Veinte años después del atentado del 11 de septiembre queda la duda de si la misión en Afganistán logró su objetivo de erradicar el terrorismo.
Allen Weiner, especialista en derecho internacional y catedrático de la Universidad de Stanford, afirmó que el objetivo inicial de destruir la base de Al Qaeda en Afganistán se logró en gran medida.
«Se destruyeron los campos de entrenamiento de Al Qaeda en Afganistán, se mató y capturó a muchos de sus líderes (aunque algunos, incluido Osama bin Laden, lograron escapar al menos inicialmente), y su capacidad para planificar, financiar y ejecutar grandes operaciones terroristas a nivel mundial quedó gravemente mermada», dijo Wiener en una entrevista publicada en el sitio web de la Universidad.
Sin embargo, el éxito inicial no duró, dijo Wiener, «aunque Al Qaeda nunca reanudó operaciones significativas en Afganistán, la organización hizo metástasis y surgieron variantes letales de la organización en» otros países de Oriente Medio y otros lugares. Además, surgieron otros grupos terroristas como el ISIS, añadió.
Al-Qaeda, designada como organización terrorista por el Departamento de Estado en 1999, estuvo detrás del ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001, en el que murieron casi 3000 estadounidenses y ciudadanos internacionales.
Tras el ataque del 11 de septiembre, Estados Unidos invocó la cláusula de defensa colectiva del Tratado de la OTAN, que estipula que un ataque contra un miembro se considera un ataque contra todos los miembros de la Alianza.
En consecuencia, las fuerzas de la OTAN, lideradas por Estados Unidos, invadieron Afganistán como respuesta con el objetivo de «garantizar que el país no vuelva a convertirse en un refugio seguro para los terroristas internacionales», según un comunicado de la OTAN.
En el momento del ataque, Al Qaeda mantenía una «relación simbiótica» con el régimen talibán de Afganistán, que controlaba efectivamente la mayor parte del país, dijo Wiener.
«El presidente Bush y otros empezaron rápidamente a hacer hincapié en un objetivo adicional para derrocar a los talibanes: liberar al pueblo afgano de las prácticas represivas del régimen. Intentamos promover los derechos humanos básicos y acabar con la opresión de los talibanes sobre las mujeres».
Afganistán logró avances significativos en términos de desarrollo económico y la realización de al menos algunos derechos civiles y políticos, continuó el académico. Sin embargo, los talibanes no han sido erradicados y la guerra civil contra el gobierno afgano ha continuado con diferentes grados de intensidad hasta principios de agosto, señaló.
¿Quiénes son los talibanes?
Los talibanes se componen de diversos grupos, dijo Ahmad Farid Danesh Akrami, actualmente un analista político con sede en Polonia, que había sido periodista en Afganistán hasta 2014.
Algunos de esos grupos están más cerca de ISIS, mientras que otros son locales que quieren algo de paz y estabilidad, dijo Akrami en una conversación en el Instituto de Varsovia, un centro de estudios con sede en Polonia.
En el pasado, los talibanes permitieron a Osama bin Laden operar en Afganistán, y tienen una conexión ideológica muy profunda con grupos islamistas y radicales de todo el mundo, señaló Akrami. En su opinión, los países no deberían reconocer a los talibanes ni mantener ninguna relación política con ellos porque «es muy peligroso para el futuro del mundo».
Akrami cree que otros países como China, Rusia, Irán o Pakistán no pueden ejercer mucha influencia sobre los talibanes. Esto no se debe a la política de los talibanes, sino a su ideología, añadió.
Los talibanes son un grupo ideológico y su ideología se basa en la sharia, por lo que no aceptarán ninguna otra ideología, explicó Akrami.
«La estructura de los talibanes es un poco diferente a la de otros gobiernos. Así que no podemos esperar que la influencia china pueda cambiar el comportamiento de los talibanes».
El liderazgo político de los talibanes necesita la mayoría de las veces asegurarse el apoyo de las fuerzas talibanes locales y no estará dispuesto a emprender ninguna acción sin su apoyo, dijo Akrami.
El ISIS en Afganistán es diferente a los grupos del ISIS en Siria e Irak, según Akrami. En su opinión, se trata de un grupo más inteligente, que actúa como «combatientes delegados inteligentes en la región» y está fuertemente influenciado por Pakistán.
Si los talibanes no quieren aceptar la responsabilidad de un atentado, dirán que lo hizo el ISIS y éste se atribuirá la responsabilidad, dijo Akrami.
El ISIS en Afganistán se llama Provincia de Jorasán del ISIS (también conocido como ISIS-K) y surgió en 2015. Se le han unido otros grupos radicales de la región, algunos de los cuales están dentro de los talibanes, explicó Akrami.
Históricamente, Afganistán nunca ha tenido un estado nacionalista fuerte, dijo el analista. Además, una cuarta parte del territorio del país está cubierta por altas y enormes montañas rocosas con grandes cuevas que crean condiciones favorables para las guerras de guerrillas, añadió.
El analista cree que Afganistán no fue derrotado militarmente sino políticamente.
«El ejército afgano era capaz de luchar durante mucho tiempo. Teníamos unos 370,000 policías y un ejército. Teníamos alrededor de 45,000 fuerzas de comando. (…) Y en la mayor parte de Afganistán, el ejército no luchó con los talibanes. Simplemente entregaron las zonas a los talibanes y se fueron».
En opinión de Akrami, la caída de Afganistán inició con las negociaciones entre Estados Unidos y los talibanes en Qatar. Consideró que estas negociaciones fueron un error estratégico de la OTAN y de Estados Unidos porque ayudaron a los talibanes, una organización terrorista, a potenciar su imagen de fuerzas fuertes que respetan los derechos del pueblo, dijo Akrami.
Podría haber otras razones importantes para la caída de Afganistán, pero no hay mucha información al respecto, dijo Akrami, esperando que se sepa más en el futuro.
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