La promesa y los peligros de la edición genética

Una ciencia genética experimental que puede ser usada en las personas está cada vez más disponible

Por Conan Milner
08 de marzo de 2020 12:08 AM Actualizado: 08 de marzo de 2020 12:09 AM

Con poca discusión pública, una nueva tecnología con un potencial desconocido para cambiar los propios componentes básicos de un ser humano, está operando en una zona gris débilmente regulada.

Aunque los defensores esperan que la edición de genes pueda revolucionar el futuro de la medicina, las implicaciones de la tecnología siguen siendo en gran medida desconocidas. Los científicos dicen que con unos pocos retoques a nuestro genoma, puede que algún día seamos capaces de tratar o curar enfermedades.

El problema con CRISPR es el mismo que con todas las intervenciones médicas potentes. Inevitablemente, los efectos secundarios no se revelan durante algún tiempo y resultan ser más graves de lo que se sabía al principio. Drogas como NSAID, Lipitor, y opiáceos son algunos de los ejemplos más recientes o devastadores.

La herramienta que ayuda a realizar estos cambios se llama CRISPR-Cas9. CRISPR significa «repeticiones palindrómica cortas agrupadas regularmente entrelazadas», y CRISPR-Cas9 aprovecha este mecanismo para cambiar los genes. Puede sonar complicado, pero lo que diferencia a esta herramienta actual de edición de genes CRISPR de las anteriores es que hace que el procedimiento de alteración de un gen particular sea más barato y fácil que nunca.

Desafortunadamente, puede ser demasiado fácil. La comunidad científica retrocedió horrorizada en 2018 cuando un físico chino, sin formación profesional en medicina o ensayos clínicos, anunció la creación de los primeros bebés del mundo modificados con CRISPR.

El nombre del deshonrado científico es He Jiankui (o JK). Los expertos dicen que el trabajo de JK revela una falta de información vital sobre la ciencia de los genes, y una ignorancia (o desatención) de los procedimientos básicos de consentimiento del paciente. El objetivo de JK era crear niños resistentes a la infección por VIH, pero sus ajustes genéticos pueden haberle dado inadvertidamente a estos bebés varios inconvenientes genéticos, como una mayor susceptibilidad a la gripe y al virus del Nilo Occidental, y una propensión a la muerte prematura.

Hasta la fecha, el trabajo de JK es considerado uno de los mayores fiascos de ética médica del siglo XXI.

El Dr. Kiran Musunuru, se pronuncia sobre esta cuestión en su nuevo libro, «The CRISPR Generation: The Story of the World’s First Gene-Edited Babies» (La generación CRISPR: La historia de los primeros bebés del mundo editados genéticamente).

La edición de genes es un tema muy cercano al corazon de Musunuru. Es profesor adjunto en el Departamento de Células Madre y Biología Regenerativa de Harvard y cardiólogo en el Brigham and Women’s Hospital.

El libro de Musunuru es tanto una celebración de esta ciencia de vanguardia como una advertencia de lo mal que pueden ir las cosas si las manejamos mal.

«El trabajo que estamos haciendo tiene consecuencias», dijo Musunuru. «No está sucediendo aislado en un laboratorio. Cada vez más, el trabajo que estamos haciendo tiene implicaciones para la salud y el bienestar humano, y cuando se usa irresponsablemente puede causar daño. La comunidad científica necesita ser más consciente de eso».

Musunuru compara la edición de genes de CRISPR con el fuego. Úsalo bien y puede ser muy útil. Pero cruza la línea y puedes desatar un furioso infierno.

Es una comparación vívida, pero no del todo precisa. Tenemos un extenso historial de manejo del fuego, pero muy poco con la edición de genes.

La cría de plantas y animales se utilizó durante mucho tiempo para fomentar los rasgos deseables, y eliminar los no deseados. Pero solo en las últimas décadas los científicos desarrollaron un nivel de influencia genética que cambió el juego. En lugar de simplemente fomentar los rasgos genéticos a través de un proceso natural, ahora podemos cambiar genes específicos en formas que la naturaleza nunca permitiría.

Desde el descubrimiento del ADN en los años 50, hemos aprendido mucho sobre cómo manipular el código genético de la vida en un período de tiempo relativamente corto. Tomó USD 2500 millones y 15 años a partir de 1990 para trazar el genoma humano completo. Hoy en día podemos mapear el plano genético único de una persona —todos los 6400 millones de letras— en menos de 24 horas por unos pocos cientos de dólares.

Sin embargo, por todo este nuevo conocimiento, Musunuru dice que todavía hay una montaña de misterio que permanece.

«El problema es interpretar esas letras; interpretar el genoma, por así decirlo», dijo. «Somos bastante malos en eso. Va a tomar mucho tiempo antes de que tengamos el dominio de esa información. Ahora estamos en un modo en el que estamos haciendo muchas conjeturas».

