El presidente Donald Trump pidió el lunes a las compañías farmacéuticas que aceleren el desarrollo de vacunas para el nuevo coronavirus.
Trump, hablando desde Washington, dijo se reunirá con ejecutivos de las compañías el lunes a la tarde en la Casa Blanca junto con el equipo que trabaja en el coronavirus.
La discusión se centrará en una vacuna o una cura para el nuevo virus, causado por una enfermedad llamada COVID-19. 23 nuevos casos fueron reportados en los Estados Unidos durante el fin de semana, incluyendo las dos primeras muertes por la nueva enfermedad.
«Les hemos pedido que aceleren lo que están haciendo en términos de una vacuna», señaló Trump a los periodistas de la Oficina Oval.
La reunión estaba programada y originalmente estaba destinada a tratar sobre los precios de los medicamentos, dijo el presidente. Su administración explicó que ha bajado los precios de los medicamentos por primera vez en 51 años.
El sábado, Trump y otros altos funcionarios mencionaron a los ciudadanos que el riesgo del nuevo coronavirus para el público estadounidense sigue siendo bajo. «Los estadounidenses necesitan seguir con su vida normal», dijo el Dr. Robert Redfield, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
«Los individuos sanos probablemente se recuperen», señaló Trump.
Los funcionarios federales y algunas compañías están trabajando en la creación de vacunas para el virus, con varias en desarrollo. Se espera que los ensayos para una vacuna comiencen en unas seis semanas, afirmó un alto funcionario el 25 de febrero. Moderna, una compañía con sede en EE.UU., envió el primer lote de una vacuna experimental ese mismo día.
El desarrollo de una vacuna lleva tiempo, con una fase uno de ensayo de unos tres meses, seguida de una fase dos más amplia de al menos seis meses.
Si una vacuna pasa las pruebas, toma tiempo adicional para ampliar su distribución.
También se están haciendo pruebas en otros países sobre posibles vacunas, incluso en Australia.
Se están realizando ensayos clínicos sobre posibles terapias o tratamientos para el virus, a partir de medicamentos existentes. Uno de los principales candidatos es el remdesivir de Gilead Sciences, que se está probando en los Estados Unidos, Japón y China.
Funcionarios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) explicaron el lunes a los periodistas en Ginebra que la contención del virus sigue siendo el foco, con la esperanza de romper las cadenas de transmisión.
Incluso si la transmisión no se evita en última instancia, la estrategia permite a los países capacitar a los trabajadores, obtener más equipos y prepararse de otra manera para la propagación del coronavirus, destacó el Dr. Mike Ryan, director del programa de emergencias de la OMS.
«Como mínimo, al hacer esto le damos a todos los sistemas de salud del mundo la oportunidad de prepararse y, potencialmente, desarrollar terapias y vacunas para prevenirlo. Se trata de contener y ganar tiempo, y al hacerlo podemos salvar muchas vidas».
Otros esfuerzos giran en torno al estudio del virus y de la enfermedad COVID-19, e intentan averiguar cómo se comporta exactamente, aseguró Ryan. Quedan preguntas sobre su transmisión y las muertes de los casos, así como sus orígenes.
«No es influenza y no se comporta como la influenza. Se comporta como COVID-19. El problema es que no sabemos exactamente cómo se comporta el COVID-19», sostuvo.
El hecho de que se transmita de forma diferente a la gripe ofrece un «rayo de luz» de que el virus puede ser contenido, precisó Ryan.
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