Xi Jinping podría enfrentarse pronto a un momento crucial que puede socavar su gobierno

China giró aún más a la izquierda con Xi Jinping. Su trayectoria de poder refleja la del líder comunista fundador de China, Mao Zedong. Puede que se acerque un momento decisivo para su poder

Por Alexander Liao y Olivia Li
20 de octubre de 2024 1:53 PM Actualizado: 20 de octubre de 2024 1:53 PM

Opinión

China giró contundentemente a la izquierda con Xi Jinping. La dirección de la sociedad china en la última década es paralela a la trayectoria del país antes y durante la Revolución Cultural, un violento movimiento sociopolítico que arrasó el país entre 1966 y 1976.

Xi aspira a ser otro Mao Zedong o incluso superar a Mao, líder comunista fundador de China y el cerebro de la Revolución Cultural.

Hasta ahora, Xi ha reflejado dos hitos significativos de la trayectoria de poder de Mao: consolidar el poder del Partido Comunista Chino (PCCh) en una sola persona y destituir a los altos dirigentes del Partido que tenían opiniones diferentes.

El siguiente hito es el “momento Lin Biao”.

El incidente de Lin Biao fue un momento decisivo para Mao. Lin, sucesor oficial de Mao, murió en un accidente aéreo en septiembre de 1971 cuando se dirigía a la Unión Soviética, según la historia oficial del PCCh. El Partido no reveló la muerte de Lin hasta casi dos años después.

Mao comenzó a acumular seguidores fanatizados a partir de 1949, cuando el PCCh se hizo con el control de China. Su culto a la personalidad alcanzó su punto álgido durante la Revolución Cultural. El rápido cambio en la narrativa del Partido tras la noticia de la muerte de Lin (redefiniéndolo de héroe revolucionario a traidor) no ayudó a preservar la autoridad de Mao. Por el contrario, los chinos empezaron a cuestionar la Revolución Cultural y, en última instancia, el carácter de Mao. Mao empezó a bajar del pedestal a los ojos del pueblo.

Xi asumió el poder en China en 2013.

Tras asegurar su tercer mandato en 2022 cambiando la Constitución china para levantar el límite de mandatos, consolidó el poder y abandonó el liderazgo colectivo dentro de los altos rangos del PCCh, haciendo que su estatus fuera similar al de Mao. Podríamos llamar a esto el “momento Mao Zedong” de Xi.

Después, se produjo el “momento Liu Shaoqi” de Xi.

Liu fue eliminado por Mao a los dos años de la Revolución Cultural. Era el entonces vicepresidente del PCCh y “presidente” de China y en su día se le consideró un posible sucesor de Mao. Como reformista económico, Liu no estaba de acuerdo con los movimientos políticos que condujeron a la década de agitación sociopolítica. En consecuencia, en 1968, Liu fue despojado de sus cargos y denunciado públicamente como un “capitalista de carretera”.

Del mismo modo, en la ceremonia de clausura del 20º Congreso Nacional del poder legislativo chino en 2022, cuando Xi se aseguró su tercer mandato, el predecesor de Xi, Hu Jintao, fue apartado públicamente de una reunión. Hu se sentó inmediatamente a la izquierda de Xi y se mostró reacio a marcharse. Sin embargo, Xi mostró una cara de póquer mientras los miembros del personal levantaban a Hu y lo escoltaban a la salida.

Estos actos del PCCh suelen estar muy coreografiados. Una humillación pública a Hu no se habría producido sin el permiso de Xi. Todos los altos dirigentes actuales del Partido ignoraron lo ocurrido. Al salir, Hu puso una mano en el hombro de su protegido Li Keqiang, que murió de un repentino ataque al corazón un año después. Li se retiró en 2022 como miembro del Comité Permanente del Politburó del PCCh.

Cuando se produzca el “momento Lin Biao”, la base de poder de Xi podría verse fundamentalmente sacudida, de forma muy similar a la muerte de Lin, que asestó un duro golpe a la autoridad de Mao.

