PCCh ve consulados de EE.UU. como «fuerzas hostiles» y pide controlar a diplomáticos: plan filtrado

Por Eva Fu
17 de octubre de 2020 3:54 PM Actualizado: 17 de octubre de 2020 4:02 PM

Las autoridades chinas ven a los consulados estadounidenses como «fuerzas hostiles» que llevan a cabo actividades de «infiltración y sabotaje» en suelo chino y han ordenado a los funcionarios vigilar a los diplomáticos estadounidenses clave, según un documento filtrado que fue obtenido por The Epoch Times.

En un momento en que las relaciones bilaterales alcanzaron un mínimo histórico, el documento de la ciudad de Leizhou, en la provincia de Guangdong, sureste de China, ofrece una rara visión de cómo el régimen chino trata con los diplomáticos estadounidenses.

En un «plan de trabajo» de cuatro páginas, con fecha de abril de 2018, la Oficina de Asuntos Extranjeros y de Ultramar de Leizhou describió a los «consulados de Estados Unidos y de otros países occidentales en China” como objetivos clave que podrían amenazar la estabilidad política y social de la región.

Todos los departamentos y unidades dentro de la oficina deben trabajar para contrarrestar tales influencias, al «impedir que [los consulados] establezcan conexiones con figuras políticas clave [de China], abogados prominentes, ‘intelectuales públicos’, ‘defensores de los derechos’ y grupos de intereses especiales”, dijo la oficina a su personal.

El objetivo de la oficina es «romper todas las amenazas y redes» y no dejar espacio para tales intentos, indica el documento.

Un policía monta guardia frente al consulado de Estados Unidos en Chengdu, provincia de Sichuan, suroeste de China, el 26 de julio de 2020. (Noel Celis/AFP a través de Getty Images)

Métodos

Para abordar las amenazas percibidas, la oficina esbozó un plan de cuatro pasos, con medidas tales como vigilar las «actividades de infiltración» organizadas por los consulados extranjeros en la ciudad de Guangzhou, la capital de Guangdong, y “hacer todos los esfuerzos”, incluidos “recordatorios, advertencias y un leve grado de fuerza”, para disuadir, a las personas antes mencionadas, de asistir a los eventos celebrados por los consulados.

El personal de la oficina debía monitorear las organizaciones y las personas que tienen «vínculos estrechos» con los consulados extranjeros y recopilar cualquier información relevante, como sus antecedentes y cualquier cambio en sus «cuentas de activos», para eliminar cualquier «tentación financiera» de los consulados de EE.UU.

La oficina también planeó establecer una base de datos sobre diplomáticos extranjeros «clave» en China y utilizar grandes datos para rastrear sus ubicaciones. «Es una contramedida para enfrentar la infiltración y la subversión en curso», decía el documento.

La oficina advirtió al personal que sea «estratégico» en el equilibrio entre «prevención y control» y «colaboración y aprovechamiento».

Dado que Guangdong limita con Hong Kong, la oficina también detalló, en una sección separada, cómo el personal debe protegerse contra cualquier «contaminación» de las «fuerzas de oposición». Los «elementos independentistas» pueden intentar «colarse» participando en programas de intercambio cultural e invitando a académicos chinos a Hong Kong y convertirlos en «agentes domésticos», advirtió.

Hong Kong, una excolonia británica, volvió al dominio chino en 1997 y se le prometió un alto grado de autonomía, que el régimen eliminó en julio con una amplia ley de seguridad nacional. El Partido Comunista Chino (PCCh) suele calificar de separatistas a los activistas prodemocráticos de Hong Kong que hablan sobre la invasión de Beijing en los asuntos de la ciudad y los acusa de apoyar la independencia del territorio hongkonés del continente.

