El presidente electo Donald Trump reveló sus planes para crear el Servicio de Recaudación Exterior (ERS, por sus siglas en inglés), una nueva agencia inspirada en el IRS pero destinada a recaudar aranceles, derechos e ingresos de países extranjeros en lugar de los contribuyentes estadounidenses.
Trump anunció el plan en un posteo publicado el 14 de enero en las redes sociales, en el que enmarcó la propuesta como una medida para desplazar la carga financiera de los impuestos de los ciudadanos estadounidenses a las entidades extranjeras que se benefician del comercio con Estados Unidos.
«Durante demasiado tiempo, hemos confiado en gravar a nuestro Gran Pueblo a través del Servicio de Impuestos Internos (IRS)», escribió. «A través de acuerdos comerciales blandos y patéticamente débiles, la economía estadounidense ha aportado crecimiento y prosperidad al mundo, mientras nos gravábamos a nosotros mismos. Es hora de que eso cambie».
Trump ha criticado constantemente lo que considera acuerdos comerciales injustos elaborados por líderes anteriores, argumentando que estos acuerdos benefician desproporcionadamente a los socios extranjeros mientras perjudican a Estados Unidos. También ha expresado su profunda preocupación por el déficit comercial de la nación, que ascendía a 773,400 millones de dólares en 2023, incluyendo tanto bienes como servicios. Señalando este enorme desequilibrio comercial, Trump ha defendido sus llamamientos a imponer amplios aranceles a las importaciones como un paso necesario para abordar lo que describe como una injusticia de larga data que socava la fortaleza económica de Estados Unidos.
Trump dijo que el ERS se pondrá en marcha el 20 de enero, su primer día en el cargo. La agencia se centrará en la generación de ingresos de fuentes extranjeras mediante la aplicación de aranceles, derechos y otras tasas relacionadas con el comercio de bienes importados a Estados Unidos. La idea parece ser trasladar parte de la responsabilidad de financiar el gobierno de los contribuyentes nacionales a las naciones y empresas extranjeras que se benefician del acceso al mercado estadounidense.
«Empezaremos a cobrar a los que ganan dinero a costa nuestra con el comercio», dijo Trump. «Empezarán a pagar, FINALMENTE, su parte justa».
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), que reside en el Departamento de Seguridad Nacional, cobra los aranceles a los importadores estadounidenses, no a los países o empresas extranjeras que exportan productos. Los importadores pagan el impuesto a la CBP.
En julio de 1789, el entonces presidente George Washington creó el Servicio de Aduanas de Estados Unidos, precursor de la CBP.
Iain Murray, vicepresidente de estrategia y miembro senior del Competitive Enterprise Institute, dice que se necesitan más detalles para evaluar la propuesta con precisión.
«No está claro a partir de este anuncio qué hará exactamente el Servicio de Impuestos Externos que no hagan ya las aduanas estadounidenses», dijo Murray a The Epoch Times.
El anuncio de Trump es la última novedad en su larga campaña a favor del nacionalismo económico. Durante su primer mandato, Trump utilizó con frecuencia los aranceles —o la amenaza de imponerlos— como elemento útil para renegociar acuerdos comerciales que consideraba desfavorables para las empresas estadounidenses. Ha afirmado que los aranceles protegen a las industrias nacionales de la competencia extranjera desleal y fomentan la deslocalización de los empleos manufactureros.
Trump también ha defendido sistemáticamente los aranceles como una herramienta versátil para las negociaciones políticas. Recientemente, Trump advirtió a Canadá y México de aranceles inminentes del 25% a menos que tomaran medidas decisivas para frenar el flujo de fentanilo y de inmigrantes ilegales a través de sus fronteras hacia Estados Unidos.
Los detractores de los aranceles propuestos por Trump argumentan que podrían reducir la producción económica de Estados Unidos y aumentar los costes para los consumidores estadounidenses, no solo de bienes importados como la madera canadiense, sino también de productos que dependen de estas importaciones, como las casas.
Los partidarios creen que las ventajas a largo plazo de reforzar la producción nacional y disminuir la dependencia de las importaciones extranjeras superan los desafíos económicos a corto plazo que plantean los aranceles.
Un análisis reciente de los aranceles propuestos por Trump realizado por la Oficina Presupuestaria del Congreso, no partidista, concluyó que podrían reducir significativamente el déficit federal de Estados Unidos durante la próxima década, mientras que su impacto en los precios al consumo y la producción económica sería relativamente modesto.
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