El líder chino, Xi Jinping, está preparado para aprovechar el 20° Congreso del Partido Comunitario Chino (PCCh) previsto para este otoño y utilizar la idiosincrasia de la estructura descendente del gobierno autocrático del régimen comunista para aumentar aún más su poder, dijeron los ponentes en una audiencia virtual de un órgano consultivo del Congreso de EE. UU. Se espera que en la reunión del Partido, que se celebra dos veces en una década, Xi presente una oferta sin precedentes para un tercer mandato en el poder.
Si bien tanto la ideología como la ambición personal juegan un papel muy importante al momento de promover los movimientos de los funcionarios del PCCh, incluyendo a Xi, la naturaleza del régimen en Beijing ha evolucionado con el tiempo, en opinión de Joseph Fewsmith, profesor de relaciones internacionales y ciencias políticas en la Universidad de Boston.
«El PCCh es un partido jerárquico estructurado según líneas leninistas, lo que significa que sigue el centralismo democrático», dijo Fewsmith durante una audiencia de la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad de Estados Unidos y China el 27 de enero.
Pero con el tiempo, a medida que la corrupción se instaló en toda la maquinaria del régimen del PCCh, Xi optó por aprovechar esta tendencia y lanzó una muy anunciada campaña contra la corrupción cuyo verdadero objetivo era consolidar su propio poder, observó Fewsmith. Como parte de este esfuerzo, Xi ha designado a partidarios de confianza para puestos críticos dentro de la jerarquía del Partido y se ha esforzado por debilitar el papel de los funcionarios asociados a otras facciones, como el de Jiang Zemin, quién lidero China de 1993 a 2003, y por eliminarlos.
Aunque la reciente confesión pública de Sun Lijun, exviceministro de seguridad pública, formaba supuestamente parte de la campaña anticorrupción, Fewsmith lo consideró como un ejemplo de la consolidación del poder de Xi. Sun confesó haber aceptado sobornos, pero el verdadero objetivo de extraer y transmitir la confesión en la emisora estatal China Central Television (CCTV) del régimen en enero fue eliminar a un poderoso funcionario asociado con la red de Jiang, sostuvo Fewsmith.
«Parece que Xi Jinping continúa con su purga de funcionarios relacionados con Jiang Zemin. Incluso después de haber estado en el poder durante 10 años y haber purgado a muchos líderes, Xi todavía siente que su control es insuficiente», dijo Fewsmith. «Todo indica que Xi ganará estas batallas entre facciones y comenzará un tercer mandato como secretario general este otoño», agregó.
Fewsmith describió el régimen de China como un sistema «altamente personalizado» en el que un líder cultiva cuidadosamente su propio poder, sin la posibilidad de transmitirlo a sus sucesores. Cuando un nuevo líder presta juramento en Beijing, lo que realmente significa no es precisamente el poder del nuevo líder, sino que el antiguo líder ha perdido toda su fuerza e influencia y está fuera de juego.
«China tiene un sistema leninista que no ha logrado institucionalizar la sucesión, lo que ha llevado a una personalización del poder», dijo Fewsmith.
La profesora de ciencias políticas del Middlebury College, Jessica Teets, coincidió con Fewsmith en el implacable impulso de Xi hacia la centralización. La consolidación del poder continúa a buen ritmo bajo el pretexto de atacar el amiguismo y los negocios turbios que se han infiltrado en la maquinaria del poder.
«El punto focal que deseo enfatizar es que Xi Jinping ve la centralización como un correctivo a la corrupción y a la pérdida del papel de liderazgo del Partido central. Por lo tanto, no deberíamos esperar ningún cambio en este impulso a la centralización política» mientras se desarrolla el 20º Congreso del Partido en el otoño, dijo Teets.
Teets considera que el faccionalismo que caracterizaba a la política china en el pasado ha disminuido conforme Xi ha ejercido un control cada vez más estricto y ha concedido ascensos basadas en la lealtad personal, así como en la capacidad de cumplir los objetivos establecidos por el régimen. Los desacuerdos políticos visibles dentro del PCCh se han desvanecido a medida que los leales a Xi Jinping reciben recompensas y aquellos que, como Sun Lijun, tienen una reputación de no ser suficientemente leales o de pertenecer a la facción equivocada son expulsados bajo una u otra apariencia.
«Xi Jinping domina el sistema político chino y está bien posicionado para dominar el 20° Congreso del Partido», dijo otro panelista, Neil Thomas, analista de China para Eurasia Group, una consultora de riesgo político. Thomas dijo que espera que el día de la inauguración del congreso, Xi emita un informe que proporcione un plan para la formulación de políticas del PCCh en 2022 y más allá.
Si el pleno que tuvo lugar en noviembre pasado predice el futuro, dijo Thomas, es probable que el líder chino aproveche la oportunidad para promover su agenda política existente en lugar de implementar nuevos programas.
«Xi afianzará su liderazgo político instalando más aliados políticos en la cúpula», predijo Thomas, y agregó que es muy probable que Xi, a sus 69 años, se exima de las normas de jubilación por edad.
Coincidiendo con estos puntos, Fewsmith describió un panorama político en el que Xi no se tomaba bien que otros grupos que no fueran los suyos ostentaran el poder. En el próximo Congreso del Partido, es probable que muchos de los funcionarios que han demostrado su lealtad al actual líder reciban ascensos a niveles superiores dentro del régimen.
Pero este método de consolidar el propio poder de Xi, con un círculo interno ferozmente leal, no está exento de problemas.
«Conduce a la probabilidad de que haya muchas personas que se hayan sentido pasadas por alto o marginadas por esto, y lo van a resentir», dijo Fewsmith.
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