Esta es una gran razón por la que el experimento de JK fue tan atroz, y por la que la mayoría de los científicos genéticos desalientan la experimentación con embriones humanos. El término «edición de genes» sugiere un procedimiento muy claro y preciso, como arreglar un error obvio de puntuación o de ortografía. La edición genética de CRISPR ciertamente hace que el proceso sea más preciso de lo que solía ser, pero todavía hay muchas cosas que pueden salir mal. Y cuando se habla de un embrión humano incapaz de aceptar un procedimiento tan arriesgado, es una apuesta en la vida de otra persona con un enorme margen de error.

Aunque JK se centró en un solo gen con la intención de prevenir el VIH (y no está claro si este objetivo se logró realmente), causó varias alteraciones no intencionadas en los bebés nacidos después de su experimento, conocidas como «mutaciones fuera del objetivo». No sabemos exactamente qué características darán estos cambios a las niñas gemelas creadas a partir de este proceso, pero es probable que soporten los resultados permanentemente, e incluso podrían transmitirlos a su descendencia si son capaces de procrear.

Evaluación de riesgo

Ningún proyecto científico evoca el tema del científico loco como hace la edición de genes. Y varios experimentos nacidos de esta tecnología ayudan a solidificar la comparación. Algunos ejemplos recientes incluyen híbridos cerdo-mono y pequeñas ranas robot, ambos creados a partir de células madre. Aunque son dignos de ser criticados, los científicos justifican estas abominaciones como pasos necesarios para construir un futuro mejor.

Cuando se trata de experimentos con animales para la edición de genes, los científicos intentan casi todo lo que la tecnología permite. Pero cuando se trata de la edición de genes en seres humanos, las preocupaciones éticas restringen la mayoría de las veces el hecho de manipular demasiado. Los científicos ya están aplicando las técnicas de edición de genes CRISPR en personas, pero Musunura explica que típicamente vienen con una seria consideración de la relación riesgo-recompensa de un paciente en particular.

Un fallo importante del experimento de JK es que su relación riesgo-recompensa fue bastante mala desde el principio. Mientras el VIH fue una verdadera sentencia de muerte hace más de 30 años, el tratamiento disponible hoy en día permite a las personas VIH positivas llevar una vida de duración promedio relativamente libre de síntomas. Además, el contagio por VIH es fácilmente prevenible. Alterar un embrión para este rasgo, incluso si el tratamiento tiene éxito y es inofensivo, no aporta mucho.

El argumento más fuerte para la terapia basada en el CRISPR se encuentra en la solución de los trastornos genéticos debilitantes, como la anemia drepanocítica, la distrofia muscular o la fibrosis quística. En comparación con otros padecimientos, las enfermedades basadas en genes están claramente determinadas por una mutación específica. Esto significa que hay muchas menos conjeturas sobre qué gen objetivo debe ser alterado. E incluso si el procedimiento produce consecuencias no deseadas, la promesa de que puede aliviar el sufrimiento significa que los pacientes y los médicos están más dispuestos a correr el riesgo.

«Están dispuestos a asumir el riesgo porque, crónicamente, no puede empeorar mucho más», dijo Musunuru. «Si solo hay ventajas y beneficios, entonces podría tener sentido emprender una terapia, incluso si no hemos perfeccionado la tecnología».

Pero los científicos genéticos no se conforman con centrarse meramente en las enfermedades genéticas. Estos trastornos son bastante raros comparados con la mayoría de lo que los médicos ven, y el poder de CRISPR para editar los componentes básicos de las personas es demasiado tentador para guardarlo en una caja tan pequeña. Las compañías farmacéuticas, en particular, están ansiosas por encontrar un tratamiento de alteración genética que pueda aplicarse a una población más amplia.

Pero es mucho más difícil argumentar a favor de este tipo de tratamientos. En las enfermedades comunes —como el cáncer y las enfermedades cardíacas, por ejemplo— la genética desempeña un papel, pero también lo hacen muchos otros factores, como el estilo de vida y el entorno. Aunque la genética sea perfecta, una dieta deficiente, el tabaco y la falta de ejercicio pueden provocar enfermedades.

Pero, ¿qué pasaría si existiera un tratamiento que pudiera dar a todo el mundo una ventaja genética para protegerse de las enfermedades cardíacas? Ese es el objetivo de una vacuna que Musunuru está trabajando para desarrollar. A diferencia de una vacuna tradicional que desencadena anticuerpos para protegerse contra un virus, una vacuna genética utiliza CRISPR para alterar permanentemente los genes. En un estudio de 2014 que analizó la edición de genes en ratones, Musunuru y su equipo fueron capaces de mostrar que con una sola inyección, los niveles de colesterol podrían ser reducidos permanentemente.

Hay mucho rumor sobre estas vacunas genéticas, pero los ensayos en humanos todavía están por lo menos a una década, y un tratamiento comercial está aún más lejos en el futuro. Al igual que la modificación de embriones, esta técnica también causa mutaciones fuera del objetivo, y la relación riesgo-recompensa aún no está clara.

