Un momento crucial para Estados Unidos

El atentado comunista de décadas contra Estados Unidos está llegando a su punto culminante

Por The Epoch Times
25 de noviembre de 2020 10:57 PM Actualizado: 25 de noviembre de 2020 10:57 PM

Desde su fundación hasta la actualidad, los Estados Unidos de América han representado un faro de luz para el mundo, con libertad religiosa y libertad de expresión que no se han visto en otras partes del planeta.

Sin embargo, lo que muchos no se han dado cuenta es que durante las últimas décadas, esta gran nación ha sido infiltrada lentamente por el espectro comunista.

Ante las acusaciones creíbles sobre fraude con los votos e irregularidades electorales, ahora Estados Unidos está al borde de caer en el abismo comunista.

El espectro comunista dio origen a los regímenes de la Unión Soviética, Cuba, Corea del Norte y China. Su ideología de totalitarismo busca controlar a la humanidad, en vez de hacerla prosperar.

Su control gradual de Occidente ha sucedido a plena luz del día. Como escribió el poeta francés Charles Baudelaire en 1864, el «mayor truco del diablo» es persuadirnos de que no existe.

Durante la Guerra Fría, el mundo se dividió entre dos campos militares y políticos. Sin embargo, aunque sus sistemas sociales parecían ser diametralmente opuestos, en ambos lados estaba sucediendo el mismo proceso, en formas diferentes.

Muchos comunistas, socialistas, fabianistas, liberales y progresistas revisionistas de estilo occidental rechazaron públicamente los modelos soviético y chino, mientras que sus acciones llevaron a la sociedad por un camino hacia una estructura social semejante a las de la Unión Soviética y China. Y así ha sido para gran parte del mundo occidental.

Occidente se sintió aliviado con la caída del Muro de Berlín en 1989 y la caída de la Unión Soviética pocos años después.

Sin embargo, el espectro del comunismo nunca murió.

Este continuó prosperando en China, la nación más poblada del mundo. Y mientras terminaba la Guerra Fría, el movimiento comunista internacional nunca menguó sus esfuerzos por lograr su objetivo global de dominio comunista.

Mientras los regímenes comunistas han continuado con sus rígidas dictaduras, la política partidista en las sociedades libres ha llegado a un punto de crisis. El comunismo se ha aprovechado de las deficiencias en los sistemas legales y políticos de las naciones democráticas manipulando a los principales partidos políticos.

Este plan, de décadas de ejecución, casi se completó.

Socialismo

El socialismo siempre ha sido parte del marxismo y del movimiento comunista internacional. Como dijo Vladimir Lenin, «el objetivo del socialismo es el comunismo». En Estados democráticos, el socialismo corroe lentamente las libertades de las personas mediante leyes.

En Occidente, el proceso de establecer un sistema socialista lleva décadas o generaciones, va dejando a la gente gradualmente entumecida, ajena y acostumbrada al socialismo. La finalidad de los movimientos socialistas implementados gradualmente y por medios «legales» no es diferente a la de sus contrapartes violentas.

El socialismo inevitablemente experimenta una transición al comunismo, en donde la gente es continuamente despojada de sus derechos hasta que lo que queda es un régimen tiránico y autoritario.

El socialismo usa la idea de garantizar la igualdad de resultados mediante leyes, pero este objetivo aparentemente noble en realidad es antinatural. En circunstancias normales, personas de todo tipo naturalmente tienen diferentes creencias religiosas, estándares morales, conocimiento cultural, experiencia educativa, inteligencia, fortaleza, diligencia, sentido de la responsabilidad, empuje, innovación, espíritu emprendedor, y más.

En realidad, la búsqueda de la igualdad por parte del socialismo arrastra hacia abajo a la moral y priva a las personas de la libertad de inclinarse hacia la bondad.

El socialismo usa la “corrección política” para atacar el discernimiento moral básico y forzar artificialmente a todos a ser lo mismo. Esto se ha visto acompañado de la legalización y normalización de todo tipo de discursos profanos y antiteístas, perversiones sexuales, arte demoníaco, pornografía, apuestas y drogradicción.

El resultado es una especie de discriminación inversa contra quienes creen en Dios y aspiran a la elevación moral, con el objetivo de marginarlos y finalmente deshacerse de ellos.

Los planes izquierdistas y demás propuestas perniciosas han podido adquirir tanta influencia en los países occidentales en gran parte gracias a la ayuda de los medios de comunicación. En países gobernados por regímenes comunistas, todos los medios de comunicación están sometidos a la censura estatal, si no es que están controlados directamente por el partido comunista. En otros países, los medios de comunicación han sucumbido al sesgo financiero y partidista. La prensa y el debate honestos quedan enterrados por una avalancha de sensacionalismo, la «virtud de exhibición» en la política, y noticias completamente falsas.

En todo el mundo, los movimientos socialistas y comunistas se han aprovechado del malestar económico y la pandemia para situarse en posiciones de influencia, con el objetivo final de derrocar el orden social existente.

Ahora estamos viendo lo mismo en Estados Unidos.

