El líder del Partido Comunista Chino (PCCh), Xi Jinping, inició un cambio estratégico hacia un modelo económico que podría proteger a la economía china de los impactos externos, según una nueva investigación.
El informe, publicado el 30 de julio, es obra de Jimmy Goodrich, investigador del Institute on Global Conflict and Cooperation de la Universidad de California. El estudio, que examina discursos oficiales y documentos políticos del PCCh, ofrece un análisis detallado de los avances del Partido en la aplicación de su política de «economía fortaleza» a través de varias áreas claves.
La estrategia está «diseñada para reforzar la autosuficiencia nacional y la resistencia frente a los choques externos y, en última instancia, permitir a la nación soportar ‘situaciones extremas’, incluido un conflicto armado prolongado», se lee en el documento.
El documento señala que las tensiones entre Estados Unidos y China y otros importantes acontecimientos mundiales, como la invasión rusa a Ucrania y la pandemia COVID-19, han impulsado a Beijing a cambiar su política económica. La perturbación de la economía mundial y de las cadenas de suministro por la pandemia COVID-19 reforzó la necesidad de una «economía fortaleza».
Así, según el informe, desde entonces el PCCh ha hecho hincapié en la «circulación económica dual» para que la economía deje de depender de las exportaciones y se centre en el fortalecimiento de las capacidades nacionales, manteniendo al mismo tiempo el comercio internacional. Este enfoque pretende reducir la vulnerabilidad a los impactos externos y garantizar la estabilidad económica.
Esta estrategia también se alinea con las prioridades más amplias de seguridad nacional de Xi y la preparación para escenarios de «casos extremos», según el informe. El enfoque del PCCh incluye la alimentación, la energía, la seguridad de la cadena de suministro, la movilización de la defensa civil y el desarrollo de infraestructuras estratégicas de reserva.
«Esta investigación contribuye a comprender las intenciones estratégicas de China y proporciona una base para seguir explorando las implicaciones de la ‘economía fortaleza’ china en la dinámica económica y geopolítica mundial», escribió el autor.
La economía china depende en gran medida de las exportaciones. El año pasado, las exportaciones totales del país alcanzaron unos 3.38 billones de dólares, mientras que las importaciones rondaron los 2.56 billones. El resultado fue un superávit comercial de 820,000 millones de dólares, el segundo más alto de la última década.
Robert O’Brien, exasesor de seguridad nacional, comentó el informe en su cuenta X, instando a Washington a prestar atención. «El PCCh se está preparando para luchar y ganar (o al menos sobrevivir) una guerra muy larga. Estados Unidos debería prestar atención», escribió el Sr. Brian el 3 de agosto.
Desde la pandemia de COVID-19, la economía china se ha enfrentado a múltiples problemas, en particular la crisis inmobiliaria marcada por la quiebra del gigante inmobiliario chino Evergrande. Esta empresa es la más endeudada del mundo, con 340,000 millones de dólares de deuda.
A principios de este año, un destacado gestor de fondos de cobertura afirmó que la economía china tenía problemas debido a su fuerte inversión en el sector inmobiliario, lo que podría provocar un desplome peor que la crisis financiera estadounidense de 2008.
El sector inmobiliario representa el 70% de la riqueza bruta de los hogares chinos y alrededor del 25% de su producto interior bruto (PIB), lo que lo convierte en un motor clave del crecimiento, pero plantea una vulnerabilidad para su economía.
El problemático mercado inmobiliario chino ha arrastrado a la economía, lo que ha llevado al régimen de Beijing a aplicar «medidas temporales», entre ellas 16 medidas de apoyo al sector, según el informe del año pasado del Centro de Geoeconomía del Atlantic Council y el Rhodium Group, un grupo de expertos con sede en Washington.
El informe concluyó que la economía china se enfrentaba a múltiples problemas y que, sin reformas enérgicas, era probable que Beijing viera amenazadas sus perspectivas de crecimiento en los próximos años, lo que perjudicaría su posición mundial.
El informe señala que la raíz de la economía china es su «persistente déficit de reformas estructurales», que se traduce en un «retraso respecto a las principales economías de la OCDE en la mayoría de las dimensiones del mercado», y sugiere que es necesaria una reforma estructurada. «La economía china está sufriendo en parte porque el Partido [Comunista Chino] sigue dando prioridad a la ideología sobre el dinamismo económico», se lee en el informe.
Debido a sus débiles resultados, la ambición de Beijing de destronar a Estados Unidos como la mayor economía del mundo a finales de la década de 2020 «no sucederá en este siglo, y mucho menos en esta década».
Los economistas de Bloomberg también pronosticaron el año pasado que era improbable que la economía china superara a la estadounidense. Ellos predijeron que el PIB de China podría superar al de Estados Unidos hacia mediados de la década de 2040, pero «solo por un pequeño margen» antes de «volver a quedarse atrás».
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