Un equipo de científicos australianos realizó trabajo de laboratorio utilizando el veneno de la abeja melífera con resultados alentadores; ellos descubrieron que el veneno tiene la capacidad de detener el crecimiento de las agresivas células de cáncer de mama.
La Dra. Ciara Duffy, líder del estudio e investigadora de doctorado del Instituto Harry Perkins de Investigación Médica de Australia Occidental, dijo a BBC que los 312 extractos de veneno recogidos fueron «extremadamente potentes». Una muestra destruyó sus células cancerígenas objetivo en solo 60 minutos.
El estudio, publicado el 1 de septiembre en la revista «NPJ Precision Oncology«, se enfocó en dos cepas de cáncer de mama agresivo y difíciles de tratar: triple negativo y enriquecido con HER2. Generalmente estos tipos de cáncer se tratan con cirugía, radioterapia y quimioterapia.
«Empecé recogiendo el veneno de la abeja melífera de Perth», explicó Duffy a Medical Xpress. «Las abejas de Perth son unas de las más saludables del mundo».
«Se pusieron a dormir a las abejas con dióxido de carbono y se mantuvieron en hielo», continuó, «antes de sacar la púa del veneno del abdomen de la abeja y el veneno se extrajo mediante una cuidadosa disección».
Si bien el veneno de las abejas europeas de Australia, Irlanda e Inglaterra ocasionó una alteración casi idéntica de las células cancerosas, el veneno de los abejorros fue «incapaz de inducir la muerte celular», incluso cuando se utilizó en altas concentraciones.
El compuesto activo de melitina del veneno de la abeja —la principal sustancia productora de dolor— también logró interrumpir el crecimiento de las células cancerosas cuando fue utilizado en forma aislada —sin dañar las células circundantes—. El equipo de Duffy descubrió que la melitina producida sintéticamente por el laboratorio pudo replicar la mayoría de los potentes efectos anticancerígenos del veneno de la abeja.
El equipo de investigación expresó su emoción colectiva pero aclaró que se necesitan más pruebas para averiguar si el compuesto se puede producir como un medicamento para pacientes humanos.
El 2 de septiembre, el jefe científico de Australia Occidental, el profesor Peter Klinken, calificó los hallazgos del equipo de investigación como «increíblemente emocionantes».
«Significativamente, este estudio demuestra cómo la melitina interfiere con las vías de comunicación dentro de las células de cáncer de mama para reducir la replicación celular», explicó al medio de comunicación británico. «Proporciona otro maravilloso ejemplo de dónde los compuestos de la naturaleza se pueden usar para tratar enfermedades humanas».
El profesor adjunto Alex Swarbrick, del Instituto Garvan de Investigaciones Médicas de Sydney, coincidió con el entusiasmo de Klinken y compartió algunas reservas acerca de las perspectivas de desarrollo de un medicamento para el ser humano.
«Muchos compuestos pueden matar una célula cancerígena en un plato o en un ratón», comentó. «Pero hay un largo camino por recorrer desde esos descubrimientos hasta algo que puede cambiar la práctica clínica».
El veneno de la abeja melífera se ha utilizado en la medicina durante miles de años e incluso se ha empleado en estudios anteriores contra el cáncer; ya se conoce que la melitina tiene la capacidad de reducir los tumores en el melanoma, el glioblastoma y la leucemia, así como en los cánceres de ovario, cuello uterino y páncreas. Los cánceres de mama agresivos siguen siendo un territorio relativamente inexplorado.
Además del cáncer de piel, el cáncer de mama es el cáncer más diagnosticado entre las mujeres de Estados Unidos, según Breastcancer.org. Aproximadamente 1 de cada 8 mujeres, o el 12 por ciento de la población femenina, desarrollará cáncer de mama a lo largo de su vida.
Duffy sigue optimista sobre la posibilidad de utilizar el veneno de abeja en la batalla contra el cáncer de mama y está de acuerdo en que es fundamental seguir investigando. «Comprender la base molecular y la singularidad del veneno de abeja contra las células cancerígenas es clave para desarrollar y optimizar nuevas terapias eficaces», escribió en los hallazgos del estudio.
La belleza del veneno de la abeja, explicó Duffy, es que «está ampliamente disponible» como producto natural y «es rentable producirlo en muchas comunidades de todo el mundo».
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