Un rebote no es una recuperación

Por Daniel Lacalle
08 de junio de 2020 2:43 PM Actualizado: 08 de junio de 2020 2:44 PM

Opinión

La reciente mejora de los PMI (Índice de Gestores de Compras) mundiales y especialmente del empleo en los Estados Unidos ha creado un fuerte optimismo en los mercados sobre la recuperación. Sin embargo, es importante ser cauteloso acerca de una recuperación en forma de V cuando los indicadores principales siguen siendo débiles.

Los PMI de la eurozona superaron ligeramente las expectativas en mayo, pero se mantuvieron en profundas contracciones tanto a nivel compuesto como de manufactura y servicios. Debemos recordar que un rebote como el que hemos visto solo significa que la tasa de deterioro se está desacelerando, no que haya una recuperación. Todos los sectores permanecieron en profunda contracción en mayo, pero en general con tasas de deterioro más lentas.

A nivel mundial, los índices de producción aumentaron desde los mínimos históricos de abril, pero siguen indicando una reducción significativa de la actividad, encabezada por el sector de los viajes y el ocio y seguida por el del transporte, así como los servicios de atención de la salud, que mostraron una caída récord, según IHS Markit.

Los datos de empleo de los Estados Unidos para mayo fueron una fuerte sorpresa positiva. Sin embargo, la Oficina de Estadísticas Laborales admitió que accidentalmente clasificó erróneamente como empleados a 4.9 millones de personas despedidas, llevando el desempleo al 16.1 por ciento, que sigue siendo mucho mejor que la cifra del 19 por ciento estimada por consenso, pero no una mejora tan fuerte como sugerían los titulares.

La principal razón por la que debemos ser cautelosos es porque ahora tenemos pruebas de que la actividad china se ha recuperado a un ritmo lento, en particular en los sectores que no están apoyados por los planes de gasto del gobierno. También debemos tomar las cifras del rebote con cautela, ya que es muy probable que la mayoría de los indicadores principales aumenten desde los mínimos históricos de abril, pero los altos niveles de desempleo en las economías desarrolladas y un aumento sin precedentes de la brecha de producción de la mayoría de las economías pueden amortiguar la mejora del consumo y la inversión que tantos analistas esperan.

Las cifras de desempleo serán clave para recuperar el optimismo sobre la recuperación. Cuando veamos que las economías desarrolladas recuperan los niveles de creación de empleo y las tasas de empleo anteriores a la crisis del COVID-19, podremos tener confianza en una mejora más fuerte del consumo. Sin embargo, ahora está claro que incluso en economías dinámicas y fuertes como la de los Estados Unidos, es probable que se tarde entre 8 y 10 meses en recuperar el pleno nivel de empleo visto en febrero. En la eurozona, este retraso será probablemente más largo, de hasta 24 meses.

Los salarios y los ahorros también son fundamentales para creer en una rápida recuperación. Con el reciente colapso de la utilización de la capacidad económica y el aumento de los inventarios, es difícil creer en un impulso de la economía basado en los gastos de capital. Es probable que la mayoría de las empresas conserven el efectivo y dediquen el próximo año a restaurar el balance, lo que hará que sea menos probable que inviertan y contraten al mismo ritmo que en 2019. Es poco probable que los salarios aumenten en este difícil entorno empresarial, pero los salarios reales —que reducen el impacto de la inflación, aunque sea baja— pueden debilitarse en los próximos meses.

Una cosa que puede apoyar el consumo en los próximos meses es que la tasa de ahorro de los hogares ha aumentado, lo que podría ayudar a apoyar algunos gastos en los meses de julio a septiembre.

En los meses que están por venir, tendremos que vigilar el empleo como motor clave de cualquier recuperación. La única manera de apoyar un crecimiento impulsado por los servicios y el consumo será con un fuerte aumento de las intenciones de contratación y con un crecimiento salarial que al menos sea estable.

Es extremadamente difícil ser optimista en la situación actual, incluso considerando los datos de mayo. Hasta septiembre no estaremos seguros de que la recuperación sea real. La mayoría de los datos positivos hasta entonces pueden ser solo aumentos debido al efecto base de un abril extremadamente pobre.

El Dr. Daniel Lacalle es economista jefe del fondo de inversión Tressis y autor de «Libertad o igualdad», «La gran trampa» y «Nosotros, los mercados».


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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