Así que su propósito de Año Nuevo ha fallado por completo a los diez días de enero, y su rastreador de hábitos no ha visto ninguna marca desde hace tiempo. Se ha caído del caballo, se ha desviado del camino, ha sufrido algunos contratiempos y no se siente muy bien en este momento.
Solo hay una cosa que hacer. Levántese, sacúdase el polvo y vuelva al buen camino. Es hora de empezar otra vez, y es más fácil de lo que cree.
Deje de castigarse
No es un robot, y la vida tiene muchos altibajos. Las cosas no siempre van a salir según lo previsto. Todo el mundo se cae alguna vez. Lo más importante cuando eso ocurre es levantarse lo antes posible.
No se auto compadezca. No se quede tumbado lamentándose por haberse caído. Ya no le de vuelta a las cosas una y otra vez como disco rayado cargado de insultos y disgustos, con los que tiende a bombardearse en momentos como éste.
Levántese. Sea amable consigo mismo. Ponga un pie delante del otro. Es hora de ordenar el desorden y volver al buen camino. Tómese unos días para seguir los siguientes pasos.
Primero las necesidades físicas
Siga el ejemplo del famoso psicólogo, Abraham Maslow, esbozado en su jerarquía de necesidades centrándose primero en sus necesidades más básicas. A menudo, cuando nos desviamos del camino, es porque hemos descuidado aspectos claves de la vida como el sueño, la nutrición y el ejercicio.
Tome un poco de agua y diríjase a la cocina. Mientras se hidrata, mire en la nevera, el congelador, los armarios… y evalúe la situación. Retire los alimentos procesados y llenos de azúcar y pida frutas y verduras frescas, carnes de calidad y tentempiés saludables para tenerlos a la mano. Llene su cocina con un montón de opciones deliciosas y saludables que le nutran y alimenten.
A continuación, salga a dar un paseo a paso ligero o diríjase a la habitación para echarse la siesta que tanto necesita. Cualquiera de las dos opciones será una inversión en su energía. Si últimamente ha tenido problemas para dormir, opte por la siesta. Si ha dormido más de la cuenta pero no ha movido el cuerpo, póngase los tenis y disfrute del aire fresco, aunque solo sea durante unos minutos.
Decida una hora para irse a la cama y un programa de ejercicio que se comprometa a cumplir. Continúe trabajando para su nuevo comienzo de mañana.
Organice su entorno
A continuación, evalúe su entorno.
Desconéctese de los dispositivos digitales y de la avalancha de mensajes de los medios de comunicación mientras ordena su casa. Comience por solo una cosa y luego continúe con otra, guarde los artículos que se encuentran en desorden, limpie las superficies, lave la ropa y, simplemente, haga que su espacio personal esté un poco más ordenado y limpio.
Establezca una nueva regla para usted, nunca dejar la habitación sin mejorarla en algún aspecto.
Libere espacio en su cerebro
Mientras admira su espacio recién mejorado, sírvase una taza de café, té o agua y siéntese con papel y bolígrafo. Es hora de hacer una limpieza mental.
Anote, sin ningún orden en particular, las cosas que le rondan por la cabeza. Desde lo abstracto, como «Quiero divertirme más», hasta lo minucioso, como «Necesito comprar más cinta adhesiva». No hay respuestas incorrectas, ni temas inapropiados, ni una nota al final: simplemente, vierta todas las cosas grandes y pequeñas que le pasen por la cabeza hasta que no se le ocurra ninguna otra.
Lo más probable es que acabe con una o varias páginas llenas palabras escritas al azar y desordenadamente, y eso le hará sentirse mejor. Ya capturó el caos y su mente puede descansar de intentar recordarlo todo. Desconéctese por un día y disfrute del alivio que le produce. Ya volverá a ello, no se preocupe.
Bandeja de entrada vacía
A medida que continúa atendiendo sus necesidades mas básicas, encuentre tiempo para poner en orden la correspondencia que ha estado recibiendo. Revise su correo electrónico, su correo físico y cualquier otra forma de comunicación online u offline.
Ocúpese de las facturas, de responder su mensajería, de su agenda, y borre o deshágase de todo lo que pueda. Cierre ciclos.
Establezca prioridades
Cuando esté preparado, y mientras continúa cuidando de si mismo y de su espacio personal, vuelva al volcado de ideas y reserve unos cuantos bolígrafos de distintos colores.
En una nueva página, anote los principales papeles que desempeña en su vida y en la de los que le rodean. Mientras lo hace, contemple cómo puede desempeñar mejor los deberes de esos roles.
Además, anote lo que es más importante para usted en la vida. ¿Cuáles son sus prioridades? ¿Para qué cree que sirve la vida? ¿Por qué cree que está aquí? Esto puede conducirle a algún estudio espiritual o a la oración. Tómese todo el tiempo que desee.
Retome su lista de ideas descargadas de su mente y, con un color de bolígrafo, tache todas las cosas que realmente no le importan, que simplemente no quiere hacer o perseguir, o que ha decidido que ya no son importantes.
Con otro color, encierre en un círculo todas las cosas que desea recordar o hacer en algún momento, pero que no quiere o no puede hacer ahora. Solo quiere recordar que podría hacerlas en algún momento en el futuro.
Las cosas que quedan sin tocar es su lista actual. Tome otro bolígrafo y encierre en un círculo las tres que considere más importantes. Esas tres son las que conformarán su lista de tareas pendientes durante los próximos días o más, hasta que estén completas.
Pase a la acción
Realice al menos una pequeña acción -incluso minúscula- para completar un elemento de su nueva lista de tareas pendientes. Choque esos cinco.
Reflexione
Mientras sigue cuidando de si mismo, de su entorno y de sus responsabilidades, reflexione sobre qué le llevó a desviarse del camino y cuánto mejor se siente ahora. Continúe realizando pequeñas acciones para avanzar en sus más altas prioridades.
Crezca
Mantenga el impulso buscando inspiración en buenos libros e ideas que alimenten su mente. Busque crecer espiritualmente a través de su práctica religiosa o su estudio personal. Celebre el hecho de que ha empezado a cambiar la dirección de su vida. Está volviendo al buen camino. Cuide sus responsabilidades con mimo, como lo haría con un jardín. Continúe.
La próxima vez que sienta que se ha caído del caballo, sacúdase el polvo y repita.
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