Últimamente, compré un montón de cosas: un bonito reloj, unas cuchillas plegables muy chulas, algunas herramientas y material para el aire libre, es divertido.
Pero cuando me entrego a estas compras impulsivas, me doy cuenta de que la emoción no dura tanto y me deja con ganas de más. Y, por supuesto, me doy cuenta de que es una lección que he aprendido mil veces.
Comprar cosas rara vez me da algún tipo de satisfacción.
Cuando compramos algo, nos da un impulso temporal: un poco de emoción, anticipación, alguna esperanza de que nos dará algo en nuestras vidas que parece faltar. Tal vez esperamos que la nueva compra nos ayude a sentirnos geniales, capaces, adorables, aventureros, en forma, tranquilos, conectados o a encontrar un sentido de pertenencia. Tal vez pensemos que la compra nos ayudará a conseguir algún objetivo o cambio en la vida que nos cuesta.
La lección que tengo que recordar es que estas cosas no las proporcionan las compras, otras personas o cualquier cosa fuera de nosotros. La lección que a menudo olvido es que todo lo que buscamos está dentro de nosotros.
La alegría fugaz de comprar algo
Cuando compramos algo, recibimos un impulso inmediato. Esperamos obtener algo de esta compra, no solo el artículo en sí, sino la sensación que nos dará una experiencia de vida mejorada.
La emoción continúa con la anticipación de la compra o la llegada del artículo. Si lo pedimos por Internet, es posible que comprobemos la página de seguimiento o que miremos en el porche esperando ver el paquete.
Entonces llega y se produce un impulso de alegría, quizá dure una hora, tal vez un día o dos. En raras ocasiones, puede durar una semana, pero es efímero… y luego nos ponemos a buscar la siguiente compra.
Es una rueda de hámster.
Pero esa sensación que buscamos, esa satisfacción, no nos la puede dar algo externo, porque lo que realmente esperamos es algo que creamos internamente. Así que el hábito de buscarlo fuera de nosotros nunca es satisfactorio, y nunca terminará mientras sigamos esperando una solución externa.
Un manantial de lo que realmente queremos
Lo que realmente queremos no puede encontrarse fuera de nosotros:
- Un sentido de conexión y pertenencia
- Una sensación de diversión, aventura, alegría o entusiasmo
- Una sensación de ser lo suficientemente bueno, querible, deseable
- Sentirse en forma, fuerte o bello,
- Sentirse seguro, protegido y estable
- Una sensación de paz y liberta
- ¿De dónde viene eso? Lo creamos desde dentro.
Y nuestra capacidad para crearlo es ilimitada y fluida, si aprendemos a aprovecharla.
Pruébelo ahora
No se preocupe si no es perfecto, simplemente pruebe estos pasos y compruebe si mejora con el tiempo:
¿Puede sentir una sensación de alegría y gratitud por estar vivo en este momento?
¿Puede sentirse conectado con otros seres que están pasando por algo similar a lo que usted está pasando en este momento?
¿Puede sentir una sensación de plenitud con el mundo que le rodea, una sensación de pertenencia en este momento?
¿Puede sentir la libertad de ser parte del infinito, y la paz que viene de esa sensación de libertad expandida?
¿Puede sentir amor por sí mismo, y una sensación de deleite en lo que es, una sensación de delicia en su ser?
Si no puede encontrar estas cosas dentro de sí mismo, siga explorando. Hay una sensación de aventura y juego que puede surgir de la curiosidad por estas experiencias.
¿Qué puede encontrar dentro de sí, ahora mismo?
Leo Babauta es autor de seis libros; escritor de Zen Habits, un blog con más de 2 millones de suscriptores; y creador de varios programas online para ayudarte a dominar tus hábitos. Visite ZenHabits.net.
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