El expresidente Donald J. Trump habló el 30 de agosto en su mitin en la ciudad de Johnstown, Pensilvania, centrándose en la política energética. Fue su última campaña en el estado rico en gas y carbón.
Trump acusó a la vicepresidenta Kamala Harris de querer acabar con el fracking, al que se opone el Sierra Club y algunas otras organizaciones ecologistas.
«La gente de Pensilvania es inteligente. No van a caer en la trampa (…) Si ustedes no realizan fracking, no hay mancomunidad», dijo Trump.
También acusó a Harris de haber «renunciado a nuestra independencia energética» y reprochó a su administración el cierre del oleoducto Keystone XL.
La posición de la Sra. Harris sobre el fracking para obtener petróleo surgió durante su entrevista del 29 de agosto con Dana Bash, de CNN. Ella habló con Bash junto a su nuevo compañero de fórmula, el gobernador de Minnesota, Tim Walz.
La Sra. Bash señaló que en 2019, Harris expresó su apoyo a la prohibición del fracking. Harris expuso esa posición durante un foro ciudadano centrado en el clima en CNN con otros aspirantes presidenciales demócratas, y agregó que había trabajado para poner fin a la práctica cuando era fiscal general de California.
En su entrevista con la Sra. Bash, Harris dijo que dejó claro en 2020, como compañera de fórmula del presidente Joe Biden, que no pretendía prohibir la práctica.
«Como vicepresidenta, no prohibí el fracking. Como presidenta, no prohibiré el fracking», dijo Harris a Bash.
En el mitin de Trump, un orador que precedió a la aparición del expresidente, Mark Caskey, tachó a Harris de indecisa sobre el fracking.
El Sr. Caskey fundó Steel Nation, una empresa que construye edificios de acero para instalaciones de petróleo y gas. Él dijo a las personas que llenaban el 1st Summit Arena del Cambria County War Memorial que hablaba en nombre de los trabajadores del sector energético de Estados Unidos.
Tras elogiar las palabras de Caskey, Trump le llamó de nuevo al escenario.
«¿Puedo estrecharle la mano?», preguntó Trump. Caskey se acercó y, tras complacer al expresidente, habló un poco más.
«Nosotros tenemos Marcellus Shale justo bajo nuestros pies», dijo Trump, señalando el escenario bajo él.
Carla Sands, otra oradora que subió al escenario antes que Trump, elogió el sector del gas natural en Pensilvania.
Ella atribuyó al cambio hacia el gas natural, frente a combustibles más sucios, la mejora de la calidad del aire en la Commonwealth de Pensilvania.
El representante John Joyce (R-Pa.) también habló sobre la producción de energía en su estado.
Los temas locales y del territorio conocido como Cinturón del Óxido, animaron un discurso de Stephen Miller, un viejo aliado de Trump y conocido en el tema de inmigración.
«Llevo esta ciudad en la sangre», dijo el Sr. Miller. «Generaciones de mi familia están enterradas en el suelo aquí en Johnstown, Pensilvania».
Sus resumidas, pero memorables declaraciones terminaron con un llamado a Johnstown para que diera una victoria a Trump y a «¡luchar, luchar, luchar!», unas líneas que vinculaban el discurso de Pensilvania con las palabras pronunciadas por Trump tras el atentado contra su vida en Butler, Pensilvania, justo el mes pasado.
Un incidente breve, pero inquietante, durante el discurso de Trump en Johnstown, recordó lo sucedido en Butler. Un hombre no identificado fue sometido por la policía mientras saltaba una barrera que rodeaba el recinto de la prensa. Fue rápidamente detenido y sacado del acto.
«¿Hay algún sitio más divertido que un mitin de Trump?», bromeó el expresidente mientras el caos se desataba y amainaba.
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