Opinión
Dirigido por un medio de comunicación que es tanto delirante como cínico —una combinación que llama la atención— Estados Unidos está en la agonía de una locura nacional.
Pocos son capaces de decir la verdad, y cuando lo hacen, son atacados por la multitud, no sólo en las calles, sino en las sala de reuniones.
El otro día, el presentador de un programa de entrevistas, Tucker Carlson, habló de los bien documentados orígenes deshonestos (la mentira sobre Michael Brown) de Black Lives Matter y envió a los anunciantes a escabullirse como tantos conejos asustados.
Uno tiene la sensación de que la gente de todo el país está ocultando lo que realmente piensa, por miedo a las repercusiones —las represalias que destruirán sus vidas y sus medios de vida.
No están siendo estúpidos. Esto podría serlo —y lo es.
Si Nathaniel Hawthorne estuviera vivo hoy, podría escribir una nueva obra maestra con falso racismo, como la letra escarlata, pero nadie la publicaría, ciertamente no uno de nuestros principales editores, que preferiría reprobar sus exámenes de Wasserman.
¿Es esta la forma de dirigir una democracia?
Por supuesto que no, pero es ahí donde estamos en Estados Unidos 2020, cuando se están creando supuestas «zonas autónomas» en todo el país por grupos que defienden el derrocamiento del gobierno de Estados Unidos, de forma violenta o de otra manera, bajo la apariencia de un anarquismo descerebrado que Peter Kropotkin nunca reconocería.
Solíamos tener restaurantes emergentes. Ahora tenemos «zonas autónomas» emergentes.
¿Quién sabe cuántas de estas entidades falsas, supuestamente autónomas —habitantes de la zona de Seattle que están pidiendo al público suministros de Gatorade y loción corporal, pobrecitos cachorros— aparecerán en los próximos días? Después que yo termine este artículo, me encamino a una que prometió aparecer en mi propia Nashville.
Pero también tengo la sensación de que algo más se está gestando, una reacción más positiva y una más fuerte.
Una nueva mayoría silenciosa está a punto de surgir, una mucho más sofisticada que la antigua versión nixoniana y también más sofisticada que BLM(Black Lives Matter)/Antifa, compañeros de viaje del Partido Demócrata y de los medios de comunicación.
Esta ya tiene a sus precursores, sus héroes, los pocos que nadan contra la corriente, aparentemente tan fuerte (por ahora) como cualquier huracán de Louisiana.
Estos son los verdaderos líderes de pensamiento, gente cuyo coraje también ha «emergido» y que están dando ejemplos para que los que están escondidos en sus trincheras salgan y hablen.
Entre los que han salido a la luz en los últimos días están los gemelos Hodge, dos talentosos hermanos afroamericanos con un antiguo sentido del humor y sabiduría para sostenerlo. Ellos han producido algunos vídeos inteligentes, basados en investigaciones reales, para disipar el mito de que la mayoría de los policías son racistas. De hecho, ellos muestran que cuando se trata de esos raros policías corruptos, los blancos corren el mismo riesgo que los negros.
No es sorprendente que los conservadores negros lideren la banda de esta mayoría silenciosa emergente, ninguno más importante que Shelby Steele, cuyo texto clásico acertadamente titulado Culpa Blanca, contribuye a explicar esa locura que nos rodea más que cualquier otro trabajo de reciente memoria.
Steele está de pronto «emergiendo» en todas las televisiones. Estamos escuchando.
El imponente Thomas Sowell también es una inspiración. Ayer tuiteó este fragmento de claridad: «¿Hemos llegado a la última etapa del absurdo donde algunas personas son responsables de cosas que sucedieron antes de que nacieran, mientras que otras no son responsables de lo que ellos mismos están haciendo hoy?».
Aparentemente, lo hemos hecho. Pero no puede permanecer así por mucho tiempo. El cambio está llegando y en ningún lugar es más importante que en la academia, donde los «yahoos» de la Facultad de Derecho de Cornell se expusieron a sí mismos con sus desquiciados ataques a su profesor William Jacobson («Insurrección Legal»), quien tuvo la temeridad de señalar las mismas faltas a BLM que hizo Tucker Carlson.
No hace falta decir que nunca atacaron lo que Jacobson escribió, sólo a él personalmente. Sus colegas están tratando de despedirlo, o debería decir suspenderlo, por salirse de su reserva ultra conformista.
Mientras tanto, UCLA ha profanado su reputación académica suspendiendo a otro precursor, el profesor de contabilidad Gordon Klein, por haber tenido la temeridad, en su caso, de tratar a los estudiantes negros, blancos y morenos por igual a la hora de calificar. Klein afirma que fue un «cordero sacrificado» para aplacar «a los que amenazan con disturbios». (Análisis: verdadero)
¿Hemos llegado al punto de inflexión? Estos presagios me dicen que se está acercando. Puede que el mundo entero no esté mirando, pero una gran parte de él sí.
Pronto lo veremos. Se acerca noviembre. Para cada acción hay una reacción igual y opuesta. En este caso, no apostaría en contra de que se rompan las leyes de la física y sea una más grande.
Roger L. Simon es un novelista premiado, guionista nominado al Oscar y cofundador de PJ Media. Sus libros más recientes son ‘I know Best: How Moral Narcissism Is Destroying Our Republic, If It Hasn’t Already’ (no ficción) y ‘The GOAT’ (ficción).
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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