La Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) extendió discretamente el requisito de que los visitantes a Estados Unidos presenten un comprobante de vacunación contra COVID-19.
Estados Unidos es el único país occidental y uno de los pocos que quedan en todo el mundo que exige esta prueba a la entrada.
La última directiva de seguridad de la TSA (pdf) estrará en vigor del 9 de enero y regirá hasta el 10 de abril de 2023.
La norma requiere que los operadores aéreos extranjeros exijan a cada ciudadano no estadounidense, no inmigrante, que antes de embarcar en un vuelo con destino a Estados Unidos presente documentación en papel o digital como «prueba de estar totalmente vacunado contra COVID-19», o documentación que demuestre que la persona está dispensada de vacunarse.
Un «no inmigrante» es alguien que no es ciudadano estadounidense, no es nacionalizado estadounidense, no es residente legal permanente o no está de visita en Estados Unidos con un visado de inmigrante.
Estar completamente vacunado, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), implica haber recibido una vacuna aceptada de dosis única o una segunda dosis de una serie aceptada de 2 dosis hace al menos 14 días. No es necesaria una dosis de refuerzo para cumplir este criterio.
El presidente Joe Biden emitió una proclamación el 25 de octubre de 2021, para adoptar una normativa de viajes aéreos que «se basa principalmente en la vacunación como herramienta añadida» a su estrategia para retomar los viajes aéreos a Estados Unidos a medida que el mundo comenzaba a levantar las restricciones de viaje.
La proclamación sustituyó a un enfoque anterior país por país para las restricciones de viajes aéreos relacionadas con COVID-19.
Los CDC emitieron una orden el 25 de octubre de 2021, con modificaciones el 30 de octubre de 2021 y el 14 de abril de 2022, ofreciendo instrucciones sobre cómo aplicar la proclamación del presidente. La proclamación también exige al Departamento de Seguridad Nacional que garantice que los no ciudadanos excluidos de la entrada no puedan embarcar en un avión con destino a Estados Unidos.
La directiva de seguridad es la última de una serie de órdenes que coinciden en gran medida con las anteriores directivas de seguridad de la TSA, que entraron en vigor durante 12 meses a partir del 8 de noviembre de 2021 (pdf). Esa directiva fue sustituida después por otra que regía del 9 de noviembre de 2022 hasta el 8 de enero de 2023 (pdf).
EE. UU., uno de los 4 países con la directiva
Estados Unidos es uno de los pocos países que exigen la prueba de vacunación contra COVID-19 como requisito de entrada para los no ciudadanos, sin vías alternativas para los no vacunados, como exigir una prueba de inmunidad contra la COVID-19, una prueba de detección del virus negativa o un período de cuarentena en su lugar.
Los otros países incluyen Pakistán, Indonesia, Ghana y Liberia.
La Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) mantuvo el texto en la última directiva de seguridad, afirmando que las directrices, junto con las instrucciones técnicas de los CDC y la proclamación de Biden emitida en octubre de 2021, «están destinadas a limitar el riesgo de que COVID-19, incluidas las variantes del virus que causa COVID-19, se introduzcan, transmitan y se propaguen en y a través de Estados Unidos».
Estas directrices «fomentarán la seguridad y protección» de los viajeros, los funcionarios públicos y los trabajadores del sector del transporte aéreo, a la vez que permitirán que las economías mundiales se recuperen de los efectos de la pandemia de COVID-19, dice la directiva de seguridad de la TSA.
Las normativas y restricciones sobre COVID-19 en Estados Unidos han evolucionado en los últimos meses para dejar de diferenciar entre personas vacunadas y no vacunadas en las medidas de mitigación, ya que los responsables políticos y el público en general han reconocido que las vacunas contra COVID-19 no previenen o dejaron de prevenir la transmisión.
A principios de agosto, los CDC actualizaron sus orientaciones de prevención de COVID-19, dejando de distinguir entre las personas en función de su estado de vacunación porque «se producen infecciones intercurrentes, aunque suelen ser leves, y las personas que han padecido COVID-19, pero no están vacunadas, tienen cierto grado de protección contra la enfermedad grave por su infección previa».
Eficacia decreciente
La directora de los CDC, Rochelle Walensky, señaló en agosto que las vacunas contra COVID-19 ya no pueden prevenir la transmisión. En una entrevista concedida a CNN, Walensky declaró que «nuestras vacunas están funcionando excepcionalmente bien. Estas siguen funcionando bien para Delta respecto a la enfermedad grave y la muerte, estas las previenen. Pero lo que ya no pueden hacer es prevenir la transmisión».
Las vacunas contra COVID-19 han demostrado ser cada vez más ineficaces en la protección contra la infección y están mostrando una eficacia decreciente en la protección contra la hospitalización y la enfermedad grave en medio de las nuevas variantes emergentes, lo que ha dado un impulso a las vacunas de refuerzo.
Los CDC y su socio, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA), han promovido agresivamente la vacunación durante la pandemia, incluso cuando había pocas pruebas que respaldaran su eficacia. Las agencias también se han negado repetidamente a publicar los datos de problemas de seguridad de la vacuna contra COVID-19, informó anteriormente The Epoch Times.
The Epoch Times ha descubierto que las autoridades de Estados Unidos siguen difundiendo información errónea sobre las vacunas contra COVID-19, incluidas afirmaciones sin fundamento o engañosas sobre la eficacia y la seguridad de las vacunas.
Con la colaboración de Zachary Stieber, Eva Fu y Mimi Nguyen Ly.
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