Xi visita Portugal y España para avanzar en los objetivos geopolíticos de China

Por Annie Wu - La Gran Época
27 de noviembre de 2018 1:12 PM Actualizado: 27 de noviembre de 2018 5:08 PM

La iniciativa “Un Cinturón, Una Ruta”, conocida como OBOR, el proyecto distintivo de China para aumentar su influencia internacional, busca establecer rutas comerciales mundiales y establecer inversiones que beneficien sus intereses.

En el sudeste asiático y en algunas islas del Pacífico sur, los proyectos de infraestructura OBOR financiados por China han sido objeto de un reciente escrutinio por cargar a los países con enormes deudas.

Por consiguiente China ha puesto su mirada en Europa. Sin embargo, a medida que algunos países europeos y la Unión Europea se vuelven cada vez más desconfiados de las adquisiciones chinas en industrias críticas de tecnología y fabricación de automóviles, China está presionando para establecer vínculos económicos con naciones de huella más pequeña, como Portugal y España.

El mandatario chino Xi Jinping visitará España del 27 al 29 de noviembre, y Portugal entre el 4 y el 5 de diciembre, según la agencia de noticias estatal Xinhua.

En España China firmará acuerdos conjuntos para explorar mercados de terceros, mientras que en Portugal, China «impulsará la cooperación» en una variedad de sectores como ciencia y tecnología, conservación del agua, energía, infraestructura y finanzas, informó Xinhua el 24 noviembre.

Los observadores anticipan que China presionará agresivamente para que los dos países firmen la iniciativa OBOR. Las inversiones de China no son solo parte de un plan para apuntar y obtener acceso a tecnología sensible desarrollada por los sectores privados de estos países, sino también utilizar acuerdos económicos para ganar apoyo político.

Portugal

En Portugal China ha hecho grandes avances. Durante la crisis financiera de 2008 Portugal estaba desesperado por el capital extranjero, y China se abalanzó. La inversión extranjera directa de China creció de cero antes de 2010, a 5700 millones de euros (USD 6450 millones) en 2016, según el informe de diciembre de 2017 realizado por la Red Europea de Centros de Estudios sobre China, un consorcio de institutos de investigación en diferentes países europeos.

Hoy en día las firmas chinas poseen el 25 por ciento de la red nacional de Portugal, el 27 por ciento de su mayor banco cotizado en la bolsa, y toda su mayor aseguradora y operador de hospitales privados, según Reuters.

Una serie de acuerdos importantes relacionados con la tecnología de energía renovable, incluida la adquisición de Energias de Portugal (EDP) por parte del gigante hidroeléctrico chino China Three Gorges Corporation (CTG,) en 2011 “le otorgó a CTG acceso a conocimientos y experiencia de última generación en el campo», dijo el informe.

La compra de uno de los operadores de energía más grandes de Portugal le permitió a CGT expandirse a los mercados globales en África, América del Sur y Estados Unidos. Por ejemplo, a través de la asociación con EDP, CTG adquirió ocho estaciones hidroeléctricas en Brasil, convirtiéndose en el segundo mayor productor privado de energía en Brasil.

Un hombre camina por la sede de Energias de Portugal en Lisboa, Portugal el 23 de diciembre de 2011. (Patricia de Melo Moreira/AFP/Getty Images)

Otro foco de las inversiones de Beijing son los puertos del país. El propio Xi dijo: «China apoya la participación de Portugal en la Iniciativa Cinturón y Ruta, y alienta a ambos países a cooperar en la investigación marítima y la logística portuaria».

En particular, China está considerando la oportunidad de desarrollar el puerto de Sines en Portugal como parte de su iniciativa OBOR de crear nuevas rutas de comercio marítimo. En un documento de 2017, Beijing había pedido que se desarrollaran tres nuevos pasos marítimos para impulsar el comercio de China.

Pero como las firmas chinas han adquirido constantemente participaciones en puertos en toda Europa en los últimos años, las autoridades europeas están expresando su preocupación de que estas empresas puedan estar permitiendo que los productos chinos evadan ilegalmente los aranceles de importación, como en el caso de una investigación en curso sobre el puerto El Pireo en Grecia.

Por ahora, el gobierno portugués parece ansioso por recibir tales inversiones. El primer ministro, Antonio Costa, dijo en mayo al parlamento del país que los cambios hechos a una ley de adquisición portuguesa el año pasado, estaban destinados a alentar a los inversores chinos.

«Fue mi iniciativa, y el objetivo era asegurar que Portugal ofreciera las mismas condiciones a los extranjeros, es decir, a los chinos, que a los europeos», dijo Costa.

España

Según el informe del think tank europeo, las inversiones en España son todavía relativamente pequeñas en volumen. Pero han crecido exponencialmente como en Portugal, de menos de 10 millones de euros (alrededor de USD 11,4 millones) por año antes de 2012, a más de 1600 millones de euros en 2016, según un estudio de Rhodium Group.

Pero en 2016 las empresas chinas, una de ellas de propiedad estatal, realizaron dos grandes adquisiciones en las empresas de ingeniería españolas Aritex y Eptisa, lo que señala el deseo de Beijing de adquirir alta tecnología. Aritex se centra en la aeronáutica, los automóviles y las energías renovables, mientras que Eptisa tiene proyectos en infraestructura de Tecnología de la Información (TI) y transporte: todos campos que Beijing ha catalogado como prioridad para el desarrollo en el plan “Made in China 2025”, para que China se convierta en una potencia de fabricación tecnológica.

Además, en junio de 2017 la compañía naviera estatal china COSCO compró participaciones mayoritarias en Noatum Port Holdings, el operador de dos terminales de contenedores en los puertos de Valencia y Bilbao, lo que ilustra las esperanzas de Beijing de llevar a España a su paradigma OBOR. Noatum es el operador de terminal marítima más grande de España.

Torres de turbinas de viento son cargadas en un barco en Bilbao, España, el 20 de abril. China ha buscado invertir en el sector de las energías renovables en España y el vecino Portugal. (Ander Gillenea/AFP/Getty Images)

Si bien el gobierno español está ansioso por recibir tanta inversión, los ciudadanos se muestran más cautelosos. Una encuesta realizada en 2015 por el Real Instituto Elcano encontró que la mayoría de los españoles percibían negativamente la inversión china. Cuando se preguntó a los encuestados: “¿Qué países le gustaría que invirtieran más o menos?”, China recibió la peor evaluación de todos los países, con un 24 por ciento deseando menos inversión. En comparación, el 6 por ciento dijo que quería menos inversión de Alemania, y el 48 por ciento dijo que quería más.

La semana pasada la Unión Europea alcanzó un consenso sobre las reglas de revisión de inversiones que se aplicarían a todos los Estados miembros de la UE en caso de aprobarse. La medida tenía como objetivo contrarrestar los acuerdos que plantearían riesgos para la seguridad nacional. Las nuevas reglas podrían dañar los planes de inversión de China en Europa.

Influencia política

La influencia monetaria de Beijing en los países europeos tiene otro efecto secundario: puede influir en los gobiernos para que cumplan con la agenda política China. En Hungría, por ejemplo, los lazos económicos de China han llevado al país a guardar silencio sobre las irregularidades del régimen chino.

En marzo de 2017, Hungría presuntamente presionó al bloque de la UE para que no agregara su nombre a una carta conjunta de las embajadas internacionales contra la tortura denunciada por los abogados detenidos en China.

En abril, Hungría fue el único país de la UE que no firmó un informe de embajadores de la UE que criticaba la iniciativa OBOR China, por incumplir las normas de transparencia internacional al tiempo que fomentaba los intereses del Estado comunista.

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