WASHINGTON. El presidente Donald Trump está adoptando una postura firme para abordar uno de los problemas más urgentes a los que se enfrenta el país.
Las sanciones comerciales que Washington anunció el pasado 22 de marzo, pretenden castigar a Beijing por robar tecnología estadounidense vital para la economía de los próximos años.
“Si China domina las industrias futuras será muy difícil para Estados Unidos tener un futuro económico”, afirmó Peter Navarro -importante asesor comercial de la Casa Blanca- durante una rueda de prensa.
Las medidas punitivas de Trump, incluyen restringir la inversión china en Estados Unidos e imponer aranceles por un total de 60.000 millones de dólares a los productos chinos.
“Este es un evento histórico, y el presidente Trump debe ser aplaudido por su coraje, por su enfoque del tema”, enfatizó Navarro.
Administraciones anteriores advirtieron a China, pero se negaron a tomar medidas enérgicas contra sus prácticas comerciales desleales; en su lugar intentaron utilizar la persuasión -que fracasó en innumerables ocasiones- según los expertos. La administración de Trump ahora se está moviendo más allá de la persuasión aplicando sanciones concretas.
“Esta es la respuesta más seria tomada por cualquier administración en la historia reciente”, comentó Stephen Ezell vicepresidente de la Fundación para la Tecnología de la Información y la Innovación -un grupo de expertos de Estados Unidos-. Él cree que esta es una acción largamente esperada.
“Lo que realmente está en juego aquí es nuestra propiedad intelectual”, argumentó Ezell. “Me reconfortó saber que la administración pareciera entender lo importante que es la propiedad intelectual (PI) para el futuro de la economía de Estados Unidos”.
Robo de PI
Durante décadas, las políticas proteccionistas y distorsionadoras del comercio del régimen chino debilitaron la competitividad de las empresas estadounidenses. Según un informe de la oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR por sus siglas en inglés), China está implementando leyes, políticas y prácticas que perjudican los derechos de propiedad intelectual, innovación y desarrollo tecnológico estadounidense.
China utiliza muchas tácticas para robar información por ejemplo: obligar a las empresas extranjeras a asociarse con empresas nacionales chinas y entregar su tecnología y conocimientos técnicos para acceder al mercado chino. Piden a las empresas que trasladen su producción, investigación/desarrollo y almacenamiento de datos al país asiático.
A través de los requisitos para la creación de empresas conjuntas y las restricciones a la inversión, el régimen chino estuvo forzando durante años la transferencia de tecnología y propiedad intelectual de empresas estadounidenses a compañías chinas. Estas acciones dañaron la manufactura, el empleo y la innovación en los Estados Unidos. También afectaron negativamente a las exportaciones estadounidenses y contribuyeron al déficit comercial con China.
El régimen chino se comprometió en varias ocasiones desde 2010 a no utilizar la transferencia de tecnología como condición para el acceso al mercado, según el informe del USTR. A su vez también se comprometió a dejar de presionar para que se revelen los secretos comerciales en los procedimientos reglamentarios o administrativos.
A pesar de todos estos compromisos, el régimen de transferencia de tecnología de China nunca se detuvo.
“El gobierno estadounidense, el pueblo estadounidense y las empresas estadounidenses están realmente cansados de la forma en que el gobierno chino hizo la vista gorda ante lo que estaba sucediendo allí”, declaró el representante Mike Bishop (republicano de Michigan) a NTD -un medio asociado de La Gran Época-.
En respuesta a las preocupaciones sobre cualquier represalia por parte de China, Bishop apuntó: “¿Qué tipo de represalia tendría más impacto que lo que estamos viendo ahora mismo con el costo del robo de nuestra propiedad intelectual?”
Las marcas globales se ven obligadas a regalar sus tecnologías más importantes y sensibles. No tienen más remedio que cumplir ya que no pueden permitirse abandonar uno de los mercados más grandes del mundo. Sin embargo, a largo plazo terminan perdiendo su ventaja competitiva en los mercados globales al renunciar a “sus valiosas y duramente ganadas tecnologías”, señala el informe del USTR.
“Esto resulta en un campo de juego altamente asimétrico donde las compañías estadounidenses enfrentan políticas inmensamente restrictivas en China, mientras que las compañías chinas no están igualmente restringidas en Estados Unidos”.
El gobierno chino también utiliza otras tácticas para proteger a sus propias empresas nacionales, incluyendo subsidios masivos del gobierno y el robo cibernético de propiedad intelectual y secretos comerciales. Según el informe del USTR, estas prácticas por ejemplo: desde 2012 llevaron a 30 empresas de energía solar estadounidenses a la quiebra, dejando a esta industria al borde del colapso.
Las células solares se inventaron por primera vez en los Estados Unidos, pero solo el 6 por ciento de la producción mundial está situado en Norteamérica en 2016. Con el tiempo, la mayor parte de la producción se desplazó a China y Taiwán.
Inversiones depredadoras
A través de empresas estatales, China también dirige actividades de adquisición e inversión hacia empresas extranjeras con tecnologías líderes en sectores clave, que van desde semiconductores hasta la manufactura. El gobierno a menudo organiza y dirige estas adquisiciones con fines estratégicos.
“El fondo de riqueza soberana de China – China Investment Corporation, que tiene cerca de 1 billón de dólares en activos bajo su administración, no viene aquí para obtener un índice de rentabilidad justa para sus inversionistas”, sostuvo Navarro. Está invirtiendo en Estados Unidos en políticas estratégicas, industriales y militares en algunos casos, agregó.
Trump ordenó al secretario de Hacienda que propusiera una acción para detener las adquisiciones o inversiones desleales en Estados Unidos dirigidas por China. Las restricciones a la inversión irán más allá del mandato del Comité de Inversión Extranjera en los Estados Unidos (CFIUS, por sus siglas en inglés), un comité interinstitucional que examina las implicancias para la seguridad nacional de las inversiones extranjeras en el país.
En el año 2000, el presidente Bill Clinton otorgó permanentemente el estatus de “nación más favorecida” a China, convirtiéndose un año después en miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Desde entonces el régimen comunista violó las normas de la OMC, constante y repetidamente.
“He pedido tal acción durante años y me he sentido decepcionado por las inacciones tanto del presidente Bush como de Obama», declaró el líder de la minoría del Senado Chuck Schumer (demócrata de Nueva York) en el pleno del Senado el 22 de marzo, comentando sobre los pasos anunciados por el presidente Trump. “Estoy muy contento de que esta administración esté tomando fuertes medidas para conseguir un mejor acuerdo con China”.
Trump también criticó a los presidentes anteriores por ignorar las prácticas comerciales desleales.
“Estamos haciendo cosas por este país que deberían haberse hecho durante muchos, muchos años. Hemos sufrido este abuso por parte de muchos otros países y grupos de países que se unieron para aprovecharse de Estados Unidos”, afirmó Trump durante la firma del memorándum presidencial sobre China el 22 de marzo.
“Es probablemente una de las razones por las que fui elegido, tal vez una de las principales. …no vamos a dejar que eso suceda”.
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