El presidente Donald Trump dijo el 10 de julio que no consideraba la posibilidad de negociar un acuerdo comercial de «fase dos» con el régimen chino, ya que las relaciones entre Washington y Beijing se han deteriorado a causa de la pandemia y otras cuestiones.
Trump, al ser preguntado por los periodistas a bordo del Air Force One sobre la posibilidad de un acuerdo comercial de segunda fase, dijo: «No pienso en ello ahora», añadiendo que tenía muchas otras cosas en mente.
«La relación con China ha sido severamente dañada. Podrían haber detenido la plaga, podrían haberlo hecho. No la detuvieron», dijo Trump.
Los dos países firmaron un acuerdo de fase uno a principios de este año, en el que Beijing se comprometió a comprar 200,000 millones de dólares adicionales en bienes y servicios estadounidenses durante los próximos dos años. Los datos comerciales hasta mayo, sin embargo, mostraron que China no estaba en camino de cumplir sus compromisos de compra.
Desde el acuerdo, la administración Trump ha aumentado la presión sobre Beijing por su mal manejo del brote del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), intensificando el control sobre Hong Kong y los abusos de derechos humanos contra las minorías étnicas uigures.
El 9 de julio, Estados Unidos sancionó a cuatro funcionarios chinos por su papel en la represión de los musulmanes uigures en la región noroeste de Xinjiang. Entre los sancionados se encontraba el secretario del Partido de la región de Xinjiang, Chen Quanguo, quien se convirtió en el funcionario chino de mayor rango en ser sancionado por Estados Unidos.
A partir de mayo, la administración también comenzó el proceso de eliminación del estatus comercial especial de Hong Kong bajo la ley estadounidense, debido a que Beijing impuso una ley de seguridad nacional sobre el territorio, marcando el fin de la autonomía de la ciudad. Un nuevo proyecto de ley aprobado unánimemente por el Congreso para sancionar a las entidades que ayuden al régimen a abusar de las libertades de Hong Kong ha sido enviado a Trump para su firma. Pero la Casa Blanca no ha indicado cuándo o si el proyecto de ley a prueba de veto será firmado.
El Departamento de Estado de EE. UU. anunció el mes pasado que puede negar la entrada a los funcionarios chinos, así como a sus familias, involucrados en el aplastamiento de las libertades y derechos en Hong Kong.
En las últimas semanas, altos funcionarios han aumentado su retórica contra el PCCh, en lo que los observadores dijeron que era una creciente resolución dentro de la administración para contrarrestar las amenazas del régimen chino. El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Robert O’Brien, dijo que Estados Unidos ya no se mantendría pasivo en su trato con el PCCh, mientras que el director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), Christopher Wray, describió el robo de propiedad intelectual y las actividades perversas del régimen en Estados Unidos como la «mayor amenaza a largo plazo» para el país.
Reuters contribuyó a este informe.
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