Por segunda vez en la historia, un objeto hecho por el hombre llegó hasta el espacio interestelar.
La sonda Voyager 2, una misión de la NASA, salió de la burbuja de plasma que rodea nuestro Sistema Solar, la heliosfera. Este límite externo es donde el viento solar caliente y tenue se encuentra con el medio frío y denso que hay entre las estrellas.
Es donde el plasma solar, que está formado por partículas lanzadas por el Sol que fluyen como viento solar hasta los confines del Sistema Planetario, se encuentra con aquellas provenientes de otras estrellas.
Un instrumento a bordo de Voyager, observó un fuerte descenso en la velocidad de las partículas el 5 de noviembre. Esta unidad monitorea la corriente eléctrica del plasma solar para detectar su velocidad, densidad, temperatura, presión y flujo del viento.
“Desde esa fecha, no ha observado ningún flujo de viento solar en el ambiente alrededor del Voyager 2, lo que hace que los científicos de la misión confíen en que la sonda haya dejado la heliosfera”, destacó la NASA el 10 de diciembre.
La sonda está a más de 18 mil millones de kilómetros de la Tierra desentrañando los misterios del vasto Universo cercano.
Su nave gemela Vogayer 1 cruzó el límite en 2012. Ambas fueron lanzadas por la NASA en 1977 para explorar lo desconocido.
«Todavía hay mucho que aprender sobre la región del espacio interestelar inmediatamente más allá de la heliopausa», dijo Ed Stone, científico del proyecto Voyager con base en Caltech en Pasadena, California, al referirse sobre cómo interactúa con el constante viento interestelar que fluye desde más allá, desde otras estrellas hacia nuestro Sistema Solar.
«La Voyager tiene un lugar muy especial para nosotros en nuestra flota de heliofísicos», dijo Nicola Fox, directora de la División de Heliofísica en la sede de la NASA. “Nuestros estudios comienzan en el Sol y se extienden a todo lo que toca el viento solar. Tener a las Voyager enviando información sobre el borde de la influencia del Sol nos da una visión sin precedentes de un territorio verdaderamente inexplorado”.
Las sondas Voyager 1 y 2 abandonaron la heliosfera, pero la NASA advierte que “aún no han abandonado el Sistema Solar, y no se irán pronto”. Según el equipo de científicos de la misión, la influencia de la gravedad del Sol se extiende bastante más lejos.
“Se considera que el límite del Sistema Solar está más allá del borde exterior de la Nube de Oort, una colección de pequeños objetos que todavía están bajo la influencia de la gravedad del Sol. El ancho de la Nube de Oort no se conoce con precisión, pero se estima que comienza en unas 1000 unidades astronómicas (UA) desde el Sol y se extiende hasta unas 100.000 UA. Una UA es la distancia desde la Tierra al Sol.
Las observaciones de Voyager complementan los datos del Explorador de límites interestelares de la NASA (IBEX), una misión que está detectando desde un punto remoto, donde está el límite.
“La NASA también está preparando una misión adicional, la próxima sonda de aceleración y mapeo interestelar (IMAP), que se lanzará en 2024, para capitalizar las observaciones de los Voyagers”, destacó hoy la agencia aeroespacial estadounidense.
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