El presidente Donald Trump anunciará el sábado su próxima nominación para la Corte Suprema, la tercera en su primer mandato.
Se espera que el republicano elija a Amy Coney Barrett, una jueza federal de Indiana, para cubrir la vacante que se abrió tras la muerte de la magistrada Ruth Bader Ginsburg.
Barrett es «exactamente el tipo de juez que el presidente Trump quiere, y que el país necesita en este momento, así que creo que será ella y creo que debe serlo», dijo el senador Mike Lee (R-Utah) a The Epoch Times.
Ginsburg, que fue nominada por Clinton, murió a la edad de 87 años el 18 de septiembre por complicaciones relacionadas con un cáncer.
El primer nominado de Trump, Neil Gorsuch, fue confirmado con un voto 54-45 en el Senado en abril de 2017.
Gorsuch ocupó el puesto que había quedado vacante un año antes por la repentina muerte del juez Antonin Scalia, nominado por Reagan.
En 2018, el juez Anthony Kennedy, otro nominado de Reagan, optó por retirarse, dándole a Trump la oportunidad de realizar su segunda nominación.
Brett Kavanaugh fue confirmado en una votación ajustada de 50 a 48 tras semanas de tensas deliberaciones que incluyeron la promoción por parte de los demócratas de acusaciones de agresión sexual sin fundamento, varias de las cuales se retractaron posteriormente.
Trump planea anunciar su nueva nominación el sábado a las 5 p.m. en la Casa Blanca. Ha dicho que elegirá a una mujer.
Poco antes de la muerte de Ginsburg, el presidente amplió la lista de jueces y otros individuos a los que prometió recurrir si se abría otra vacante en la Corte Suprema mientras él aún estaba en el cargo.
La lista original de 25 se amplió a 45.
Barrett, que sirve en la Corte de Apelaciones de EE.UU. para el 7º Circuito, estaba en la vieja lista. Sus partidarios dicen que su bien desarrollado historial como jueza y académica hace que sea una gran elección, al igual que su adhesión a la Constitución y su agudo intelecto.
«Una y otra vez, se oye a la gente decir que ella es la persona más inteligente de la sala», dijo a The Epoch Times Carrie Severino, presidenta de Judicial Crisis Network.
La senadora Dianne Feinstein (D-Calif.), miembro de alto rango del Comité de Justicia del Senado, atacó la fe católica de Barrett durante una audiencia en 2017 antes de su confirmación en la corte federal.
«¿Por qué es que tantos de nosotros en este lado tenemos la incómoda sensación de que el dogma y la ley son dos cosas diferentes? Creo que cualquiera que sea la religión, tiene su propio dogma. La ley es totalmente diferente. Y creo que, en su caso, profesora, cuando uno lee sus discursos, la conclusión que uno saca es que el dogma vive en voz alta dentro de usted», dijo Feinstein a Barrett. «Y eso es preocupante».
La senadora dijo que le preocupaba que Barrett y Joan Larsen, otra candidata a jueza en la audiencia, votaran para anular el caso Roe contra Wade, que dictaminó que el aborto es un derecho constitucional. Tanto Larsen como Barrett respondieron que desde los tribunales federales inferiores no estarían en condiciones de pronunciarse sobre el caso Roe contra Wade, y que seguirían el precedente establecido por la Corte Suprema.
«Realmente percibimos aplomo cuando la senadora Feinstein la atacó por su fe religiosa. Ella no vaciló. Fue muy confiada pero amable, respetuosa y firme en su respuesta», dijo Severino.
Minutos antes, Barrett se enfrentó a un interrogatorio del senador Chuck Grassley (R-Iowa), quien le preguntó sobre un escrito suyo que decía que los jueces católicos debían abstenerse de casos que involucraran la pena de muerte.
Barrett dijo que ella escribió el artículo 20 años antes, añadiendo: «Nunca es apropiado que un juez imponga a la ley sus convicciones personales, ya sea que se deriven de la fe o de cualquier otro lugar».
También dijo: «Soy el producto de 19 años de educación católica. Y de vez en cuando, la Santa Madre Iglesia no está de acuerdo con algún voto mío. Y me lo ha hecho saber».
Lee le dijo a The Epoch Times que la reciente cobertura mediática sobre la fe de Barrett era una señal de intolerancia religiosa.
Que Barrett ya se haya enfrentado a un duro escrutinio en el Senado en el pasado significa que podría ser confirmada rápidamente, antes de las elecciones del 3 de noviembre.
Barrett y Barbara Lagoa, una jueza federal de Florida, son las únicas mujeres que Trump ha confirmado que está considerando para la nominación. El presidente ha reducido sus opciones a cinco.
Los padres de Lagoa dejaron Cuba para dar a sus hijos un futuro mejor. Sus antecedentes la convierten en una opción atractiva para algunos, que dicen que ayudaría a reforzar las posibilidades de reelección de Trump al conseguir votos entre los hispanos y en Florida.
Quienquiera que Trump elija pasará por un interrogatorio de los demócratas del Comité de Justicia, y quienes se oponen al presidente buscarán mientras tanto formas de desbaratar la confirmación.
Los líderes demócratas del Congreso han instado al Senado a no considerar la nominación de Trump, argumentando que está demasiado cerca de las elecciones, y han expresando su frustración por la forma en que la cámara alta controlada por los republicanos bloqueó la nominación del presidente Barack Obama en 2016.
Pero la mayoría de los senadores republicanos dicen que hay muchos precedentes de nominaciones durante el año electoral, y que el mismo partido controla el Senado y la presidencia esta vez, haciendo que la situación sea muy diferente a la de hace 4 años.
«El nominado del presidente Trump recibirá un voto en el pleno del Senado de los Estados Unidos», dijo la semana pasada el líder de la Mayoría del Senado Mitch McConnell (R-Ky.) horas después de la muerte de Ginsburg.
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