El régimen hizo hincapié en que, en caso de que tales fuerzas de oposición «realmente necesiten entrar» en Guangdong, deben ser supervisadas estrictamente y procesadas si muestran algún comportamiento problemático. El documento también establece planes para colaborar con los departamentos gubernamentales superiores pertinentes en Hong Kong, por ejemplo, proporcionando inteligencia, para eliminar cualquiera de las «influencias negativas» de Hong Kong en Guangdong.

El documento finaliza afirmando que el trabajo de “contrainfiltración” estaría en la agenda diaria. La oficina formó un «equipo de liderazgo» compuesto por altos funcionarios para asumir esta tarea.

El Departamento de Estado de EE.UU. no respondió de inmediato una consulta sobre el documento filtrado.

Intercambios académicos interrumpidos

Si bien el documento se centró principalmente en Guangdong, no está claro si otras ciudades chinas han emitido órdenes similares.

Un documento interno, de 2016, sugirió que las autoridades chinas indican cómo las instituciones académicas locales pueden interactuar con los diplomáticos estadounidenses.

El embajador de EE.UU. en China, Max Baucus, expresó su preocupación, a importantes funcionarios de la provincia nororiental de Jilin en 2016, por el acceso consular de múltiples universidades chinas, citando cancelaciones abruptas de conferencias programadas con funcionarios consulares estadounidenses en la cercana ciudad de Shenyang, según las actas de una reunión del gobierno, proporcionadas a The Epoch Times.

Wang Zhiwei, el entonces director de la oficina de asuntos exteriores de Jilin, se excusó usando la fecha de la conferencia, diciendo que todos los estudiantes estaban de vacaciones de verano y, por lo tanto, no podrían asistir; el entonces gobernador de Jilin, Jiang Chaoliang, a su vez, respondió que cualquier actividad que «no ponga en peligro la seguridad nacional de China» y «difunda energía positiva, debería estar bien».

“Quiero aclarar que no debería haber ningún problema con nuestras visitas a la universidad. No hay actividades de subversión”, le había dicho Baucus a Jiang durante la reunión. Luego le pidió a Jiang que «inste a las instituciones a que no rechacen interactuar con nosotros».

Llamado a la reciprocidad

Estados Unidos ha denunciado la falta de reciprocidad en lo que respecta a las interacciones diplomáticas con el régimen chino.

El 10 de septiembre, el secretario de Estado Mike Pompeo criticó la «hipocresía» de Beijing después de que el medio estatal chino, People’s Daily, rechazara un artículo de opinión redactado por el entonces embajador estadounidense en China, Terry Branstad. Pompeo calificó el razonamiento del periódico estatal como «una letanía de quejas».

«La respuesta de People’s Daily expone una vez más el miedo del Partido Comunista Chino a la libertad de expresión y al debate intelectual serio, así como la hipocresía de Beijing cuando se queja de la falta de un trato justo y recíproco en otros países», dijo en un comunicado.

Un trabajador intenta quitar la insignia de la pared del consulado de Estados Unidos en Chengdu, provincia de Sichuan, suroeste de China, el 26 de julio de 2020. (Noel Celis/AFP a través de Getty Images).

Los dos países han impuesto restricciones reciprocas a las misiones diplomáticas desde julio, luego de que el Departamento de Estado tomó medidas para cerrar el consulado chino en Houston por preocupaciones de espionaje. En represalia, Beijing cerró el consulado de Estados Unidos en Chengdu, capital de la provincia de Sichuan.

El 2 de septiembre, Pompeo anunció que los diplomáticos chinos de alto nivel en Estados Unidos tendrán que pedir permiso para visitar los campus universitarios de Estados Unidos y para reunirse con funcionarios locales.

“Simplemente exigimos reciprocidad. El acceso de nuestros diplomáticos en China debería reflejar el acceso que tienen los diplomáticos chinos en Estados Unidos”, dijo el secretario de Estado en una rueda de prensa el 2 de septiembre.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de China respondió aplicando restricciones a la Embajada de Estados Unidos en Beijing y a los consulados estadounidenses en China, incluido el de Hong Kong.

He Jian contribuyó a este artículo.

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