Un grupo de simpatizantes realizó una manifestación el lunes por una mujer de 80 años a la que se le prohibió de por vida el acceso a una piscina administrada por la YMCA en Port Townsend, Washington, tras exigir que un empleado, vestido con un traje de baño femenino, abandonara el vestuario de mujeres donde ella y otros, incluido un grupo de niñas pequeñas, estaban desnudas o desvistiéndose.
“Cualquier movimiento que les diga a las mujeres y niñas que confíen en lo que un hombre extraño les dice sobre su identidad, antes de confiar en sus propios instintos, es un movimiento depredador”, dijo Amy Sousa, una psicóloga local y sobreviviente de violación que organizó la manifestación. “Vilipendiarla, calumniarla y avergonzarla públicamente por esto es inconcebible y abusivo”.
En el fondo, una pequeña multitud abucheaba y gritaba cánticos mientras Sousa y varios otros hablaban en contra de la práctica de permitir que los hombres usen áreas destinadas a la privacidad de las mujeres.
Julie Jaman, de 80 años, residente desde hace mucho tiempo de Port Townsend, Washington, había estado nadando durante 35 años en la piscina Mountain View de la YMCA, de la Península Olímpica, hasta el día en que se quedó paralizada por el miedo, le dijo a The Epoch Times, cuando escuchó la voz de un hombre justo afuera de la ducha.
Desde entonces, el hombre ha sido identificado como Clementine Adams, un trabajador de guardería de la YMCA que afirma identificarse como mujer.
Adams vestía un traje de baño de una pieza con un ribete que cubría su área genital, según Jaman. “Cuando le pregunté si tenía pene, me dijo que no era asunto mío”, dijo.
Jaman, que tiene una larga trayectoria como activista, entre otras cosas ayudando a crear un refugio seguro para mujeres y niños víctimas de la violencia doméstica, dijo que inicialmente pensó que un pervertido o un pedófilo había conseguido burlar a la gente de la recepción del YMCA y entrar en la zona de las duchas porque Adams parecía estar observando a unas 5 o 6 chicas jóvenes que se quitaban el traje de baño para ir a las duchas mientras ella y otras mujeres estaban desnudas duchándose o en la zona de vestuario.
Resulta que Adams estaba a cargo de las niñas y las acompañaba al baño.
Cuando ella le exigió que abandonara el área de duchas de mujeres y el vestuario, otro trabajador de la YMCA intervino y abordó a Jaman, gritándole, «eso es discriminación», según Jaman, y le dijo, en ese mismo lugar, que estaba vetada de por vida de la piscina e instalaciones.
La YMCA no ha cuestionado públicamente la versión de Jaman sobre el incidente del 26 de julio y no respondió a las preguntas de The Epoch Times.
Unos días después del incidente, Adams abrió una página de GoFundMe para recaudar dinero con el propósito de pagar lo que llamó “cirugías de afirmación de género”.
Adams inicialmente publicó en las redes sociales que se sentía atraído por las mujeres, pero la publicación fue eliminada.
Adams se refiere a sí mismo como un estudiante universitario que planea especializarse en Educación Primaria.
“Ser trans no se trata de cambiar, se trata de vivir mi verdad”, dice en la página de recaudación de fondos.
También agradeció a sus simpatizantes y dijo que estaba en un momento: “Donde mi seguridad y privacidad están en peligro”.
Hasta la fecha, su fondo de transición sexual ha recaudado un poco más de USD 14,000.
Desde entonces, la alcaldesa de Port Townsend, Dana Faber, y el Concejo Municipal han emitido una proclamación transgénero que afirma las leyes del estado de Washington que protegen a las personas transgénero y las proclama como una clase desfavorecida con importantes problemas de salud mental.
Mientras tanto, Jaman, que ahora no tiene un lugar para nadar y hacer ejercicio, dijo que está «absolutamente incrédula» de que la hayan denigrado por tener instintos normales y naturales como mujer.
“Quiero decir, este era más o menos el escenario típico en el que ocurren violaciones y se abusa de los niños y, sin embargo, de alguna manera yo soy la mala”, dijo Jaman.
Se ha informado una serie de agresiones sexuales a mujeres y niños en las YMCA de EE.UU. en los últimos años, con docenas más en las últimas dos décadas.
En 2019, un empleado masculino de la YMCA de 21 años fue condenado por violar a dos niñas de 3 y 4 años mientras estaban en sus clases de campamento en la YMCA de Witchita, Kansas.
Un empleado de 19 años, que trabajaba en el centro para adolescentes de la YMCA del condado de Fulton en Nueva York, fue condenado recientemente por abuso sexual en segundo grado a una niña de 12 años en las clases de su campamento.
El año pasado, un hombre de 19 años fue arrestado después de atacar a una mujer en el vestuario de mujeres en East Nashville YMCA. Varios meses después, otro hombre fue arrestado después de que lo encontraran duchándose en el vestuario de mujeres y mirando debajo de los retretes del baño.
Varias YMCA también han sido objeto de demandas multimillonarias por agresiones sexuales en sus instalaciones.
La YMCA en Rochester, Minnesota, es actualmente objeto de una demanda presentada por una mujer que afirma que ella y su hermana gemela fueron agredidas sexualmente por un hombre de 15 años en la instalación en 2018.
El adolescente se declaró culpable de agresión sexual criminal en primer grado.
La demanda alega que el YMCA «incumplió su deber de cuidado y protección y no protegió [a la mujer] de daños al crear un entorno inseguro en el que los clientes están inadecuadamente supervisados durante las actividades rutinarias».
En 2014, Pamela Powers, de 10 años, fue secuestrada de la YMCA de Des Moines, en Iowa, y luego asesinada por Robert Anthony Williams, que la siguió hasta el baño de mujeres del YMCA después de que su madre le dijera que se lavara las manos.
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