Estados Unidos ha ido muy lejos con la ideología socialista. Los principales medios de comunicación defienden las ideas de igualitarismo y siguen los ataques del Partido Comunista Chino (PCCh) contra Estados Unidos. Nuestras generaciones más jóvenes han llegado a ver al socialismo de manera favorable y se encuentran entre las más enardecidas al participar en protestas y disturbios destinados a destruir nuestro patrimonio cultural.

Mientras tanto, la sociedad en general ha llegado a apoyar la idea de que el gobierno debería proveer cobertura médica, educación y, quizás, eventualmente, el costo de vida. Consciente o inconscientemente, estamos intercambiando gradualmente nuestras libertades por un sistema que controla a las personas.

El socialismo y el comunismo reclaman la posesión total de todas las propiedades y los seres humanos. El socialismo exige que las personas renuncien a su fe en Dios y, en cambio, tomen al Estado como Dios.

Estados Unidos, un lugar fundado sobre una creencia fundamental en la libertad, se ha convertido en un país donde la libertad es traicionada. Esto ahora ha llegado a un punto crítico con las elecciones de 2020 y las acusaciones creíbles de fraude electoral.

La nación que más se beneficiará de esto es China, donde el PCCh ha regido brutalmente durante más de 70 años, lo cual ha provocado la muerte no natural de al menos 65 millones de personas.

Para la China comunista, Estados Unidos siempre se ha interpuesto en el camino del objetivo comunista del control global. El objetivo del régimen comunista siempre ha sido derrocar a Estados Unidos y convertirse en la potencia dominante en el mundo.

Durante décadas, el régimen ha trabajado en pos de este objetivo, y ahora está cerca de lograrlo.

Sus métodos de subversión son sofisticados y profundos. El director del FBI, Christopher Wray, dijo en julio que la agencia tiene casi 2500 investigaciones abiertas de contrainteligencia relacionadas con China y que la agencia abre una nueva cada diez horas.

Sin embargo, el ascenso de China se detuvo e incluso se revirtió bajo la administración Trump, que reconoció la amenaza mortal del PCCh para Estados Unidos. El secretario de Estado Mike Pompeo describió al PCCh como la «amenaza central de nuestro tiempo». Se ha realizado un esfuerzo a nivel nacional para librar a Estados Unidos de la influencia del PCCh y contrarrestar la agresión del Partido en el extranjero. De más está decir que el régimen comunista chino puede ganar mucho con el fin de la presidencia de Trump.

Una batalla entre el bien y el mal

El comunismo enseña a la gente a reemplazar la fe en Dios por el ateísmo y el materialismo.

Como consecuencia, en el mundo actual, los criterios para discernir el bien y el mal se han invertido. La rectitud se presenta como maldad y el vicio como compasión.

A principios del siglo XX, el pensamiento ateo y antitradicional había comenzado a filtrarse gradualmente en los planes de estudios escolares, facilitado por expertos pedagógicos de izquierda que se habían infiltrado en el ámbito académico y dominaban la política educativa.

El público es inculcado con una conciencia moderna y es movilizado para subyugar a la minoría de personas que se aferran a la tradición. Los intelectuales critican duramente a las culturas folklóricas de todo el mundo, lo cual fomenta un prejuicio intolerante en su audiencia indiferente. Se abusa de los conceptos de pensamiento crítico y creativo para enfrentar a los de la generación más joven contra la autoridad, impidiéndoles absorber el conocimiento y la sabiduría de la cultura tradicional.

En los países comunistas, luego de que los portadores de la cultura tradicional fueron masacrados, la mayor parte de la población fue adoctrinada para participar en la revolución. Después de que el PCCh tomó el poder, le llevó 25 años criar a una generación de «cachorros de lobo», un término chino para aquellos que crecieron bajo el comunismo y fueron adoctrinados para odiar y matar a los enemigos de clase. Se les animó a luchar, aplastar, robar y quemar indiscriminadamente.

Agentes del Partido Comunista Chino cuelgan un cartel en el cuello de un hombre durante la Revolución Cultural en 1966. Las palabras en el cartel dicen el nombre del hombre y lo acusan de ser miembro de la «clase negra». (Dominio publico)

El PCCh cultiva activamente el sentimiento asesino. Durante la Revolución Cultural, niñas adolescentes mataban a golpes a sus maestros como parte de la cruzada ideológica de Mao.

En Occidente, los partidos comunistas conmemoran con orgullo las experiencias de la Revolución Francesa y la Comuna de París. Toda revolución e insurrección fue iniciada por turbas que no tuvieron escrúpulos, ni vergüenza, ni compasión.

El comunismo es un flagelo para la humanidad. Su objetivo es la destrucción de la humanidad y sus arreglos son meticulosos y específicos.

Mientras tanto, la civilización humana fue transmitida al hombre por lo divino. Si los humanos destruyen su cultura y tradición, y si la moral de la sociedad colapsa, entonces no podrán comprender lo divino.

Podemos acabar con el intento de destrucción del espectro comunista rechazando activamente su influencia y, al mismo tiempo, siguiendo a lo divino, restaurando nuestras tradiciones y elevando nuestra moral.

Esta es una era tanto de desesperación como de esperanza.

Este artículo fue escrito en parte basado en la serie editorial especial «Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo». Para leer la serie, haga clic aquí.


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