El presidente electo Donald Trump dijo el 8 de diciembre que dará libertad a Robert F. Kennedy Jr. para investigar la posible relación entre las vacunas y el autismo si éste obtiene la confirmación del Senado para convertirse en Secretario de Salud y Servicios Humanos (HHS).
Kennedy lleva años afirmando que es probable que el autismo esté relacionado con las vacunas infantiles.
Fue nominado para servir como secretario del HHS por Trump el mes pasado y prometió cambios radicales a las agencias bajo el HHS, como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).
Los NIH apoyan y financian la investigación sobre el autismo, así como sobre posibles nuevas vacunas.
Kennedy le dijo a The Epoch Times en septiembre que renovaría los NIH para que se centraran en las causas del autismo, las enfermedades autoinmunes y las enfermedades del neurodesarrollo, en lugar de desarrollar fármacos y servir de incubadora de productos farmacéuticos.
En la entrevista del 8 de diciembre con Meet The Press, Trump señaló que los casos de autismo han aumentado en las últimas décadas. Cuando se le preguntó si Kennedy exploraría el tema, Trump dijo que está «abierto a cualquier cosa».
«Cuando miras algunos de los problemas, cuando miras lo que está pasando con las enfermedades y dolencias en nuestro país, algo está mal», dijo Trump.
«Creo que alguien tiene que averiguarlo. Si retrocedes 25 años, había muy poco autismo».
La información de los CDC muestra que alrededor de uno de cada 36 niños estadounidenses tiene hoy un diagnóstico de autismo, en comparación con uno de cada 150 en el año 2000.
Combatir las enfermedades crónicas, mejorar la salud de los niños y hacer frente a la influencia corporativa en las agencias gubernamentales fueron partes vitales de la plataforma de campaña de Kennedy cuando se postuló para presidente como demócrata y luego como independiente.
Kennedy suspendió su campaña presidencial y apoyó a Trump en agosto. Le dijo a The Epoch Times que era una «decisión desgarradora» y un paso necesario para lograr su misión de salvar a los estadounidenses de la epidemia de enfermedades crónicas.
Bajo la campaña «Make America Healthy Again» (Hagamos a Estados Unidos Saludable de Nuevo), Kennedy pretende reducir lo que él llama la epidemia de enfermedades crónicas abordando la llamada «captura corporativa» a las agencias federales de salud y eliminando los productos químicos tóxicos del suministro de alimentos de la nación, entre otros objetivos.
Antes de anunciar su candidatura presidencial en abril de 2023, Kennedy era presidente de Children’s Health Defense, una organización sin ánimo de lucro dedicada a eliminar las exposiciones tóxicas que perjudican a los niños y a promover la seguridad en las vacunas.
Cofundó el Proyecto Mundial de Mercurio en 2016 con la intención de eliminar el mercurio neurotóxico en el pescado, los productos médicos, las amalgamas dentales y las vacunas; y hacer que la ciencia sólida sea el motor de las políticas públicas, según el sitio web de Children’s Health Defense.
El Proyecto Mundial del Mercurio cambio de nombre en 2018 y es conocido ahora como Children’s Health Defense (CHD). Los cuatro pilares de la organización incluyen la defensa, la educación, el litigio y la ciencia.
El 4 de diciembre, Kennedy presentó su carta de renuncia a CHD.
«Una de mis prioridades más importantes es que las agencias que superviso proporcionen un mejor acceso a los puntos de vista científicos y de política pública de las minorías», escribió.
«Le prometo a usted y a los miembros de la CHD aportar una nueva apertura e inclusión a la parte sanitaria y científica del gobierno, tanto a la hora de recibir aportaciones del público y de todas las partes interesadas, como de difundir la información y los datos recopilados por estas agencias».
Varios republicanos han elogiado la medida de Trump de nominar a Kennedy como secretario del HHS.
Algunos críticos se opusieron a la nominación porque consideraban que Kennedy era anti-vacunas o anti-ciencia, caracterizaciones que Kennedy ha dicho que no son ciertas.
El representante Robert Garcia (D-Calif.) calificó a Kennedy como un teórico de la conspiración y dijo que «destruirá nuestra infraestructura de salud pública y nuestros sistemas de distribución de vacunas».
Peter G. Lurie, presidente del Centro para la Ciencia en el Interés Público, dijo en un comunicado que el centro «se opone a esta nominación» y que «nominar a un anti-vacunas como Kennedy al HHS es como poner a un terraplanista a la cabeza de la NASA».