Después de que el PCCh se hiciera con el poder en China, Mao estableció una dictadura absoluta, gozando de una reverencia inquebrantable por parte del Partido, incluidos los altos funcionarios. Sin embargo, la muerte de Lin cambió significativamente esta dinámica.

Mao eligió personalmente a Lin como su sucesor. Como la imagen de Mao era siempre gloriosa, sabia y correcta, la opinión pública creyó firmemente que Lin era un general fantástico y leal.

Una aparición pública del Presidente Mao Zedong y Lin Biao entre los Guardias Rojos durante la Revolución Cultural, en Beijing, en noviembre de 1966. (Dominio público)
Una aparición pública del Presidente Mao Zedong y Lin Biao entre los Guardias Rojos durante la Revolución Cultural, en Beijing, en noviembre de 1966. (Dominio público)

La caída de Lin socavó gravemente la autoridad de Mao, llevando a muchos miembros veteranos del Partido a cuestionar el juicio y las decisiones de este último.

La etiqueta puesta a Lin como traidor desilusionó rápidamente al pueblo chino. Se dieron cuenta de que incluso Mao, al que antes consideraban tan sabio como una deidad, podía cometer errores. Este cambio de percepción llevó a un escepticismo más amplio de todas las narrativas del Partido.

Además, muchos jóvenes que habían soportado las penurias de la Revolución Cultural empezaron a reflexionar sobre lo que había salido mal y a dudar de la Revolución Cultural y del propio Mao.

Por lo tanto, muchos creen que el incidente de Lin Biao sirvió de precursor del final de la Revolución Cultural y marcó un cambio ideológico significativo para el pueblo chino, incluidos los que habían luchado junto a Mao y la generación más joven que había seguido a Mao resueltamente en la realización de actos “revolucionarios” violentos.

Muchos historiadores del PCCh creen que el trágico destino de los dos sucesores de Mao, Liu y Lin, se debe a la ansiedad de Mao cuando vio la denuncia de Nikita Jruschov contra Joseph Stalin.

Jruschov parecía tener un gran respeto por Stalin, y éste confiaba profundamente en él, confiándole a menudo importantes responsabilidades durante las crisis.

Mao no podía evitar preocuparse por la aparición de un “Jruschov” en China, un sucesor en quien confiaba pero que le traicionaría y sacaría a la luz sus fechorías tras su muerte.

Este arraigado temor también explica por qué Mao persiguió sin piedad a numerosos cuadros de alto rango durante la Revolución Cultural. Como resultado, incluso en su vejez, no estaba dispuesto a abandonar el poder por completo por miedo a que sus rivales políticos se vengaran.

En la actualidad, Xi se encuentra en una situación muy similar, enfrentado a las consecuencias del fracaso de las medidas COVID-19, una economía tambaleante y una crisis inmobiliaria. Su arrolladora lucha contra la corrupción -de la que a menudo se dice que se despliega para eliminar a sus enemigos políticos- y su flagrante desprecio por los ancianos del Partido, como Hu Jintao, le han dejado cada vez más aislado.

Algunas fuentes me dijeron que los ancianos del PCCh quieren que Xi designe a un sucesor, una cuestión que se ha pospuesto desde que Xi se aseguró su tercer mandato.

Xi quiere un sucesor de su círculo íntimo, posiblemente debatiéndose entre el primer ministro Li Qiang y el viceprimer ministro de primer rango Ding Xuexiang. Sin embargo, en el seno más amplio del PCCh, incluida la facción de Hu Jintao y ancianos influyentes, existe una fuerte preferencia por Hu Chunhua, hombre de confianza de Hu Jintao.

Xi comparte sin duda el temor de Mao a ser derrocado por un subordinado. El año pasado, Xi destituyó al al ministro de Defensa, Li Shangfu, al ex ministro de Asuntos Exteriores, Qin Gang, y al menos a cuatro generales de la Fuerza de Cohetes, a los que había elevado personalmente a esos puestos clave.

Es posible que el “momento Lin Biao” de Xi no se desarrolle exactamente igual que el de Mao. Sin embargo, un incidente inesperado relacionado con un sucesor podría debilitar significativamente su poder.

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de The Epoch Times.


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