Durante una conferencia de prensa el domingo en la Casa Blanca, el presidente Donald Trump destacó la naturaleza bipartidista de los esfuerzos de respuesta contra el COVID-19 y abordó los llamados de los gobernadores estatales para obtener más ayuda federal para ampliar el testeo.
“Creo que es muy bueno porque es bipartidista. No se trata de demócratas, republicanos, se trata de algo que golpeó a nuestro país, algo que nunca nos ha sucedido antes”, dijo Trump sobre el esfuerzo más amplio para contrarrestar al virus del PCCh (Partido Comunista Chino), el nuevo coronavirus que causa la enfermedad COVID-19.
El virus se extendió agresivamente por todo el mundo, con un recuento de más de 2.4 millones de infecciones en todo el mundo y 166,235 muertes, según reportó el instituto Johns Hopkins el lunes. El número de infecciones en Estados Unidos llegó a 760,570 con 40,690 muertes, de acuerdo al informe de la misma entidad.
“Esto se está librando en este país, pero se está combatiendo en 184 países de todo el mundo. Es terrible», dijo Trump, comparando la respuesta a los esfuerzos que implica una guerra.
Trump dijo que el vicepresidente Mike Pence encabezará una llamada con los gobernadores estatales el lunes para explorar formas de mejorar la respuesta de todos los gobiernos al virus y «desarrollar estrategias de pruebas adaptadas localmente».
El anuncio se produce en respuesta a las peticiones de una estrategia nacional para ayudar a asegurar los suministros en demanda, como los hisopos de prueba y los reactivos químicos.
“Muchos gobernadores están haciendo este trabajo increíble y están trabajando con nosotros muy de cerca en los test y el trabajo en sus estados. Y nuevamente, debería ser algo local porque […] son todos estos aspectos dentro de un estado», dijo Trump, y agregó,»los estamos ayudando mucho y queremos ayudarlos mucho».
El presidente dijo que usaría la Ley de Producción de Defensa con respecto a una compañía para aumentar la producción de hisopos para los test.
Funcionarios y expertos en salud dicen que el país necesita escalar drásticamente su infraestructura de pruebas si va a revertir las restricciones de manera segura y reabrir las empresas sin correr el riesgo de un aumento importante en las infecciones.
El lunes por la mañana, el Dr. Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas de la nación, dijo a «Good Morning America» de ABC que el país actualmente está realizando entre 1.5 y 2 millones de pruebas por semana. Pero, «realmente necesitamos llegar, al menos, ya sabes, tal vez el doble de eso, tres veces eso».
Los funcionarios de la administración insisten en que Estados Unidos tiene suficiente capacidad de pruebas para implementar de manera segura la «Fase Uno» de un plan de reapertura económica publicado la semana pasada para comenzar un retorno gradual a la normalidad. Y argumentaron que los estados podrían estar ejecutando el doble de pruebas que ahora si usaran todo el equipo al que ya tienen acceso.
“Así que realmente tenemos que ayudarlos a lograrlo. Y eso es lo que se está haciendo en este momento, tratar de hacer la conectividad entre la capacidad no utilizada y las pruebas dentro de esa capacidad para ayudarlos”, dijo Fauci. “Tenemos que seguir adelante. Hay que hacerlo juntos realmente en una asociación».
Trump dijo que, hasta ahora, 4.18 millones de personas han sido analizadas para detectar COVID-19 en Estados Unidos y pidió a los gobernadores que trabajen juntos para mejorar los esfuerzos de respuesta.
“Los alentamos a compartir sus estrategias exitosas con otros gobernadores. Algunos de los gobernadores están haciendo un mejor trabajo que otros. La capacidad robusta que establecimos permitirá a los gobernadores implementar estrategias sofisticadas para que puedan reabrir sus estados de manera segura», dijo Trump.
La administración está involucrada en un delicado acto de equilibrio entre proteger a las personas del virus del PCCh y reiniciar la actividad económica para que los estadounidenses tengan los medios para mantener un techo sobre sus cabezas y obtener lo suficiente para comer.
Impulsados por la creciente fatiga del encierro, más personas salieron a las calles durante el fin de semana pidiendo un fin más rápido de los cierres.
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