, especialmente a las mujeres, con respeto y dignidad.
Seguimiento
«Ser ciberpadre es mucho trabajo», dice Hughes.
Para aliviar esa carga, ella y sus colegas de Enough Is Enough ofrecen a los padres mucha ayuda en su sitio web. Además de datos, estudios y sugerencias generales para resistirse a la pornografía, los depredadores y los pedófilos, el sitio ofrece muchos consejos técnicos prácticos, incluidas herramientas como cursos sobre pornografía, juegos y ciberacoso, un compromiso juvenil y cómo denunciar un ciberdelito. Los padres también pueden encontrar estos materiales en Internet Safety 101.
Kraulidis es vicepresidenta de Moms for America. En ese sitio, los visitantes encuentran estas palabras: «Hay esperanza para América, y eres tú».
Sustituya «nuestros hijos» por América, y el mensaje será igual de cierto.
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