Más de una treintena de niños, hijos de trabajadores «esenciales» de una comunidad maya guatemalteca asentada en Lake Worth, Florida (EE.UU.), han dado positivo para el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como nuevo coronavirus, informó a Efe la organización que les proveyó las pruebas.
Según dijo este viernes Daniel Morgan, gerente de casos de The Guatemalan-Maya Center (Centro Maya Guatemalteco), ubicado a unas 60 millas (95 km) al norte de Miami, los niños muestran diferentes síntomas que son más difíciles de detectar que en los adultos.
El origen de esa comunidad se remonta a los años 80 cuando muchos trabajadores agrícolas se establecieron en el área.
«Salieron de un genocidio en Guatemala y vinieron aquí, y después ya era un lugar donde estaba tu gente, con un clima parecido al de Centroamérica», dijo el vocero.
El presidente Donald Trump declaró «esenciales» a los trabajadores que se dedican a la agricultura y a proveer alimentos durante la pandemia, muchos de los cuales son indocumentados.
Las familias mayas de Lake Worth trabajan además en la construcción, como jardineros y en la pesca, de acuerdo con el activista.
«Se está viendo un 20 % de contagios en esta comunidad, son lugares con mucha gente en una casa. Son casas pequeñas de dos cuartos y los adultos no tienen seguros médicos», indicó el activista.
El Centro Maya Guatemalteco, «una organización sin fines de lucro que presta servicios a niños y familias desarraigados en el condado de Palm Beach por más de 30 años», según su web, ha organizado tres rondas de pruebas de COVID-19 desde el 5 de mayo pasado.
Estas pruebas se han realizado en los terrenos de centros religiosos de la zona y la más reciente, el sábado pasado, se llevó a cabo en el parque Harold Grimes Field, facilitada por el ayuntamiento de Lake Worth.
Con la ayuda principalmente del laboratorio Lab24, hasta la fecha se han realizado 955 tests en la población maya de la zona, de los cuales 181 han dado positivo y, de estos, 36 corresponden a niños, casi un 20 %.
«Teníamos una idea de este virus, pero en febrero y marzo no sabíamos qué iba a pasar», dijo Morgan, un joven estadounidense de origen mexicano que proviene de Tucson, Arizona.
«Antes, con el (virus del) Zika ya teníamos miedo por falta de acceso a la información», comentó.
La decisión de llevar a los niños a hacerse los tests no se tomó hasta la segunda ronda.
El activista puntualizó que «si los niños no nacieron en Estados Unidos, tampoco tienen acceso a servicios de salud».
Traductores voluntarios
Morgan no maneja cifras concretas de cuántas familias guatemaltecas que hablan diferentes idiomas mayenses viven en Lake Worth, pero indicó que «alrededor de 20,000 guatemaltecos viven en Palm Beach», un condado del sureste de Florida que es el tercero con más número de casos de COVID-19 en toda Florida.
«Muchos inmigrantes salvadoreños y mexicanos hablan español, pero los indígenas de Guatemala, la mayoría del norte de ese país, hablan su idioma maya», anotó Morgan.
«En el distrito escolar de Palm Beach reportan entre cuatro y cinco idiomas mayas, como el akateko, el mam, el popti y el k’iche», dijo Morgan.
Para convocarlos a las pruebas del COVID-19, el centro, que hará la cuarta ronda este sábado, se vale de traductores voluntarios.
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