La administración Trump denunció el uso por parte del Partido Comunista Chino (PCCh) de la «corrección política» aplicada empresas estadounidenses y ciudadanos estadounidenses, en una declaración del 5 de mayo del secretario de prensa de la Casa Blanca.
«El presidente Donald J. Trump se manifestó en contra de la corrección política a los Estados Unidos», afirmó. «Defenderá a los estadounidenses que se resisten a los esfuerzos del Partido Comunista Chino para imponer la corrección política china a empresas y ciudadanos estadounidenses».
La declaración señala que el 25 de abril, la Administración de Aviación Civil China del PCCh envió una carta a 36 compañías aéreas extranjeras, incluidas muchas compañías estadounidenses, exigiéndoles que cambiaran las definiciones de «Taiwán», «Hong Kong» y «Macao» para que se ajustaran a las normas del Partido Comunista Chino.
«Esto es una tontería orwelliana y parte de una tendencia creciente del Partido Comunista Chino a imponer sus puntos de vista políticos a los ciudadanos estadounidenses y a las empresas privadas», afirma. «La represión interna de Internet en China es mundialmente famosa».
La declaración del secretario de prensa tenía un doble significado dependiendo de quién la leyera. Para la mayoría de los estadounidenses la idea de lo políticamente correcto se ha vinculado a la censura en temas relacionados con la justicia social. En China, sin embargo, la idea de «corrección política» va a las raíces del concepto, como una idea de un sistema moral ligado a la política del Estado.
El exlíder del PCCh Mao Zedong expuso las ideas sobre corrección política en 1964 en su «Pequeño Libro Rojo». El líder comunista, que según estimaciones variables asesinó entre 50 y 70 millones de chinos, tenía un concepto simple detrás de la frase: Eres «políticamente correcto» si apoyas las iniciativas políticas, y no ser políticamente correcto te marcaría para la persecución o la muerte.
El concepto ha existido de una forma u otra en la mayoría de las sociedades comunistas que han creado formas orwelianas de censura y pseudo «crimen de pensamiento». Se remonta a los primeros orígenes del sistema comunista, que François-Noël Babeuf (conocido como Gracchus Babeuf) considerado como el primer comunista revolucionario, sacó del Reinado del Terror de la Revolución Francesa.
Bajo la «Ley de los Sospechosos» de 1793, el líder jacobino francés Maximiliano Robespierre declaró que cualquier persona sospechosa de estar en contra de sus políticas debía ser decapitada con guillotina. Las violaciones pueden incluir actuar sospechosamente, o escribir o decir algo fuera de lugar. Bajo esta política Robespierre hizo aquella infamante declaración: «Aquellos que nos acusan se acusan a sí mismos».
En China, el concepto de corrección política todavía lleva este hilo conductor. En su afán por mantener el control sobre la libertad de expresión y la difusión de ideas, el PCCh ha aplicado políticas de «corrección política» en casi todos los aspectos de la vida en China. En enero de 2016, por ejemplo, su Departamento Central de Propaganda declaró que todas las decoraciones para el Año Nuevo Lunar tradicional, tales como faroles navideños y pergaminos rojos, tenían que «divulgar los valores socialistas fundamentales».
El PCCh tiene requisitos similares para casi todas las formas de ocio, incluyendo películas, música rap y videojuegos, que también son usados para promover los «valores socialistas».
Las industrias extranjeras, en particular los estudios cinematográficos de Hollywood, también se han visto obligadas a seguir el juego, o a arriesgarse a que sus productos sean prohibidos en China.
Sin embargo, el gobierno de Trump está enviando el mensaje de que se opondrá a esta forma de censura. Como dice la declaración de la Casa Blanca, «los esfuerzos de China para exportar su censura y corrección política a los estadounidenses y al resto del mundo libre serán rechazados».
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