¿Un proverbio que vale la pena? «Ninguna buena acción queda sin castigo»

Aunque hay controversia sobre el origen y la intención de este proverbio, una cosa es segura: en estos tiempos, no es fácil ser bueno

Por ANGELICA REIS
28 de octubre de 2022 8:05 PM Actualizado: 28 de octubre de 2022 8:06 PM

El refrán «Ninguna buena acción queda sin castigo» siempre me ha intrigado. Me he preguntado si tiene un origen antiguo, como tantos otros proverbios, y he sentido curiosidad por el contexto en el que nació. También he tenido siempre sentimientos encontrados al respecto, preguntándome por la intención que hay detrás del refrán y si es un buen refrán para usar.

Mi investigación descubrió algunas cosas interesantes, y la oportunidad de reflexionar sobre el significado de este proverbio ha sido una buena oportunidad para crecer. En resumen, creo que el proverbio contiene una profunda verdad, especialmente en estos tiempos difíciles.

Proverbio de ficción

Los orígenes de nuestra versión moderna del refrán son algo confusos, pero es posible que se remonte a un texto latino del siglo XII, «De Nugis Curialium», del cortesano Walter Map, que describe a un personaje de ficción de lo más terrible, un personaje que se adhiere a una especie de moral invertida y que se describe así:

«Puso a los peores hombres al mando de los malos, dio más autoridad y poder a los que eran más malvados en sus ataques a los inocentes, y promovió sobre todos los demás a aquellos a los que no se les conocía la piedad. No perdonó a ninguno de su banda que se inclinara por perdonar a alguno, no dejó ninguna buena acción sin castigar, ni ninguna mala sin recompensar; y cuando no pudo encontrar ningún rival ni rebelde en la tierra, como Capaneo, desafió a la oposición desde el cielo. Violó iglesias y arruinó sus patios, y no desistió ni por miedo a los vivos ni por respeto a los muertos».

Me llamó mucho la atención al leer la descripción de este personaje; dejaré que ustedes saquen sus propias conclusiones sobre el porqué. Con el tiempo, como ocurre con la mayoría de los proverbios, el dicho apareció en diversos contextos y adoptó diversas formas.

Se encuentra, por ejemplo, en la novela de Brendan Gill de 1950, «The Trouble of One House». Y los que hayan visto el musical de Broadway de 2003 «Wicked», quizá recuerden la canción «No Good Deed». Un poema de Franklin Pierce Adams que invita a la reflexión y cuyo título es «No Good Deed Goes Unpunished (So Shines a Good Deed in a Naughty World)» (Ninguna buena acción queda sin castigo- Así brilla una buena acción en un mundo malvado) también contiene la frase y el concepto.

Lo que me lleva exactamente a la conclusión a la que llegué tras reflexionar sobre el estado de nuestro mundo actual en relación con esta idea: que una buena acción brilla en un mundo malvado, y que el lado negativo de la sociedad sí reacciona cuando la gente es buena.

Las buenas acciones brillan

Tal vez vivamos en tiempos invertidos, una inversión similar a la que adoptó el personaje de la historia de Map más arriba. En muchos ámbitos, el bien y el mal se han invertido. (La lectura de The Epoch Times es un recordatorio útil de esto, y al mismo tiempo es una garantía alentadora de la buena comunidad de personas que aún existe).

Piense en todas las personas que han sido «canceladas» en los últimos tiempos por negarse a seguir la inversión del bien y del mal. Ciertamente han sido castigados por sus buenas acciones. Sabemos, por ejemplo, que plantear preocupaciones a la junta escolar o a la biblioteca local sobre libros que podemos considerar poco saludables para nuestros hijos requiere mucho valor, y que podemos ser «castigados» por ello de alguna manera.

La lista continúa. Sí, es probable que este principio haya sido siempre cierto en el mundo: lo que Jesús, muchos de los apóstoles y los santos soportaron son ejemplos primordiales del principio de ser castigado por la bondad. Lo mismo ocurre con los creyentes de todo el mundo. Es una historia profunda que va más allá del alcance de la humilde columna de hoy.

Pero, en última instancia, sabemos que todo lo que se desarrolla en nuestro mundo está siendo observado desde lo alto y está siendo supervisado.

Así que en esa línea, propongo esta nueva versión del dicho:

«Ninguna buena acción queda sin castigo ni recompensa».

Sin duda, la bondad tiene tanto castigo como recompensa. A veces, vemos las recompensas aquí en nuestras vidas en la tierra; a veces, no. Sin embargo, sabemos que llegarán.

Para dejar las cosas claras, les dejo con un pasaje de la «Suma Teológica» de Tomás de Aquino:

«Porque así como el castigo es para el acto malo, así es la recompensa para el acto bueno. Ahora bien, ninguna acción mala queda sin castigo por parte de Dios, el juez justo. Por lo tanto, ninguna acción buena queda sin recompensa, y así toda acción buena merece algún bien».

Sigan adelante. Mantengan sus voces, y estén dispuestos a recibir el «castigo», como han hecho The Epoch Times y especialmente sus reporteros en Asia. Y recuerden también que ninguna buena acción queda sin recompensa.


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