El expresidente Donald Trump cuestionó el 26 de marzo el progreso de la investigación que realiza el abogado especial John Durham sobre los orígenes de la investigación sobre Rusia y la conducta de los funcionarios del gobierno implicados.
«¿Dónde está Durham? ¿Es un ser humano vivo y que respira? ¿Habrá alguna vez un informe Durham?», preguntó Trump en una declaración difundida por su oficina.
Durham supuestamente está investigando una amplia gama de cuestiones vinculadas a la vigilancia de la campaña electoral de Trump por parte del FBI. La investigación llevó hasta ahora a condenar a un exabogado del FBI, quien falsificó un correo electrónico utilizado en el proceso de obtención de una orden de la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA) contra el asesor de la campaña de Trump, Carter Page.
El FBI espió a Page a lo largo de un año a partir de octubre de 2016. Una investigación de la Oficina del Inspector General (OIG) del Departamento de Justicia determinó que las cuatro solicitudes FISA utilizadas para vigilar a Page contenían 17 errores y omisiones importantes que implicaban a todos los funcionarios involucrados en el proceso, incluyendo al entonces director del FBI, James Comey, al entonces director interino, Andrew McCabe, y al entonces fiscal general adjunto, Rod Rosenstein, entre muchos otros.
Los hallazgos de la OIG provocaron que el Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera emitiera una severa reprimenda al FBI, cuestionando por qué se debería confiar en la oficina para las solicitudes de vigilancia. Desde entonces, el FBI se comprometió a llevar a cabo importantes reformas en la manera de examinar la información utilizada en las solicitudes FISA.
Un expediente de afirmaciones no verificadas sobre Trump desempeñó un papel importante en la decisión del FBI de obtener la primera orden FISA contra Page. Todas las solicitudes FISA contenían afirmaciones del expediente sin revelar que fue integrado por un exespía extranjero y pagado por la campaña de Hillary Clinton y el Comité Nacional Demócrata. La oficina tampoco reveló que el autor del expediente, el exoficial de inteligencia británico, Christopher Steele, tenía un sesgo abierto contra Trump y estaba decidido a impedir la elección de Trump en 2016.
Los sentimientos de Steele no diferían mucho de algunos de los principales funcionarios del FBI que dirigían la investigación de la campaña de Trump, cuyo nombre en clave era Crossfire Hurricane. El agente que abrió y dirigió la investigación, Peter Strzok, intercambió mensajes con su pareja extramatrimonial en el FBI, la abogada Lisa Page, en los que expresaba su odio por Trump y su desprecio por sus partidarios. Strzok habló de impedir que Trump se convirtiera en presidente, discutió una «póliza de seguro» en el remoto caso de que Trump fuera elegido presidente y reflexionó sobre el impeachment en la época en que se unió a la investigación del entonces abogado especial Robert Mueller.
Más de una decena de altos funcionarios del FBI y del Departamento de Justicia implicados en Crossfire Huracan renunciaron o fueron despedidos.
The Epoch Times envió a Durham una solicitud de comentarios.
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