Kennedy ha dicho sistemáticamente que no está en contra de las vacunas y que defiende la seguridad de las mismas y el consentimiento informado.
Para padres y defensores de la seguridad de las vacunas como MaryJo Perry y Scott Shoemaker, hace tiempo que debería haberse estudiado a fondo la posible relación entre las vacunas infantiles y el autismo.
«No entiendo la histeria que suscita su plan de estudiar a fondo la cuestión y zanjarla de una vez por todas», afirma Perry, presidenta de Mississippi Parents for Vaccine Rights. «¿Por qué iba alguien a tener miedo de conocer la verdad?».
El hijo de Shoemaker fue diagnosticado de autismo a los 15 meses, y dijo que revirtió la enfermedad eliminando el envenenamiento por metales tóxicos.
«¿No deberíamos, como padres, querer saber si lo que estamos permitiendo que entre en el cuerpo de nuestros hijos es seguro o no?», dijo Shoemaker, que es presidente de Health Freedom Ohio.
Un video que documenta los cambios que publicó en 2019 fue eliminado por Facebook, le dijo a The Epoch Times.
«A mi hijo le pusieron una vacuna triple vírica. Estuvo en cama durante dos semanas cuando llegó a casa. En ese momento, no estaba preocupado porque el médico dijo antes de la vacuna que algunos niños tienen problemas con ella y que podrían sentirse enfermos», dijo Shoemaker.
«Después de la inyección estaba distinto. No hablaba ni nos miraba a los ojos. Era difícil llamar su atención. Experimenté lo que la mayoría de los padres de niños vacunados experimentan por parte de los profesionales médicos. Nos dan largas y nos dicen que no saben qué causó el autismo, pero que no son las vacunas las que causaron el problema».
Firmada por el Presidente Ronald Reagan, la Ley Nacional de Lesiones Causadas por Vacunas en la Infancia (NCVIA) de 1986 eliminó la responsabilidad potencial de los fabricantes de vacunas a causa de las reclamaciones por lesiones causadas por vacunas. A Perry y Shoemaker les gustaría que se responsabilizara a las empresas farmacéuticas si sus productos lesionan a los receptores. También esperan que, con Kennedy, se aborde el calendario de vacunas de los CDC.
Según Children’s Health Defense, no se ha realizado ningún estudio doble ciego controlado con placebo sobre la seguridad de las vacunas infantiles.
«Eso tiene que ocurrir», le dijo Perry a The Epoch Times. «No hay responsabilidad ni obligación de rendir cuentas por parte de las empresas farmacéuticas. Eso tiene que cambiar».
Perry dijo que cree que ninguna vacuna debería ser obligatoria.
«Si es buena y segura, los padres la usarán. No habrá que coaccionar a los padres si es buena y segura», dijo.
Shoemaker está de acuerdo.
«En resumen, queremos la verdad. Queremos productos seguros para nuestros hijos. No queremos que las grandes farmacéuticas se limiten a decir que las vacunas son seguras y eficaces y no puedan mostrar estudios imparciales», afirmó.
«Las agencias gubernamentales nos dicen que la ciencia está asentada, pero eso es contrario al propósito de la ciencia: Probar, volver a probar, estudiar y evolucionar».
Shoemaker dijo que Kennedy es la persona adecuada para introducir los cambios que padres como él desean ver.
«No está vinculado a las grandes farmacéuticas. Sólo quiere la verdad y es alguien que no tiene miedo de hacer lo necesario para llegar a la verdad», dijo Shoemaker.
Kennedy se enfrentará a las audiencias de confirmación del Comité de Finanzas del Senado, que está previsto que dirija el senador Mike Crapo (R-Idaho). El pleno del Senado votará su nombramiento si es aprobado por ese panel.
Kennedy dijo que cree que poco cambiará hasta que se aborde la influencia de las corporaciones gigantes o privadas en la FDA, los CDC y el Departamento de Agricultura.
Durante una entrevista con The Epoch Times el año pasado, explicó su postura.
«Nunca he sido antivacunas. La gente debe poder elegir, y esa elección debe basarse en la mejor información posible», afirmó. «Voy a garantizar que haya estudios de seguridad con base científica y que la gente pueda hacer sus propias evaluaciones sobre si una vacuna es buena para ellos».
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