A menudo vivimos nuestras vidas a la deriva, tratando de encontrar comodidad y placer, haciendo lo que tenemos que hacer, haciendo las cosas por costumbre, perdiéndonos en el trabajo, pasando por los movimientos, quedando atrapados en nuestros pensamientos, perdiéndonos en las distracciones, tratando de apegarnos a algo pero luego volviendo a los patrones habituales, lidiando con una crisis tras otra, apagar fuegos y barrer desastres, lidiar con el cansancio y el estrés y la depresión y la ansiedad, tratar de mantener la cabeza a flote, intentar llegar a fin de mes, retrasarse y agobiarse, luchar y no querer afrontar nuestros problemas, enfrascarse en un pozo de tareas interminables, perder los días y las semanas porque todo se mezcla.
Esta es la condición humana, y es hermosa.
Pero, ¿cómo sería vivir con un propósito? ¿Tener sentido en el trabajo que hacemos y estructurar nuestras vidas con ese propósito en mente, y con las relaciones y actividades más significativas?
¿Cómo sería vivir con un propósito?
¿Tener intención en nuestras acciones, tener un propósito que nos impulse, poner todo lo que tenemos en todo lo que hacemos?
Cuanto más vivamos con un propósito y demos lo mejor de nosotros en cada cosa que hagamos, más significativas serán nuestras vidas.
Exploremos esta idea de vivir con un propósito.
Cómo conseguir claridad en su propósito
No todo el mundo va por ahí diciendo: «¡Sí, sé exactamente cuál es mi propósito en la vida!». De hecho, la mayoría de la gente no se hace la pregunta, y si lo hace, puede que no crea que exista tal cosa como el propósito.
Eso es porque no hay un propósito inherente en nuestras vidas: tenemos que crearlo. Si no lo hacemos, nuestras acciones se sienten a la deriva y sin sentido.
Entonces, ¿cómo podemos descubrir ese propósito? Es una cuestión de crear una pregunta, y luego escuchar. Y luego ponerlo en práctica. Por cierto, vale la pena hacerlo, incluso si cree que tiene una idea de su propósito.
Llegaremos a la indagación en un momento, pero este proceso es así:
1-Empezar a hacer algunas preguntas (indagación) que nos abran a pensar en lo que es significativo para nosotros. Ver la siguiente sección. Se trata de abrirse a la indagación y ver qué surge.
2- Empezar a escuchar. Esta es la parte que mucha gente se salta: puede que hagan las preguntas pero luego no sientan que están obteniendo respuestas significativas. Eso es porque hay que escuchar. En silencio y en soledad. Así que salga a la naturaleza y camine en silencio (sin música ni podcasts ni audiolibros). O siéntese en silencio. Plantee las siguientes preguntas. Escuche lo que surja. Escuche un poco más. Pregunte un poco más. Es como tener un diálogo con Dios, o con el universo, o con su conciencia interior. Pregunte y escuche. Hable y mire lo que sale.
3-Actúe para obtener claridad. Mucha gente comete el error de pensar que necesita claridad antes de pasar a la acción, pero en realidad eso es lo contrario de cómo funciona. Tiene una idea, pero no la tiene clara; entonces la prueba y ve cómo funciona. ¿Tiene sentido? ¿Qué partes le asustan? ¿Qué hay que cambiar para que funcione? Puede que descubra que no es para usted y que necesita probar otra cosa. O que algo relacionado con su idea original está más cerca de su propósito. Es una exploración, y a través de esta exploración empieza a tener algo de claridad.
En realidad, no se trata de un proceso único. Es un proceso continuo, en el que se consigue cada vez más claridad. Así que, aunque crea que está muy cerca de su propósito, siga con este proceso. Puede que nunca termine (yo no lo sé todavía).
La investigación sobre el propósito
No hay una forma correcta de hacer este proceso de indagación, excepto volverse hacia las preguntas y las posibilidades.
Algunas preguntas para iniciarse en el proceso
– ¿A qué personas ha ayudado en su trabajo para que éste tenga más sentido que el habitual?
– ¿Qué personas tienen problemas que realmente hablan a su corazón, que lo mueven a querer ayudar?
– ¿Qué ha hecho en su vida que le haya parecido más significativo? (No tiene por qué estar relacionado con el trabajo).
– ¿Qué libros ha leído, qué vídeos ha visto, qué cursos ha seguido… que realmente lo hayan iluminado?
– ¿Cuándo ha trabajado con personas que realmente lo han iluminado?
– ¿Quién lo ha inspirado más? ¿A quién ha inspirado usted?
De nuevo, esto es sólo para empezar. Hágase preguntas de este tipo que lo abran a un sentido, que lo abran a nuevas formas de ver las cosas.
A continuación, salga en silencio y escuche. Escriba un diario. Escuche un poco más. Hable con usted mismo (o con Dios o con el universo). Luego escuche (a usted mismo, a Dios o al universo). Observe lo que surge. Luego, actúe.
Vivir con un propósito
Una vez que tenga un poco de claridad (no necesita mucha), puede pasar a la acción.
Ayude a una persona.
Ayude a otra, luego a otra.
Escriba sobre lo que ha aprendido ayudándoles.
Cree algo para alguien.
Regale esa creación a otros.
Lance algo.
Forme parte de algo. Empiece algo nuevo.
Cada día, pregúntese qué cosa podría hacer para vivir su propósito.
Con el tiempo, empezará a tener una visión más amplia de lo que puede hacer con este propósito. Desafíese a usted mismo a hacerla aún más grande.
Ahora lleve esa visión a su vida diaria:
1. Convierta su visión más amplia en pasos más pequeños hasta que tenga una tarea con propósito que hacer hoy.
2. Estructure su vida de manera que cree el espacio para el propósito.
Incorpore a su vida prácticas que le ayuden a trabajar con los patrones habituales que se interponen en el camino del trabajo con propósito (patrones como la procrastinación, la distracción, el exceso de compromisos, etc.).
3. Estructurar su vida para apoyar este trabajo con propósito: meditación, alimentación, ejercicio físico, lectura para llegar al lugar más claro e inspirado al que pueda llegar.
4. Haga cada actividad lo mejor que pueda. Esto no significa agotarse, sino hacer cada cosa con plena intención y cuidado, en lugar de hacerlo «a medias» como muchos de nosotros somos propensos a hacer.
5. Si puede incorporar estos cinco elementos a su vida, estará viviendo con un propósito.
Esta historia fue publicada originalmente en el blog de ZenHabits.net.
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