Más de dos docenas de personas murieron y mujeres y niñas fueron presuntamente violadas en un violento ataque en el noroeste de Papúa Nueva Guinea por una disputa de tierras.
Naciones Unidas condenó enérgicamente la brutal violación y asesinato de mujeres y niños en el distrito de Angoram, en Sepik Oriental.
«Según los informes, al menos 26 personas fueron masacradas en un estallido de violencia tras una supuesta disputa de tierras en las aldeas de Tamara, Tambari y Agrumara, en el río Sepik», dijo Naciones Unidas.
El coordinador residente de la ONU, Richard Howard, describió el incidente como una profunda violación de los derechos humanos y la dignidad.
Howard hizo un llamamiento a las autoridades para que responsabilicen a los autores y manifestó que es necesario hacer justicia a las víctimas y a sus familias.
«La crueldad contre aldeanos inocentes, especialmente la violencia sexual contra mujeres y niñas, es totalmente inaceptable», afirmó.
Howard dijo que la ONU se solidarizaba con las comunidades e instaba a las fuerzas del orden a investigar a los autores.
«Esperamos trabajar con el gobierno de Papúa Nueva Guinea y otros socios para garantizar que los supervivientes reciban el apoyo necesario, que estas atrocidades no queden impunes y que se aborden las condiciones subyacentes en las comunidades afectadas, de modo que se eviten estas atrocidades en el futuro», declaró.
Por su parte, Angela Kearney, representante de UNICEF en Papúa Nueva Guinea, afirmó que existe una preocupante tendencia a la violencia tribal dirigida contra los más vulnerables, especialmente mujeres y niños.
«Lo ocurrido en Sepik Oriental golpea el corazón de aquello contra lo que luchamos: el flagrante desprecio por la vida y la dignidad —especialmente de los más indefensos entre nosotros».
La ONU afirmó que su prioridad era garantizar que los supervivientes estuvieran protegidos de nuevos daños.
Bebés y niños muertos
El inspector jefe James Baugen, comandante provincial de la policía de Sepik Oriental, declaró a la prensa local que la aldea quedó llena de cadáveres.
«La mayoría de los muertos eran bebés lactantes y niños pequeños con sus madres», declaró.
El Sr. Baugen dijo que todos huyeron y se estaban refugiando en la estación de Angoram.
«A la mayoría de los cadáveres que encontramos les habían cortado la cabeza. Algunos son madres que intentaban salvar a sus hijos de la masacre», declaró al medio de comunicación local Post Courier.
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