Una búsqueda tonta de certeza

Para entender los límites de la edición de genes, hay que respetar el elemento de riesgo. Y esto puede ser difícil porque tendemos a pensar en términos de blanco y negro. A la gente le gusta la seguridad de la certeza, especialmente cuando se trata de cosas como la ciencia y la salud.

Sin embargo, las mutaciones suelen sugerir una propensión hacia (o protección contra) una enfermedad en particular, no un claro sí o no. Por ejemplo, se sabe que una mutación en los genes BRCA1 o BRCA2 aumenta sustancialmente el riesgo de cáncer de mama. Así que cuando algunas mujeres descubren que tienen una mutación en uno de estos genes, llegan a extremos extraordinarios para evitar esta enfermedad. El ejemplo más publicitado es el de la actriz Angelina Jolie, que se sometió a una doble mastectomía preventiva en un esfuerzo por esquivar su riesgo de cáncer superior al normal.

Pero Musunuru dice que es una mutación específica en los genes BRCA1 y BRC2 la que conlleva este elevado riesgo. Algunas mutaciones en estos genes no tienen absolutamente ningún riesgo de cáncer, mientras que otras siguen siendo un misterio, pero los pacientes pueden reaccionar exageradamente si encuentran un problema con un gen del que solo han escuchado cosas malas.

«Me preocupa que si hay mucha incertidumbre en el escenario de un paciente en particular, puedan elegir una opción extrema. Si la información cambia y se dan cuenta de que en realidad no tenían un riesgo tan alto como pensaban, se van a arrepentir de una doble mastectomía en base a una información imperfecta», dijo Musunuru.

Otra fantasía de certeza con respecto a la edición de genes se encuentra en algo llamado mejoras, un rasgo no médico deseable. Las mejoras incluyen cosas como elegir el color de pelo o de ojos de su hijo, otorgarle una mejor inteligencia, capacidad atlética o alguna otra ventaja basada en los genes que antes solo era otorgada por la naturaleza.

Las mejoras genéticas prometen un futuro en el que se puede seleccionar un hijo perfecto según su propio diseño y evitar los resultados imperfectos e impredecibles de crear descendencia de manera convencional. Pero Musunuru dice que tales mejoras son difíciles o incluso imposibles de lograr. Sin embargo, si las regulaciones son laxas, y hay suficientes padres con dinero que están dispuestos a correr el riesgo, no hay mucho que se pueda hacer para evitar que las clínicas de fertilidad ofrezcan un menú de opciones.

«Vemos un paralelo moderno con la impresión de células madre. En principio, están usando tecnología no probada. Algunos de ellos se meten con la FDA, pero debido a que es tan nuevo y no encaja en las antiguas regulaciones, están operando en esta zona gris, y se salen con la suya ofreciendo servicios a los pacientes», dijo Musunuru. «Los pacientes que están desesperados sienten que no tienen otras opciones, y algunos de ellos sufrieron daños como resultado de esto».

Aunque los expertos en genética tienen una comprensión mucho más clara de los límites de esta ciencia, no son inmunes a la búsqueda de la certeza y el control. Hay una fuerte convicción en el editor de genes de CRISPR de que, con suficiente regulación, podemos seguir reclamando los beneficios mientras evitamos las trampas de la manipulación genética.

Cuando se trata de tecnologías poderosas que tienen un gran inconveniente, la edición de genes ciertamente no está sola. La energía nuclear, por ejemplo, tiene desventajas desastrosas que vienen con sus atractivas ventajas. Es por eso que leyes estrictas rigen su uso.

Pero, ¿dónde se traza la línea en algo como la edición del código genético humano? Mientras los científicos y las compañías farmacéuticas ven un gran potencial para nuevas y excitantes terapias, la tecnología también amenaza con cambiar el genoma humano de forma desastrosa y quizás irreversible. Cuando se juega con algo tan complejo y misterioso como el código de la vida, tales consecuencias y circunstancias imprevistas pueden aún deslizarse a través de las regulaciones más estrictas. Y puede que no haya forma de arreglarlo una vez que el daño esté hecho.

A pesar de todos los peligros a los que invita la edición de genes, los científicos intentan preservar el uso de este poder para todos los supuestos beneficios que promete. La Organización Mundial de la Salud y la Comisión Internacional sobre gobernanza y supervisión de la edición del genoma humano, han estado trabajando para identificar los requisitos científicos, médicos y éticos necesarios para elaborar las regulaciones sobre la edición del gen CRISPR.

Se espera que los informes de la Comisión a finales de este año guíen a los gobiernos hacia marcos regulatorios con respecto a cómo CRISPR puede ser usado para editar el ADN. Pero incluso con los límites legales en su lugar, las posibilidades que esta tecnología ofrece pueden ser demasiado tentadoras para que algunos científicos las ignoren. A pesar de la historia de advertencia de JK, Musunuru cree que más bebés editados con CRISPR son parte de un futuro inevitable.

«Ya sea que suceda este año, el próximo o dentro de cinco años, la tecnología está ahí y va a ser utilizada por alguien tarde o temprano», dijo.

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