Opinión
Después de que Andrew Biggio compró un rifle M1 Garand de 1945, lo trajo para mostrárselo a su vecino, el veterano de la Segunda Guerra Mundial, Joseph Drago. Cuando Drago sostuvo el rifle en sus manos, sus ojos se iluminaron. El frágil anciano se sintió repentinamente abrumado por un estallido de energía y comenzó a hablar sobre la Batalla de Okinawa. El rifle había desbloqueado recuerdos que Drago había mantenido en silencio durante 50 años.
Cuando Drago terminó de hablar, Biggio, un veterano que sirvió en Irak y Afganistán, le pidió a su vecino que firmara el rifle. El joven Marine siempre quiso recordar esos preciosos momentos.
Así comenzó la misión de Biggio: encontrar tantos veteranos de la Segunda Guerra Mundial como fuera posible, registrar sus historias y recoger sus firmas en su rifle.
Esta misión, que duró dos años, llevó a Biggio en un viaje a través de Estados Unidos, a todos los rincones del país. Encontró soldados de cada cuartel, cada rama de servicio; quería representar toda la guerra con su rifle.
El resultado de todo esto fue un nuevo libro, «The Rifle: Combat Stories from America’s Last WWII Veterans, Told Through an M1 Garand» (El Rifle: Historias de combate de los últimos veteranos de la Segunda Guerra Mundial de EE.UU., contadas a través de un M1 Garand), que se publicó a principios de este mes. El trabajo de Biggio es un tesoro de recuerdos y sabiduría de algunos de los últimos veteranos vivos de nuestra nación, veteranos de la guerra más costosa de la historia. Sus historias son crudas, honestas, inspiradoras y desgarradoras.
Tuve la suerte de entrevistar a Biggio en el último episodio de mi podcast, «Newt’s World» (El mundo de Newt), y escuchar algunas de estas historias. Biggio, quien actualmente es oficial de policía, también es el fundador de Boston Wounded Vet Ride, una organización que recauda dinero para los veteranos heridos.
Lo que es tan sorprendente de estos veteranos es que eran simplemente estadounidenses normales, hombres corrientes nacidos en una época extraordinaria, como Biggio lo expresó. Muchos de ellos se convirtieron en policías, bomberos, médicos, profesores, abogados. Pero todos son héroes genuinos, al igual que los que murieron luchando por su país.
De hecho, ese trabajador de 19 años en una fábrica de refrigeradores en Kentucky que murió asaltando las playas de Normandía, y ese trabajador de la carretera de 25 años de Pensilvania que fue asesinado en Iwo Jima, hicieron más por el pueblo estadounidense que cualquiera que sirviera en el gobierno de hoy. Salvaron la civilización occidental, simple y llanamente.
Todos estaremos siempre en deuda con ellos y, por lo tanto, les debemos a los miembros de la generación más grande el asegurarnos de que sus legados continúen.
Por eso el proyecto de Biggio es tan importante: hoy, una pequeña porción de los 16 millones de estadounidenses que sirvieron en la Segunda Guerra Mundial todavía están vivos. Y, lamentablemente, están muriendo rápidamente. Es nuestro deber sagrado como nación documentar y apreciar sus recuerdos. Todos podemos aprender de sus conocimientos y experiencias, tal como lo hizo Biggio, y transmitir sus valores a las generaciones futuras de estadounidenses.
De Gingrich360.com.
Newt Gingrich, republicano, se desempeñó como presidente de la Cámara de Representantes de 1995 a 1999 y se postuló como candidato presidencial en 2012.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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