La diócesis de Harrisburg, en el estado de Pensilvania (EE.UU.), se declaró este miércoles en quiebra, convirtiéndose en la primera diócesis de la Iglesia católica en hacerlo en este estado que lidera las investigaciones de abusos sexuales por parte de sacerdotes desde que se publicara un informe al respecto hace casi dos años.
En su petición para declararse en bancarrota, la institución declaró tener bienes por un valor estimado de entre 1 y 10 millones de dólares y deber dinero a 20 personas jurídicas, de las que 19 son autores de denuncias relacionadas con casos de abusos sexuales todavía por resolver en los tribunales.
La acción llega seis meses después de que esta diócesis anunciara que había pagado 12 millones de dólares a más de 100 víctimas de abusos que tuvieron lugar durante décadas, como parte de un programa de compensación independiente similar al empleado por otras diócesis católicas estadounidenses.
Con este movimiento, las denuncias contra la diócesis quedan en suspenso y será trabajo de un juez que ejercerá de arbitro durante el proceso de quiebra el decidir sobre la cuantía y el pago de las eventuales compensaciones. Además, al declarar la bancarrota esta diócesis -que se encarga de 40 escuelas y hospitales y sirve a 230.000 feligreses- podrá mantener todas sus actividades pese a las demandas de compensación económica.
En septiembre, la archidiócesis de Nueva York pagó 67 millones de dólares a 338 víctimas de abusos sexuales en casos en los que han estado implicados clérigos o personal de la Iglesia, a través de un programa para atender a las víctimas.
Además, esta noticia se ha hecho pública un día después de que la organización Boy Scouts of America presentara este martes un documento ante el tribunal de bancarrotas del distrito de Delaware para declararse en suspensión de pagos, en un momento en que afronta cientos de demandas por abuso sexual por parte de sus afiliados y a una reducción drástica del número de asociados.
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