Cada vez más voces en el mundo político encuentran analogías entre Venezuela y Siria, dos países aliados que tienen a Rusia de su lado y ambos en medio de crisis locales que se salen de sus fronteras, generan titulares y a la vez no parecen tener solución en el corto plazo.
Expertos han comparado el apoyo de Vladimir Putin al dictador Nicolás Maduro con la estrategia usada por el Kremlin en la Siria de Bashar al-Assad, que a menudo ha sido vista como parte del plan ruso para expandir su influencia global.
Rusia tiene emplazadas fuerzas militares tanto en Siria como en Venezuela, pese a las reiteradas advertencias de Estados Unidos para que salga de la nación.
«Este es un conflicto más parecido a Siria, donde no hubo grandes invasiones de militares norteamericanos. Sí llegaron militares norteamericanos, particularmente fuerzas especiales para hacer trabajos con los kurdos y trabajar con otros grupos locales, para apoyar sus propias iniciativas», dijo a la Voz de América Joseph Humire, experto en Seguridad Nacional y director del Centro para una Sociedad Libre y Segura.
«Venezuela es muy parecido. En algún momento puede existir un apoyo en el campo de la fuerza especial de Inteligencia, pero no va a haber apoyo al estilo de Irak, por lo menos no por parte de EE.UU.», explicó Humire, en alusión a una eventual intervención militar, un tema que ha generado polémica y en el que no se ponen de acuerdo ni siquiera quienes buscan la salida de Maduro de Venezuela.
Una de las analogías viene dada porque la situación tanto de Venezuela como de Siria ha generado que millones de ciudadanos han salido en estampida para huir del hambre, la falta de recursos y las hostiles condiciones políticas que imposibilitan llevar una vida normal en sus países.
Se instalan donde pueden con el apoyo de agencias de la ONU y gobiernos de países vecinos, – o no-, que les abren las puertas.
Humire dice que «no es exagerado» establecer una comparación entre ambas situaciones, alegando por ejemplo que las proyecciones de organismos e instituciones del mundo acerca de cómo crecería la emigración en Venezuela apunta a que si no sale Maduro podría llegar a 8 millones de migrantes a fin de este año.
En Siria se calcula que hay unos 7 millones de ciudadanos desplazados por la crisis.
«Siria tiene una conexión con Venezuela que no solo es simbólica sino que es directa en el lado migratorio y en el lado de financiamiento. Por ejemplo, en el suroccidente de Siria hay una ciudad que se llama As-Suwayda, que el 60% de la población de esa ciudad es venezolano», dijo Humire a la VOA.
«Es decir que hablan español, comen arepas (…) había una migración de Venezuela a Siria desde el año 1998 que construía diásporas en esa parte del mundo para conectar redes oscuras sobre financiamiento y migración», explicó el experto.
Semejantes crisis humanitarias
La situación de salud que ha sido descrita por venezolanos y organismos locales y regionales como crítica en Venezuela, -donde faltan recursos, medicinas y la gente debe llevar insumos para ser asistidos-, es comparada con lo que ocurre en Siria o Yemen.
Expertos que trabajaron en una investigación conjunta con Human Rights Watch (HRW) sostienen que es inexplicable lo que ocurre en Venezuela en materia de salud porque es un país rico. Explican que han rebrotado enfermedades erradicadas, hay desnutrición y la gente muere de enfermedades curables.
«Resaltar que lo que se está viendo ahora en Venezuela, es lo que hemos visto visitando hace dos semanas el sur de Sudán, donde los pacientes tienen que traer sus propios remedios, sus propias sondas (insumos), y eso es algo que se ve lamentablemente en algunos países de muy bajos recursos, pero en un país de clase media como Venezuela es algo realmente que nunca se ha visto», concluyeron expertos que colaboraron con HRW del Centro por la Salud Humanitaria (Center for Humanitarian Health) y el Centro de Salud Pública y Derechos Humanos (Center for Public Health and Human Rights) de la Facultad de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins.
Human Rights Watch y la Universidad Johns Hopkins publican informe sobre lo que denominan como la “Catastrofe Humanitaria en Venezuela” y exigen a la ONU que declare la «emergencia humanitaria compleja» en Venezuela y movilice recursos de manera urgente.pic.twitter.com/oIk7Dd44L6
— Luis Viana Rosales (@LuisVianaR) 4 de abril de 2019
Incluso el líder de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (IFRC, por su sigla en inglés), Francesco Rocca, al anunciar la pasada semana que colaborará en la entrada de ayuda humanitaria a Venezuela, hizo un paralelo con el despliegue en Siria.
«Esta es una operación muy similar a lo que está pasando en Siria como en el número de personas que van a ser atendidas», dijo Rocca al indicar que cuentan con los permisos para operar en Venezuela, donde según la ONU unos 7 millones de personas, -o un cuarto de la población del país-, necesitan ayuda humanitaria.
En Siria más de medio millón de personas han muerto desde el inicio de la guerra hace ocho años y Unicef estima que tres de cada cinco niños y sus familias necesitan asistencia humanitaria.
¿Tolerará EE.UU. a Rusia como lo hizo en caso sirio?
Los hechos indican que el gobierno de Donald Trump, que respalda al presidente encargado Juan Guaidó, continuará tomando acciones, que van hasta ahora desde sanciones hasta presión internacional.
Consultado por la cadena CNN, el analista de Stratfor, Reggie Thompson, dijo que «a medida que vienen llegando más tropas rusas a Venezuela» se complica la situación para EE.UU.
«Lo que estamos viendo es que se le está cerrando la oportunidad de acción a Estados Unidos, a los disidentes militares, a los opositores que quieren ver un cambio de gobierno en Venezuela a corto plazo (…) porque viene agarrando más confianza el gobierno de Maduro a medida que van llegando más efectivos rusos al país», explicó Thompson.
El Kremlin ha dicho que sus tropas de unos 100 efectivos no realizan acciones militares y a la vez ha respondido a Washington que sus fuerzas militares está también dispersas en el mundo.
El experto dijo que las situaciones son diferentes, dado que Siria ya había encarado una guerra civil de varios años cuando llegaron los rusos, mientras que aunque Venezuela está polarizada y la gente sale a protestar, aún Maduro y los militares controlan la situación y no hay guerra.
«Lo que estamos viendo en Venezuela es un gobierno que se está debilitando pero que está tratando de ganarse algunos años más en el poder, pidiendo ayuda a sus aliados rusos para que a corto plazo pueda derrotar a esta embestida opositora en las calles», dijo.
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