La vitamina B12 es más que un nutriente común. Es un elemento clave para mantener nuestra salud y bienestar. Estudios recientes han puesto de relieve su papel fundamental en el control de la inflamación, una de las causas fundamentales de muchas enfermedades crónicas.
Hallazgos recientes publicados en el Diario de la Ciencia de la Alimentación y la Agricultura revelan una correlación significativa entre la deficiencia de vitamina B12 y la inflamación crónica. Esta inflamación puede allanar el camino a afecciones como las cardiopatías, la diabetes e incluso ciertos trastornos cerebrales.
Perspectivas del estudio: Deficiencia de vitamina B12 e inflamación
Si bien estudios anteriores destacaban el papel de la vitamina B12 en la lucha contra la inflamación, investigadores españoles han aportado ahora datos más profundos. Se han centrado en el modo en que la vitamina B12 interactúa con los indicadores de inflamación, concretamente con proteínas como la interleucina 6 (IL-6) y la proteína C reactiva (PCR), que aumentan durante las respuestas inflamatorias.
Utilizando datos del ensayo PREDIMED, los investigadores se centraron en 136 participantes con riesgos cardiovasculares notables. El estudio descubrió un patrón claro: a medida que aumentaban los niveles de vitamina B12, disminuían los marcadores de inflamación como la IL-6 y la PCR.
«En general, unos niveles más altos de vitamina B12 se correlacionan con una menor inflamación», afirmó Marta Kovatcheva, investigadora del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona y coautora del estudio.
Investigaciones paralelas en ratones de más edad validaron los hallazgos en humanos. Sin embargo, a diferencia de los humanos, los ratones no experimentan un declive de B12 relacionado con la edad, lo que sugiere posibles áreas de investigación en el futuro.
Consecuencias de la deficiencia de B12
La vitamina B12, o cobalamina, es esencial para la formación de glóbulos rojos que transportan oxígeno y nutrientes. Incluso con unas necesidades diarias modestas de 2.4 microgramos, a muchas personas les resulta difícil obtener la cantidad suficiente de esta vitamina, sobre todo teniendo en cuenta que el organismo absorbe aproximadamente la mitad de la B12 de fuentes alimentarias. Hasta el 90 por ciento de los vegetarianos y veganos tienen carencias de esta vitamina, ya que las principales fuentes de B12 son los productos animales. Alrededor del 20 por ciento de los consumidores de carne también podrían tener niveles insuficientes.
«Los médicos suelen pasar por alto la deficiencia de B12. Aunque los análisis de sangre pueden dar un resultado ‘normal’, no siempre reflejan la B12 activa y utilizable en el organismo», declaró a The Epoch Times el Dr. J. David Spence, profesor emérito de la Universidad Western de Ontario. «Este descuido significa que muchos podrían ser deficientes sin siquiera darse cuenta».
Las consecuencias de la carencia de B12 son graves, desde anemia hasta problemas neurológicos. Los estudios han demostrado una conexión entre los niveles bajos de B12 y la demencia y la depresión. Otras complicaciones de los niveles bajos de B12 pueden ser la infertilidad, afecciones cardiacas, cáncer de estómago y un mayor riesgo de accidente cerebrovascular.
La mayoría de las personas no son conscientes de que tienen carencia de vitamina B12, una afección que puede desarrollarse de forma gradual o repentina. La carencia de vitamina B12 puede manifestarse con síntomas como entumecimiento u hormigueo en las extremidades, problemas de equilibrio, anemia, problemas cognitivos como pérdida de memoria, dolores de cabeza, palpitaciones y sensación general de debilidad o fatiga. Debido a sus diversos síntomas, puede confundirse fácilmente con otros problemas de salud.
Efectos de la vitamina B12 en la inflamación
Los autores del estudio identificaron algunas posibles razones de la conexión observada entre la inflamación y la disminución de los niveles de vitamina B12.
Una deficiencia de vitamina B12 conduce a niveles elevados de homocisteína. Sin una cantidad adecuada de B12, nuestro organismo tiene dificultades para convertir la homocisteína en la molécula útil metionina. El exceso de homocisteína puede inducir inflamación, dañar los vasos sanguíneos y contribuir a numerosos problemas de salud.
Spence está de acuerdo en que existe una relación entre la inflamación y la homocisteína. Su extensa investigación subraya cómo la falta de vitamina B12 puede amplificar estos niveles, aumentando el riesgo de ictus. Las vitaminas B son esenciales para mitigar la homocisteína y sus amenazas asociadas.
Las células deficientes en vitamina B12 aumentan la producción de moléculas inflamatorias como la IL-6. Los estudios demuestran que cuando los adultos mayores toman suplementos de B12 y folato, estos marcadores inflamatorios disminuyen, lo que subraya el papel protector de la B12.
Los investigadores también creen que la B12 podría ayudar a controlar la inflamación reduciendo la creación de citoquinas, pequeñas proteínas que pueden promover la inflamación. Estas proteínas son producidas a menudo por un tipo de glóbulos blancos llamados linfocitos T, o células T, que desempeñan un papel en la inmunidad.
La inflamación actúa como un sistema de alarma para nuestro organismo, señalando que algo puede ir mal. Aunque la inflamación a corto plazo es beneficiosa, la prolongada es problemática. El estudio observó que un nivel elevado de B12 se corresponde con una reducción de los niveles de PCR, lo que subraya el papel preventivo de la vitamina.
Los autores reconocen las limitaciones del estudio, en particular el tamaño restringido de la muestra y la medición única de la B12 y los marcadores de inflamación, que podrían influir en la profundidad del estudio.
¿Debo tomar suplementos de vitamina B12?
La carencia de vitamina B12 suele ser una dolencia silenciosa que aumenta con la edad. Quienes estén pensando en tomar suplementos de vitamina B12 deben consultarlo con un profesional de la salud. Un análisis de sangre en el que se analice la vitamina B12 y su homóloga, la homocisteína total en plasma, puede ayudar a determinar el estado de salud de una persona.
Nuestro organismo no produce vitamina B12 de forma natural, sino que depende de fuentes alimentarias. La alimentación sigue siendo el canal principal, con las vísceras, las aves y el marisco a la cabeza. Una opción poco convencional son las algas, que ofrecen una sorprendente cantidad de B12.
Cuando se recurre a los suplementos, la cianocobalamina suele ser la opción preferida por su asequibilidad. Sin embargo, esta variante sintética tiene truco: Al metabolizarse, libera diminutas trazas de cianuro, lo que puede suponer un riesgo para las personas con problemas de salud específicos.
Una apuesta más segura es la metilcobalamina, una variante natural de la vitamina B12 que se encuentra en nuestro intestino. Para quienes se inclinan por el bienestar natural, un suplemento del complejo B que destaque la metilcobalamina o su equivalente, la adenosilcobalamina, es una opción viable.
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